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jueves, 31 de marzo de 2011

Jaime Guzmán, cordial, por Gonzalo Rojas Sánchez.


Jaime Guzmán, cordial,

por Gonzalo Rojas Sánchez.



Cegatón, friolento y alfeñique. Esa era la impresión que podía dar Jaime Guzmán a un observador de primer contacto. Anteojos de mucho aumento, abrigo café con bufanda hasta bien avanzada la primavera, y un caminar algo endeble. Guzmán carecía, en efecto, de los atractivos propios del postulante a triunfador. Parecía, de entrada, una persona convaleciente, quizás recién salida a la calle después de una dura enfermedad. Todo eso, hasta que comenzaba a relacionarse más directamente, hasta que comenzaba a hablar.



Entonces, el novato universitario, la sencilla pobladora o el escéptico periodista extranjero quedaban cautivados. Porque Jaime Guzmán fue la palabra hecha vida y una vida de palabras lúcidas, calurosas y fuertes.



De cegatón, nada. Veía las vidas ajenas con penetrante claridad, y hablaba sobre esas existencias con total lucidez. Un día, ante la queja por la supuesta desviación de uno de sus colaboradores desde el mundo gremial a la actividad política, aclaró el punto: "Parece que tú no entiendes qué es la vocación personal; aprende a respetarla; déjalo tranquilo".



Esas luces profundas sobre los demás lo llevaban a imaginar a cada uno de los suyos trabajando en esto o en aquello -en docencia, en comunicaciones, en política-, pero siempre tratando de dilucidar qué sería lo adecuado para cada persona y, por lo tanto, dónde podría servir mejor a Chile. En eso era planificador, no hombre de libre mercado.



Y de friolento, mucho menos. La calidez de su palabra tenía múltiples dimensiones: el afecto de sus preguntas interesándose por las circunstancias de las otras vidas, las felicitaciones por los logros obtenidos, las respuestas dentro y fuera de clases a las mismas preguntas que año tras año surgían de entre sus alumnos, la polémica sonriente, sin descalificaciones. Todo eso, cordialmente.



Por cierto, nunca olvidarán el calor de sus conceptos quienes oyeron, poco antes de su muerte, esa terrible decisión: "Ustedes tienen familia; no deben exponerse. Sólo yo hablaré para votar que no al indulto de terroristas".



Para qué decir si correspondía o no llamarlo alfeñique. Por el contrario, era evidente la fortaleza de su ritmo de trabajo, con horarios algo desplazados desde media mañana hasta bien entrada la noche. Una clase, y dos reuniones, y una entrevista, y 10 llamadas telefónicas, y la redacción de dos discursos, y otra reunión, y otra clase, y dos conversaciones personales... Y, entremedio, oración, oración. No paraba.



Tampoco se ocultaba la persistencia con que perseveraba en sus objetivos. Apoyado en una memoria colosal, le importaba mucho más llevar a la práctica la decisión acordada que modificarla a raíz de un cambio inesperado en las circunstancias. Igual con la penetración de un argumento, en el que no cejaba ante las objeciones, porque estando intelectualmente seguro, buscaba nuevas fuerzas para desarrollarlo y hacerlo convincente.



Y si llegaba el momento de corregir a otra persona, su fortaleza era temible: "¿Por qué no cambias ese mal genio? ¿No ves que a veces no se te pueden encargar algunas cosas?". Comentarios tremendos, llenos de afecto, pero exigentes por su conocimiento certero de la debilidad ajena.



Hay quienes siguen empeñados en discutir si en política fue o no un intelectual; si había leído mucho o poco; si fue o no original en su pensamiento; si se guiaba por las ideas puras o sucumbió a veces a la necesidad de resultados.



Quizás sea otro el plano donde deba estudiárselo más detenidamente: como el hombre público chileno que con mayor eficacia administró afectos, generó vínculos, impulsó vocaciones. En eso fue insuperable.



