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viernes, 17 de octubre de 2008

Visita a Penal.

Visita a Penal.
Uno de los deberes humanos, fuera de amar al prójimo, es visitar a los enfermos, preocuparse de los ancianos y a los prisioneros para llevarles la necesaria conformidad ante las desgracias que están viviendo, eso es lo que debe hacer una persona que se declare seguidora del mensaje de Nuestro Señor Jesucristo.

Sin duda es más cómodo hacerse los lesos ante estas obligaciones morales y dedicarse a los asuntos personales, a pasarlo bien o simplemente dedicarse a pasear, abandonando de manera inhumana a aquellos que nos necesitan y que tanto han dado en beneficio de nuestra sociedad.

El sábado fuimos de visita al Penal del Punta Peuco., estuvimos con una gran cantidad de uniformados que padecen de la inclemente persecución de un aparato Judicial venal, corrupto y prevaricador, que, ante la falta de evidencias han decido encerrar a los nuestros con delitos inventados y muchas veces imaginarios.

Solo comentaremos el caso del Secuestro Permanente, figura delictual inexistente en nuestra legislación, que de ser cierto, al mantener encerrados a los captores de los secuestrados convierte a los Jueces en homicidas, pues impide que los plagiadores alimenten y se preocupen de la salud de las victimas.

La Justicia, que de acuerdo a las declaraciones del Presidente de la Corte de Apelaciones de Santiago solo “aplica las Leyes aprobadas por el Parlamento, ha inventado delitos, ha aplicado tratados no ratificados por Chile, lo que les convierte en Inconstitucionales por arrogarse funciones que no les corresponden.

Chile necesita con urgencia desarmar los espíritus para avanzar a la soñada Unidad Nacional, pues para el desarrollo necesita a todos sus hijos trabajando para sacar adelante esta magna obra, sin embargo, desde el Ejecutivo, con un afán de vendetta, se continúa sembrando odiosidades que nos dividen.

Nuestros presos políticos, pues son presos políticos aquellos que están detenidos por sus ideas o por acciones con motivación política, deben ser liberados a la brevedad para sanar de una vez por todas las heridas provocadas por las convulsiones irresponsablemente atizadas durante los años 70.

Curioso resulta ver que a nuestros prisioneros, que en el peor de los casos se les condena solo a probación de libertad, se les impida tener Internet, medio de comunicación personal irreemplazable, que los documentos que se les lleva sean revisados con afanes de censura, que se impida el ingreso de cámaras fotográficas.

Creemos que ha llegado el momento de exigir poner fin a esta situación aberrante en la que quienes entregaron su tranquilidad y su vida familiar para garantizar las libertades de los chilenos estén encerrados, mientras quienes nos agredieron con el terrorismo estén libres, en el Gobierno y lucrando de la caja Fiscal.

Nuestra gente está bien, la próxima semana iremos a ver a otro grupo, de Carabineros, que al igual que los Militares se encuentran totalmente abandonados por las instituciones que les ordenaron actuar y que sin duda necesitan ser reconfortados por la visita de gente que no es de sus familias.