Porque no somos desmemoriados, porque vivimos los aciagos tiempos de la Unidad Popular, porque fuimos testigos de la siembra de odiosidades, porque debimos hacer largas “colas” para “conseguir” algún alimento para nuestros hijos, porque vimos a los descerebrados armados que amenazaban con paredón a los opositores, porque fuimos testigos de cómo se destruía al país, porque fuimos participes de la reconstrucción nacional y porque sabemos los esfuerzos de los chilenos por restañar las inmensas heridas que dejaron.
Podríamos citar miles de porqués más, pero creemos que es suficiente para graficar en pocas palabras lo que sucedió en Chile durante el Gobierno del difunto ex Presidente Salvador Allende Gossens, es que defendemos la obra re-fundacional del Gobierno de las Fuerzas Armadas y de Orden que encabezara el ex Presidente General Augusto Pinochet Ugarte y nos sentimos orgullosos de la labor que realizamos las inmensas mayorías por recuperar la unidad nacional, reencaminarnos a la senda del desarrollo y la devolución de nuestra democracia.
Hay algunos que por comodidad, cobardía o simple desidia dejan que se diga cualesquier cosa y que se estigmatice a quienes colaboraron en esta tarea titánica por recuperar nuestra Patria, seriamente amagada por mentes colonizadas por el Imperialismo Soviético, gracias a Dios hoy fenecido, y amenazada por mentes tortuosas que pretendían imponernos con la fuerza bruta la dictadura del proletariado, o por el inhumano expediente del hambre, oprimiendo a un pueblo orgulloso de sus libertades y deseoso de lograr salir de la miseria.
Quienes hoy nos Gobiernan, haciendo una falsificación monstruosa de los sucesos, pretenden sindicarnos con dedos acusadores por el desastre social e institucional que ellos mismo provocaron con sus ambiciones desmedidas de poder y sus mentes calenturientas que trataron de conducirnos a una monstruosa guerra civil destinada a conculcar nuestros derechos ciudadanos y aherrojar las libertades que tan difícilmente nuestro país había logrado construir.
Un detalle importante de rememorar y que al parecer nuestras autoridades quieren que se olvide es que los institutos armados chilenos no tenían ambiciones de poder, lo que queda demostrado con los tres años que suportaron que nuestro pueblo fuera humillado, pueblo del que aunque moleste a algunos forman parte integral, y que fueron “metidos” en la política por el propio Allende que al ver que la situación de le escapaba de control nombró a muchos “uniformados” en cargos de responsabilidad política, quizás con la esperanza de poder cargar sobre ellos su responsabilidad de la hecatombe que había construido.
Parafraseando a la Presidente Michelle Bachelet, en su intervención en el semi desierto court central del Estadio Nacional, durante la celebración oficialista de los 20 años del plebiscito de 1988, nosotros nos sentimos orgullosos de ser los hijos de la dictadura porque sin duda no nos gustaría ostentar el título que merecen los hijos de mala madre que pretenden crear nuevamente las condiciones para que tropecemos con esa piedra que tanto sufrimiento y dolor produjo a los chilenos.