Decisivamente, cordial.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Meditaciones a 20 años del asesinato de Jaime Guzmán, por Mario Montes.


Meditaciones a 20 años del asesinato de Jaime Guzmán,

por Mario Montes.



Amamos profundamente a Chile y por eso queremos seguir construyendo una nación sólidamente afirmada en los valores morales y espirituales propios de nuestras raíces cristianas. Amamos entrañablemente a nuestra familia y por eso queremos forjar una sociedad que siempre la respete y la fortalezca. Amamos intransablemente nuestra libertad y por eso queremos afianzar un sistema político y económico-social que combine democracia y progreso. Que ofrezca a cada hijo de esta tierra mayores y mejores oportunidades”.

Jaime Guzmán E.


Sumamente difícil resulta que alguien no esté de acuerdo con las sabias palabras que en su vida nos dejo el ex Senador Jaime Guzmán Errázuriz, pero a la vez, como hemos podido constatar en el actuar de quienes se dicen sus admiradores y seguidores, no es fácil seguir los preceptos de este santo, que a la vez fue un político de fuste.


Hace 20 años, cuándo este ilustre hijo de Chile fue asesinado, por la barbarie y el odio rojo, miles de personas asistieron a sus exequias y a sus funerales, una ola de incredulidad, rabia y dolor estremecieron al país de norte a sur, nadie en su sano juicio podía entender que a este hombre que solo hizo el bien le hubiesen eliminado.


El pecado de Jaime Guzmán fue haber tenido una vida de templanza, en la que fue absolutamente consecuente con lo que pensaba, nunca transigió ni con la falsedad ni con las acomodaticias posturas pragmáticas que caracterizan a nuestros políticos con su don especial de estar siempre al lado en que les es conveniente.


Jaime Guzmán fue un católico convencido, de misa diaria, un asceta que vivió con lo indispensable, pero que en todos los actos de su vida demostró un inmenso amor por nuestra Patria y una inmensa preocupación por la situación de nuestro pueblo, no en el entendido politiquero, en el sentido de todos los chilenos.


El amor a Dios, la familia, la libertad, la democracia, el progreso, la justicia social, la igualdad de oportunidades, la seguridad de los ciudadanos, la patria, los derechos humanos, fueron algunos de los temas en que fue intransigente, lo que, sin duda alguna, movió a los criminales a decretar su holocausto, exterminando a este hombre grande.


Jaime Guzmán no fue solamente un hombre de ideales, fue un maestro de juventudes, fue un ciudadano ejemplar, un joven que dio lecciones a una clase política que a cambio de beneficios o de poder fue capaz de llevar al país a enfrentamientos dolorosos, un creyente que llenó la vida pública de valores trascendentes.


No deja de entristecernos ver la desorientación de sus actuales seguidores, entre los que se han colado algunos que nada tienen que ver con las enseñanzas del martirizado, ni la ceguera política con que el partido que el fundo ha abandonado sus principios, transformándose en elementos sin Dios ni ley.

martes, 29 de marzo de 2011

Los Jaivas en La Moneda, por Cristina Bitar.

Los Jaivas en La Moneda,

por Cristina Bitar.



El Presidente Obama hizo algo inédito: en su reciente gira por América Latina sólo visitó dos países en Sudamérica y ellos fueron Brasil —obvio— y Chile. ¿Por qué nosotros antes que Argentina, Perú o Colombia? Probablemente porque Estados Unidos quiso dar una señal en el sentido de premiar a un país que hace las cosas bien, que tiene una democracia consolidada, instituciones sólidas y una economía que nos tiene prácticamente en las puertas del desarrollo. Pero al mismo tiempo que desde afuera reconocen estos inmensos avances, en nuestro propio país aún subsiste el contraste entre quienes entienden y contribuyen a darles solidez a los pilares sobre los que se funda este país y los que no entienden lo que ha pasado en las últimas décadas y se quedaron pegados en el pasado. Digo esto a propósito de la actuación de Los Jaivas en La Moneda el día de la cena en honor del Presidente Obama, y de las críticas que recibieron de algunas personas por esta presentación.


