Votar bien.
Votar por cualquiera de las dos listas de la concertación, o por sus aliados del pacto Juntos Podemos, significa condenar a Chile a un quinto Gobierno de una coalición que ha demostrado muy pocas dotes de capacidad y grandes capacidades de corruptela, rapiña.
Sin duda alguna el país necesita urgentemente un cambio, cambio de mentalidad, de la gente retrograda que tenemos enquistada en La Moneda por personas que realmente sean progresistas y tengan interés, sumado a capacidades, para lograr sacarnos del subdesarrollo.
Argumentan que votar por los ricos es un error “ideológico” y moral, talvez olvidando que ahora los nuevos ricos se encuentran mayoritariamente en la coalición oficialista, y que han realizado sus fortunas gracias a los beneficios que provoca estar en las cercanías del poder.
Por otro lado ocultan que la derecha económica está con ellos, por eso la protegen entre algodones, y está con ellos porque la empresa florece bajo la protección de sus presuntos enemigos, que les brindan las posibilidades de grandes negocios, para obtener de ellos financiamiento político.
El nuestro no es un caso de resentimiento social, como resulta evidente en un Escalona o en otros líderes de esta izquierda renovada (¿?), nuestra crítica solo corresponde a la necesidad de establecer en la actividad pública la transparencia necesaria para que todos sepamos quien es quien.
Votar por el oficialismo, en cualesquiera de las tres listas en que está disimulado, es votar porque la injusticia social siga creciendo, es demostrar aprobación a una educación deficiente o a una salud vergonzosa, es hacerse cómplices de una rapiña escandalosa.
Sin duda alguna, aunque les moleste a las directivas del oficialismo, la alternancia es necesaria, ojala en forma permanente, para cambiar los equipos, enmendar los rumbos, llevar al poder a los más capacitados y por sobre todo para evitar la corrupción, al no darles el tiempo suficiente para armar sus máquinas de saqueo.
Vota con tranquilidad, infórmate de las alternativas, que hay varias, pero al momento de emitir nuestro sufragio, en el que entregamos la confianza y nuestra porción de la soberanía popular, hagámoslo concientemente, en paz y tranquilidad, de que estamos haciendo historia al elegir el futuro.