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sábado, 30 de junio de 2012

Tirando la pelota fuera de la cancha...

 Nos preguntamos si esta es la ''libertad de expresión''
que pretende proteger un sector de nuestra clase
política.


También nos inquieta saber si estos serán los
''argumentos'' democráticos que algunos quieren
preservar.









Los dirigentes de la CONFECH parecen haber aprendido las lecciones de sus “patrocinadores” y ante cualesquier incidente optan por tirar la pelota fuera de la cancha intentando que las responsabilidades caigan sobre sus eventuales adversarios, en este caso sobre el Gobierno de Piñera.


Los directivos de la asociación de federaciones estudiantiles de las universidades del CRUCH no pueden negar que casi todas sus convocatorias has resultado en hechos de violencia, ataques a la propiedad pública y privada, intimidación a la sociedad y brutales agresiones a Carabineros.



Creemos que lo anterior justifica el llamado Gubernamental al Parlamento solicitando la aprobación de una legislación mandada el año pasado por el ejecutivo destinada a penalizar estos claros actos de terrorismo de encapuchados que usan las manifestaciones para sus propios fines.



No vemos en la llamada Ley Hinzpeter, personaje que pensamos debe ser sustituido por no haber cumplido su misión de dar seguridad a la ciudadanía, ningún atisbo de intentar impedir el derecho a manifestarse o de coartar la libertad de expresión, solo vemos la intención de sancionar a quienes practican el terrorismo.



Los que se oponen a esta Legislación sancionatoria a las prácticas de chantaje político están actuando, claramente, como cómplices de estas actividades, pues aunque de palabra las condenen, con su actuar, contario a lo que expresan, simplemente las están avalando y fomentando.






Destrucción, caos y atemorizar a la ciudadanía es la
pretensión de ciertos grupos anarco-marxistas.



(Las imágenes fueron tomadas de la página Frente Fotográfico, que publicita actos terroristas en nuestro país)

sábado, 23 de junio de 2012

Cambio de Gobierno en Paraguay, por Mario Montes.








Cambio de Gobierno en Paraguay,
por Mario Montes.



Aunque la UNASUR, entre otras organizaciones multilaterales, y muchos países del continente, especialmente los que se alinean con el chavismo,  hayan demostrado su molestia y pidan sanciones contra el nuevo Gobierno de Federico Franco, es necesario reconocer que la destitución de Fernando Lugo, y su posterior sustitución, se han atenido rigurosamente a la Constitución las Leyes de Paraguay.


La pregunta es ¿Qué mueve a los países que critican y piden castigos?, la respuesta nos parece que va por intenciones hegemónicas de algunas naciones, como Venezuela y Argentina, que quieren negarle a la institucionalidad de las otras naciones el derecho a poner fin a Administraciones que no están cumpliendo sus promesas, que provocan una matanza o que transgreden las normas de un buen Gobierno.


Nos llama la atención que  quienes claman por la autodeterminación de sus países y denuncian con dedo amenazador intrusiones de  otras potencias, no tengan remilgo alguno para intentar meter sus manos en un pequeño país que actuando puntillosamente dentro de su legalidad haya tenido la osadía de sacar del poder a un sujeto que les es útil para sus planes de manejar políticamente la zona.


Se han inventado todo  tipo de excusas, como calificar los sucesos como un golpe de Estado inaceptable, o acusaciones  de que no hubo un debido proceso, planteadas precisamente por aquellos que han torcido sistemáticamente las Leyes con el fin de inhabilitar a sus adversarios del pasado, sometiéndoles a ilegales e inmorales sanciones.


Creemos que no basta con hacer gárgaras con el respeto a los derechos humanos ni con la observancia de las libertades cívicas, es necesario demostrar con hechos reales, sobre todo considerando que muchos de los reclamantes conculcan los derechos de sus pueblos y permiten la aplicación  maliciosa de las Leyes.