Los Jaivas son parte del patrimonio cultural de nuestro país, como Neruda, Violeta Parra o Roberto Matta. Ellos, así como muchos otros, están más allá de cualquier sector político al que legítimamente adhieran o hayan adherido; su arte es de todos, a todos nos enorgullece y lo sentimos como propio. Por lo tanto, forman parte del amplio espectro de materias que no son parte de la disputa política. La actitud de Los Jaivas de ir a cantar a La Moneda bajo el mandato de un presidente democrático, legítimamente elegido por todos los chilenos, sin importar su color político, es un gesto que los coloca a la altura en que merecen estar. Ellos estuvieron ahí porque son parte de Chile. No fueron a un acto político: fueron a representar al país nada menos que ante el Presidente de los Estados Unidos.


La crítica es pequeña, pero es reflejo de algo más profundo que no podemos dejar pasar. Todavía existen en nuestro país personas que no aceptan que pueda haber un gobierno de signo contrario al suyo legítimamente elegido. Eso, en el fondo, es no creer en la esencia de la democracia, que precisamente consiste en competir por el voto popular y aceptar que existe tanto la posibilidad de ganar como la de perder, y cuando se pierde se asume el respeto y la legítima subordinación a las autoridades de signo político contrario al propio. Sin esta convicción, no hay juego democrático posible.


Afortunadamente, los dirigentes chilenos han dado muestras de haber superado ese estado de inmadurez política. Durante cuatro gobiernos de la Concertación, los partidos de centroderecha se integraron institucionalmente a gobiernos de centroizquierda y, desde el año pasado, la Concertación, e incluso ahora los diputados del Partido Comunista, han hecho lo mismo bajo el gobierno del Presidente Piñera. Los que siguen pegados en el pasado son pocos, pero creo que es bueno no dejar pasar su gesto pequeño, porque no lo merecen Los Jaivas y porque debemos lograr que esas personas reflexionen y se incorporen de verdad, en cuerpo y alma, a nuestro sistema democrático.


El grupo de artistas que forman Los Jaivas tiene una posición política conocida y respetable, que en nada ha cambiado y nadie les ha pedido que lo hagan, pero si algo expresó que el Presidente Obama no se equivocó al venir a Chile fue precisamente el verdadero símbolo que significa que hemos logrado ser un país reconciliado y unido ante el exterior, que tenemos sentido de Estado y que nuestra casa de gobierno es de todos los chilenos, desde un presidente de centroderecha hasta Los Jaivas.


lunes, 28 de marzo de 2011

El festejo de Obama, y Evo tiró el mantel, por Hernán Felipe Errázuriz.


El festejo de Obama, y Evo tiró el mantel,

por Hernán Felipe Errázuriz.


La visita del Presidente Obama resultó impecable y mostró a Chile en el centro del escenario internacional, sin las tragedias del terremoto ni las angustias de los mineros.


EE.UU. ha cambiado, no tiene los medios para financiar programas paternalistas. Su Presidente decidió abandonar las irritantes políticas de intromisión en los asuntos internos de otros estados y postula relaciones más igualitarias. Habrá que cobrarle la palabra a Obama, valorar su visita en días críticos de su Presidencia, celebrar su paciencia para asistir a comidas y oír discursos interminables, y realizar proyectos conjuntos en tantas áreas en que estamos atrasados, en vez de sentirnos campeones mundiales.


Pocos días después, Evo nos amenazó con recurrir a los tribunales y organismos internacionales para forzarnos a entregar territorio. Tiró el mantel y despejó la mesa. Era predecible que pateara el tablero después de la abrupta caída en su popularidad y del convencimiento de que el grueso de la población chilena no está de acuerdo con los pocos que ofrecen enclaves, comodatos o cesiones del territorio nacional, como si fueran sus dueños y por temor a las críticas internacionales.


