Referirse a faltas de probidad o de honestidad parece una forma elegante de decir ladrones o sinvergüenzas, pero las primeras por ser eufemismos “edulcorados” no tienen la fuerza ni la llegada de los segundos, que son las expresiones que definen con claridad, y son fácilmente entendibles por los ciudadanos, actitudes repudiables en las sociedades democráticas.
Hemos sufrido un bombardeo de dobles significados de las palabras, así la dictadura de proletariado se ha transformado por obra y gracia de la deformación del castellano en una expresión que implica la protección de los derechos y libertades de las personas, llegándose a la monstruosidad que el matonaje izquierdista del lenguaje es representado como defensa de derechos humanos.
Similares “evoluciones” manipuladas han implicado la falsificación de nuestra historia, así el destructor de nuestra Patria, Salvador Allende Gossens se ha transformado en un gran chileno, haciendo olvidar que nos llevó a enfrentamientos fratricidas o que demolió al país social, moral e institucionalmente, con el brutal contrasentido de tratar a los liberadores y reconstructores como delincuentes.
La impostura ha llegado a grados tales de falsía que a Ricardo Lagos Escobar se le ha pretendido calificar como un gran estadista, en circunstancias de haber realizado un Gobierno ruinoso para el país, haberse aprovechado de las necesidades populares para escalar el poder, inoculado la corrupción en la administración y haber jugado con los sueños del pueblo.
En la actualidad nos pretenden convencer que el Gobierno de Doña Michelle Bachelet Jeria es progresista, que se preocupa de la gente, que trabaja arduamente para solucionar los problemas de los chilenos, es circunstancias de que la realidad nos muestra que actúan como sordos al clamor popular, que son impermeables a las criticas condiciones en que ha sumido a la población.
Si seguimos guiándonos por estos eufemismos y siguiendo a los eslóganes que fabrican estaremos condenando al país a un quinto Gobierno de una coalición oficialista fracasada y contundentemente anti popular, que solo se ha dedicado a solucionar los problemas de la clase política y ha abandonado a la población en el absoluto abandono, sumiéndola en una espantosa miseria.
Se acaba de conmemorar el vigésimo aniversario del Plebiscito del 1988, en el que el pueblo votó mayoritariamente por el NO, creemos que este aniversario debe llevarnos a repetir la epopeya, diciéndole que NO a unas administraciones que han demostrado una singular incapacidad y una gigantesca rapacidad.
Hemos sufrido un bombardeo de dobles significados de las palabras, así la dictadura de proletariado se ha transformado por obra y gracia de la deformación del castellano en una expresión que implica la protección de los derechos y libertades de las personas, llegándose a la monstruosidad que el matonaje izquierdista del lenguaje es representado como defensa de derechos humanos.
Similares “evoluciones” manipuladas han implicado la falsificación de nuestra historia, así el destructor de nuestra Patria, Salvador Allende Gossens se ha transformado en un gran chileno, haciendo olvidar que nos llevó a enfrentamientos fratricidas o que demolió al país social, moral e institucionalmente, con el brutal contrasentido de tratar a los liberadores y reconstructores como delincuentes.
La impostura ha llegado a grados tales de falsía que a Ricardo Lagos Escobar se le ha pretendido calificar como un gran estadista, en circunstancias de haber realizado un Gobierno ruinoso para el país, haberse aprovechado de las necesidades populares para escalar el poder, inoculado la corrupción en la administración y haber jugado con los sueños del pueblo.
En la actualidad nos pretenden convencer que el Gobierno de Doña Michelle Bachelet Jeria es progresista, que se preocupa de la gente, que trabaja arduamente para solucionar los problemas de los chilenos, es circunstancias de que la realidad nos muestra que actúan como sordos al clamor popular, que son impermeables a las criticas condiciones en que ha sumido a la población.
Si seguimos guiándonos por estos eufemismos y siguiendo a los eslóganes que fabrican estaremos condenando al país a un quinto Gobierno de una coalición oficialista fracasada y contundentemente anti popular, que solo se ha dedicado a solucionar los problemas de la clase política y ha abandonado a la población en el absoluto abandono, sumiéndola en una espantosa miseria.
Se acaba de conmemorar el vigésimo aniversario del Plebiscito del 1988, en el que el pueblo votó mayoritariamente por el NO, creemos que este aniversario debe llevarnos a repetir la epopeya, diciéndole que NO a unas administraciones que han demostrado una singular incapacidad y una gigantesca rapacidad.