Pensamos que hay que tener cuidado, de aceptarse los planteamientos de estas organizaciones internacionales, o de estos Gobiernos interesados, podríamos estar estableciendo de facto verdaderas dictaduras a plazo fijo, inamovibles aunque traspasen los umbrales de la legalidad, como es claro sucede en Argentina, o dictaduras que con verdaderos shows electorales se eternizan en el poder, como ocurre en Venezuela.

martes, 12 de junio de 2012

Una columna para meditar...



Síndrome 1969,
por Joaquín Fermandois





Una mayoría repetía ese año que "Jorge Alessandri será el próximo Presidente de Chile". Las encuestas lo aseguraban, aunque eran menos confiables que cuanto llegaron a serlo después. La certeza de que volvería a ser Presidente estaba en el aire. Para el público estaba la duda: ¿aceptaría Jorge Alessandri ser candidato?



El silencio lo fortalecía. Quizás, porque despuntaba la politización de los militares a raíz del "Tacnazo" en octubre de 1969, don Jorge adelantó el anuncio de su candidatura. De inmediato comenzaron las dificultades. Por una parte aparecieron los rivales, Radomiro Tomic y Salvador Allende, que de manera concertada se unieron para demoler al candidato de derecha. Comenzó la cuesta abajo del "Paleta" -cuyo gobierno, en realizaciones, no estuvo por debajo del de Frei Montalva, y fue profético sobre lo que requería el país-, y ello no sólo por los ataques inmisericordes de rivales coludidos con la prensa amarilla, sino también por la pésima campaña que realizó: sin dinámica, paralizada ante las críticas, con un programa que parecía un memorando interministerial, sin horizonte político, salvo por la afirmación de que su candidato rescataría al país.



La derecha no podía ganar con otro candidato, y con ceguera creyó que esa certeza del corazón le tenía asegurado el triunfo. Ello no sólo afectó la eficacia de la campaña -"Si el triunfo es seguro"-, sino que además la derecha no se esforzó por tener un cuadro de mensaje político que hiciera sentido. Nada de extraño en un sector reacio a pensar en ideas, pero más grave desde una posición de debilidad por las derrotas de 1964 y 1965, y por el ambiente cargado de pulsiones de crisis. Todas las cartas se pusieron no en un proyecto, sino en una persona que salvaría al país. Por eso las cabezas de la derecha se derrumbaron en lo más íntimo de su ser en la noche del 4 de septiembre de 1970, a pesar de que se perdió por muy poco.



Paradojas de la vida. Algo similar le está sucediendo a la Concertación en estos años. Pone todos los huevos en una canasta, la de la ex Presidenta Bachelet, que por cierto tiene muchas probabilidades de ganar las próximas elecciones presidenciales. En lo demás, en la Concertación reina el mayor desconcierto. Es verdad que en Chile la izquierda tiene más lenguaje político que la derecha, y por eso es menor el riesgo que presenta de hundirse en la confusión total, como la derecha en 1970. Pero, ¡cuánto se ha descendido desde el aplomo de los años de Ricardo Lagos! No es asunto de personalidad política, sino de la imagen y de la palabra acerca de qué se quiere de Chile. También, es más que ingenuo pensar que la candidata debe estar por sobre toda crítica, y que no se plantee en la campaña su reacción la madrugada del 27-F. Una multa de tránsito a un camión de la Papelera, de la que era presidente, bastaba para que a don Jorge se le armara un escándalo.



En la Concertación, junto a la incomodidad por haber desarrollado la estrategia económica y política a partir de 1990 que continuó un diseño ya existente, se suman tentaciones semiconfesadas por avanzar a posturas más audaces, o que se tienen por tales: forzar la igualdad teórica y finalmente falsa; extremar los cambios legales en los debates de valores, en vez de alcanzar posturas razonables; creer que ya existe una "energía limpia"; fe en el "milagro económico" de multiplicar los panes; un temor casi reverencial a no ser vetados por el exiguo Partido Comunista. En parte, aquí se revela la dificultad que existe para definir lo que es ser de izquierda hoy, y lo cómodo de escuchar cantos de sirena de otros ejemplos latinoamericanos, que nadie seriamente puede considerar que tengan una respuesta para el mundo de hoy.



Tomado de Diario El Mercurio del martes  12 de junio de 2012.