Ahora Chile puede sentarse a una mesa despejada y buscar lo mejor para ambos países, dentro de lo que es posible. No será fácil. Evo, amigo de Jaddafi -ha viajado por años a Trípoli a recibir premios y platas del libio-, tiene algunas de sus patologías: amenaza, miente y crea expectativas imposibles a su pueblo; le soplan desde el Caribe, culpa de sus desventuras al empedrado extranjero, se da increíbles volteretas (propone cese del fuego, por debajo dispara, y no transa ni una molécula). Su bipolaridad lo lleva a pensar que puede demandar y negociar a la vez. Tendrá que escoger.


Debemos informar al mundo de las facilidades gratuitas excepcionales que se otorgan a Bolivia para salir al mar, que apreciarían los 30 y tantos países sin costa. La cualidad marítima no es garantía ni obstáculo significativo para el desarrollo. Lo saben los haitianos, que tienen mar, y también los suizos, austríacos y tantos otros que no lo tienen; unos pobres y otros muy ricos.


Es importante seguir abiertos a cooperar generosamente con los vecinos bajo nuevas fórmulas, y dejar en claro que, como las demás naciones, no estamos dispuestos a entregar territorio. Ningún país lo ha hecho desde mediados del siglo pasado: revisar las fronteras desencadenaría toda clase de conflictos y guerras.


Más de algún gobierno solidarizará con Evo. Así ha sido siempre y no hay que temer cuando se defiende la integridad territorial. La estamos defendiendo unidos en La Haya. Es bueno que estemos juntos, sin distinciones partidistas, sea cuando viene Obama como cuando Evo tira el mantel.

viernes, 25 de marzo de 2011

¿No te lo dije?, por Roberto Ampuero.

¿No te lo dije?,

por Roberto Ampuero.

La crisis nuclear de Japón tras el terremoto y tsunami, así como la intervención internacional en Libia, me sorprendieron en una gira literaria por Alemania y España, lejos de Estados Unidos, mi país de residencia. No tardó mucho en quedarme claro que, especialmente, los alemanes contemplan y reaccionan ante esto de forma muy diferente a los estadounidenses.



Mientras estos últimos siguen con interés las operaciones en las plantas nucleares afectadas y sus medios informan en forma ágil desde el terreno, en Alemania la reacción ciudadana es en dos tiempos. Por un lado, la natural curiosidad por enterarse a fondo de cuanto ocurre; por otro, una obsesión, que redunda en pánico, por averiguar si algo semejante puede suceder en Alemania. Si en Estados Unidos se trata de conocer claramente lo acaecido en un país remoto, en Alemania la crisis japonesa devino en una suerte de desastre propio y escenario inminente.



Para el estadounidense medio, el asunto es una tragedia que ocurre en otro país, al que hay que socorrer con toda la tecnología disponible. Para el alemán, la tragedia es al mismo tiempo una agobiante amenaza para su propio país, pese a que Alemania no es región sísmica ni de maremotos. Para muchos alemanes, Japón demuestra que la seguridad total de las plantas nucleares es una ilusión ante una catástrofe natural, un accidente o un atentado terrorista. Para los alemanes, Japón prueba además que, en crisis extrema, la tecnología no se comporta como lo suponen los científicos.



En vísperas de las elecciones en el estado de Sajonia-Anhalt, donde el gobierno de la Canciller federal Angela Merkel triunfó este domingo, el tema nuclear agobió tanto a la ciudadanía que la líder democratacristiana se vio obligada a anunciar una revisión del tradicional respaldo de su partido a la energía nu- clear. Este cambio tiene un capítulo previo que conocí de cerca durante los años que viví en Alemania: cuando se produjo Chernobyl, en 1986, el partido ecologista de Los Verdes y la conciencia ambientalista se encontraban en su apogeo. Chernobyl demostraba que la tragedia nuclear era una amenaza real para toda la humanidad.



Quienes respaldaban entonces la energía nuclear, como el líder conservador Franz Josef Strauss, manifestaron, sin embargo, que Chernobyl se debía a la lamentable tecnología soviética, y que la occidental, moderna descartaba un accidente semejante. Un cuarto de siglo más tarde, la realidad demostró que quienes predicaban el desastre, muchachos entonces, políticos maduros hoy, tenían la razón.



Es probable que los propugnadores de la energía nuclear en Alemania apuesten hoy al perfeccionamiento de la seguridad de plantas nucleares y a la mala memoria de la población, pero es difícil que sus adversarios bajen la guardia. Esto conducirá a un uso ampliado de energías alternativas. En Estados Unidos, donde la sociedad civil es menos activa, no se espera que haya golpes de timón drásticos a la política nuclear, menos durante la crisis económica.



Si la naturaleza dotó sólo a ciertos países de petróleo, y la energía nuclear les permite paliar esa desventaja a los que carecen del crudo, ahora los países sísmicos sin petróleo no podrán recurrir a la tecnología nuclear para suplir lo que natura no les dio. Los estados que queden atascados en la disputa entre partidarios y detractores de la energía nuclear y no promuevan el uso de tecnologías alternativas serán los grandes perdedores en este terreno.



En Chile es urgente incorporar a la población en la definición de la política energética futura.

jueves, 24 de marzo de 2011

Para los EE.UU., con respeto, por Gonzalo Rojas Sánchez.


Para los EE.UU., con respeto,

por Gonzalo Rojas Sánchez.





Criado desde los cinco años en un ambiente en que había que aprender pronto a hablar inglés ( A merican , por cierto) y celebrar el 4 de julio cantando " Oh, say can you see... ", asumo el sesgo, pero agradezco esa formación.



Treinta y cinco años después de egresar del Saint George's College, llegó la posibilidad de enseñar Historia de los Estados Unidos de América en un cuarto año de Licenciatura. A estudiar mucho; no quedaba otra. Manuales, monografías, clásicos, papers de última generación; facts, facts . Pero al mismo tiempo que armaba el aparato de datos, comenzaron a aflorar las coordenadas fundamentales de la historia estadounidense, como si los 12 años de básica y media, en bloque, se posaran bajo el profesor.



¿Qué apareció entonces? ¿Qué enseño hoy? Ante todo, que los Estados Unidos son un proyecto de salvación propia que está preñado de un sentido misional: " In God we trust" es la divisa que mueve a los primeros peregrinos y que -aunque mil veces afirmada y unas cuantas decenas de veces también traicionada- sirve como referente para su actuar hacia el mundo entero.



Pocas naciones -¿existe otra?- se atreven a medirse y ser juzgadas por esa vara, nada menos que la del Creador. Las demás creaturas podemos calificar el intento como hipócrita, pero quienes lo sostienen, conscientes de esa crítica, merecen el respeto que se dispensa al valiente.



Está también su portentosa aventura de la libertad, del emprendimiento y de la creatividad. Es el american dream que cautiva y acoge a millones desde comienzos del siglo XVII, pero que también los ha devorado con un pragmatismo y un individualismo que no se ha compadecido con los sujetos de color rojo (nativos) o de color negro (esclavos) o incoloros (los aún no nacidos y abortados). Para muchos de ellos, y por mucho tiempo, los sueños han sido interrumpidos. No han tenido ni paz ni vida.



Un tercer elemento es la conciencia de su grandeza nacional. Cantábamos de niños: " America, America, God shed his grace on thee". De océano a océano, su destino manifiesto ha sido expandirse en todas las direcciones que el territorio permitía. Lo conquistaron, lo poblaron, lo desarrollaron. Pero está pendiente todavía que lo humanicen plenamente.



Para intentarlo, iniciaron un experimento republicano, bastante receloso de la democracia popular, que poco a poco, sensatamente, fueron transformando en una práctica de amplia participación. " We the people of the United States", declararon originalmente, pero les ha costado mucho hacer realidad esa premisa. Y, por eso mismo, nada de mal estaría que, con toda sinceridad, reconocieran ante la historia comparada en cuántas cosas han ido ganando terreno gracias a los ejemplos ajenos.



¿Son efectivamente un crisol de razas, de mentalidades y de sectores sociales como para autodeclararse la melting pot por excelencia? Depende. Qué duda cabe de que ninguna dimensión de lo humano les es ajena, que born in the USA es un sello que garantiza enormes posibilidades hacia adelante, por esa misteriosa igualdad en el punto de partida. Pero, por otra, es indudable también que todavía, incluso post Obama, importan, y mucho, el acento y el color de la piel.



No puede terminar el curso sin una referencia al afán bélico de los Estados Unidos. Hace ya casi 250 años que, en el mundo entero, han sido una maquinaria estratégica de influencias diplomáticas y de guerra. " Semper fidelis " es el lema de sus marines , de los que desembarcan en todas las tierras para hacer la guerra, para llevar la paz.



Gracias, muy noble. Pero no esperen que evitemos preguntarnos si lo hicieron bien, si nos fueron fieles, también a nosotros. En la diplomacia en Chile; en la guerra en Libia.


miércoles, 23 de marzo de 2011

Obama en Chile, por Gonzalo Müller.




Obama en Chile,

por Gonzalo Müller.



La visita de Barack Obama a nuestro país despertó en los chilenos un especial sentimiento de orgullo, no por los anuncios hechos, sino por el reconocimiento implícito en elegir a Chile como plataforma para el lanzamiento de un nuevo trato para las Américas, uno que habla de trato igualitario, de respeto mutuo y de avanzar hacia una mayor integración.



La necesidad de reconocimiento es intrínseca en el ser humano, y en nuestro caso, como un país distante del resto del mundo, se ve acrecentada. Por eso nos resulta valioso no sólo el ser elegidos para esta visita oficial, sino que el reconocimiento de nuestro estatus como país en vías de ser desarrollado, con instituciones y políticas públicas que garantizan una sociedad de oportunidades y donde la promoción social es cada vez más una realidad.



El Presidente Obama no hace otra cosa que poner en evidencia el camino recorrido como sociedad en los últimos 30 años. Porque el reconocimiento que recibimos hoy es el fruto del esfuerzo de todos, de Gobierno y oposición, de todos los sectores sociales, los que han sido capaces de avanzar en consensos básicos sobre cómo desarrollarnos política y económicamente: nuestro modelo de acuerdo social y la capacidad de alcanzar entendimientos son un patrimonio que destaca transversalmente a nuestra clase política.



La imagen de Chile que nos relata Obama es el fruto del esfuerzo de décadas de entender que en las relaciones internacionales no puede haber divisiones, y que todos los actores políticos tienen un mismo discurso, que trasciende las legítimas diferencias internas para consolidar internacionalmente a nuestro país. Hoy Chile, por hechos coyunturales como el terremoto y el rescate de los mineros, ha sido expuesto al mundo como nunca antes, y esa exposición mediática debemos concluir que nos ha pillado en buen pie: hay mucho de qué sentirse orgullosos por lo avanzado en los últimos 20 años.



Todavía nos falta también mucho para sentirnos desarrollados. La pobreza sigue siendo un flagelo para más de 700 mil personas y es difícil pensar en hablar de una sociedad más igualitaria cuando para muchos eso no es verdad: no hay mayor desigualdad que la pobreza. Por eso el Presidente Piñera, en su discurso ante la visita de Barack Obama, ha reiterado su compromiso de que en Chile, antes de que termine esta década, terminaremos con la pobreza.



Educación es la clave para ello. Por eso el ejemplo de Michelle Obama hablándoles a los alumnos de uno de los nuevos liceos Bicentenario, dando testimonio de que la superación ante la adversidad es posible, de que el esfuerzo personal y las oportunidades que da una educación de calidad son una esperanza cierta para todos los niños de Chile, sin importar su condición social.



Son muchas las lecciones que nos deja la visita de este carismático líder norteamericano. Los que esperaban medidas concretas o la oferta de un trato especial de socio estratégico quizás queden decepcionados, pero a aquellos que tuvieron la oportunidad de detener por un momento la lucha política y constatar el reconocimiento que nos hace a nosotros como sociedad y a nuestro pasado reciente, al decir que el secreto del éxito de Chile está en su pueblo, nos debiera mover a valorar y cuidar ese patrimonio, esa capacidad de esfuerzo y sacrificio, de construir consensos sociales amplios y de enfrentar unidos los desafíos que todavía nos quedan para entrar al desarrollo.


sábado, 19 de marzo de 2011

Fronteras peligrosas, por Hernán Felipe Errázuriz.


Fronteras peligrosas,

por Hernán Felipe Errázuriz.


Debemos mejorar el control de nuestras fronteras. Vivimos entre dos fuegos: Chile está acosado por el narcotráfico boliviano y por los riesgos de que Perú se transforme, este año, en el primer productor de cocaína del mundo. En Bolivia, tercer productor mundial, el narcotráfico ha infiltrado a las más altas esferas. Esta semana fue arrestado un general retirado y oficiales bolivianos por tráfico de cocaína a través de Arica. El general se desempeñó como "zar antidrogas" del Presidente Morales y dirigía su Centro de Generación de Inteligencia. La red de corrupción habría facilitado 14 embarques. Esta lucha contra la corrupción y las drogas continúa y requiere una renovada cooperación con nuestros vecinos y también con Estados Unidos, el principal consumidor: en la visita de Obama, este tema se debería reforzar.



También esta semana se publicaron dos inquietantes reportes anuales sobre narcotráfico: el de Naciones Unidas y el del Departamento de Estado. Ambos consignan que la droga de los países vecinos transita a terceros mercados y aumenta su consumo en Chile. Según el informe de Naciones Unidas, los estudiantes de enseñanza media chilenos son, proporcionalmente, los mayores consumidores de cocaína de Sudamérica.



En el combate del narcotráfico, Chile enfrenta serias dificultades por la falta de vigilancia de sus fronteras con Bolivia y Perú, con numerosos pasos ilegales. Adicionalmente, el Tratado de 1904 exige la autorización de Bolivia para inspeccionar sus cargas en tránsito por Chile. Estos obstáculos favorecen un abuso alarmante de las facilidades de tránsito que se otorgan a Bolivia. A la vez, son una amenaza para la certificación internacional para el comercio de los puertos de Iquique, de Antofagasta y especialmente de Arica.



El descontrol de nuestras fronteras quedó en evidencia hace un par de años, con el ingreso inadvertido, al este de Arica, de un camión militar con 20 soldados y un coronel peruanos. Hasta ahora nadie se ha hecho cargo del bochornoso incidente, que sólo significó un risible sumario para un sargento de Carabineros del Complejo Fronterizo de Chacalluta, por haberle dado salida libre al contingente armado, como si hubiese podido detectar su ingreso o detenerlo. Antes de seguir gastando decenas de millones de dólares y destinando varios centenares de policías y uniformados a vigilar en Haití, se debería fortalecer nuestro control fronterizo.



Es un secreto a voces de que una de las razones de Perú para rechazar el corredor boliviano en la frontera norte, fueron los riesgos que podría significar para su seguridad y la garantía de limitar con Chile. Quienes promueven otorgar concesiones territoriales a Bolivia no pueden desconocer esas realidades.


martes, 1 de marzo de 2011

LAS SUCIAS ARGUCIAS DE BACHELET FRENTE AL TSUNAMI.

LAS SUCIAS ARGUCIAS DE BACHELET

FRENTE AL TSUNAMI.



Agobiada por su conciencia y culpas la Ex Presidente de Chile Michelle Bachelet, no trepida en escudarse en la mentira y la mofa de un hecho que entristeció el alma nacional, por las consecuencias del tsunami post terremoto. Tanto así que este fin de semana recurrió a dos ridículos y burlescos artificios.




El primero, aunque no niega haber recibido la oportuna alerta de tsunami de parte de la Armada Nacional (porque no puede hacerlo), dice que “nunca recibió la confirmación del hecho”. ¿Quién entiende eso? Esa es una sucia y vergonzosa argucia, más aun cuando trata maléficamente de evadir responsabilidad diciendo con descarado cinismo, que la única respuesta contundente la recibió al mediodía siguiente.



Lo anterior es un artero ataque de Bachelet a nuestra Armada Nacional, recordemos (y existen documentos que lo comprueban), que inmediatamente después del terremoto del 27 de Febrero del 2010, la Armada Nacional dio aviso al gobierno (Bachelet y ONEMI), de un inminente tsunami en las zonas devastadas. ¿Qué hizo la señora Bachelet cuando recibió este primer aviso de alarma, a minutos de ocurrido el terremoto?... NADA, ABSOLUTAMENTE NADA. Posterior a eso la Armada dio un segundo aviso de alarma, el que también fue ignorado por Bachelet.



Esos documentos oficiales existen, y ningún juez (por tendencioso que sea como están las cosas en Chile), los puede obviar.



Si Bachelet hubiera reaccionado con profesionalismo, Chile no tendría que lamentar el fallecimiento de centenares de personas producto del tsunami. Mas digno sería que la concertación diera gracias a la Armada Nacional y a Carabineros, Instituciones que sin observar el silencio irresponsable del gobierno, actuaron por su cuenta alertando a la población en los lugares guarnecidos por ellos. De no ser así los muertos habrían sido millares.



Bachelet no puede hoy con descaradas mentiras evadir la responsabilidad que le cabe en el fallecimiento de cientos de chilenos. No puede ser tan cínica y defenderse diciendo que “NO RECIBIO CONFIRMACION DEL TSUNAMI”… la confirmación señora Bachelet, FUE EL PROPIO TSUNAMI. La alarma es un aviso de peligro inminente que no requiere ser confirmado, es más, obliga a actuar con prontitud y celeridad. Y en este caso puntual, dicha alarma fue entregada por una Institución responsable, no por cualquier persona.



Tampoco Bachelet puede evadir su responsabilidad esgrimiendo que el SHOA (Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada), retiró la alerta de tsunami. Porque eso ocurrió ya avanzada la madrugada, en momentos en que la población ya debió estar alertada por el gobierno y evacuada de la zona de peligro. Por lo tanto ese aviso del SHOA no puede ser motivo de justificación para Bachelet, a esa hora el tsunami ya arrasaba las costas chilenas.



El segundo ridículo y burlesco artificio de Bachelet es el llamado que hace al actual Gobierno a trabajar en la reconstrucción y ¡“no buscar culpables en el pasado”!. Realmente da asco escuchar eso de una mujer que fue mandataria del conglomerado más artero, difamador y vengativo; que lleva casi cuarenta años buscando y persiguiendo “culpables del pasado”, a las personas que tuvieron que reconstruir lo que ellos destruyeron. Esto último más vale obviarlo, tanta suciedad ennegrece y daña los espíritus.



Hay que reconocer sí que Bachelet tuvo razón al no participar en la conmemoración del primer año del terremoto y maremoto, en su oscura conciencia está la vida de cientos de chilenos.



Alejandro Russell O’Kuinghttonss.