Resulta asombroso, los que salvamos al país de la tiranía marxista, los que debimos deslomarnos para reconstruirlo y que además pagamos la cuenta del desastre provocado por los mismos que ahora se encuentran en La Moneda, y que además se auto indemnizan por los “sufrimientos” que se les produjo, estamos callados viendo como se lo roban todo.
No sabemos si será un rasgo atávico, pero los chilenos en general no somos reclamadores sobre nuestros derechos, pareciera que nos da vergüenza pedir lo que nos corresponde, o si simplemente nos han “apocado” tanto con las versiones de lo bien que va al país, que hemos llegado a la conclusión de que debemos ser tontos que nos va tan mal.
Como expertos en el engaño y la mentira, las Autoridades se vanaglorian de las cifras macroeconómicas, si esas que heredaron de Pinochet y sus políticas económicas, pero nos ocultan puntillosamente los desastres de lo que realmente ocurre en el país. La clase media se pauperiza, las clases humildes pasan hambre, las pymes están en vías de extinción.
Se nos habla contra los ricos, pero rigurosamente se oculta que los ricos actuales son ellos, enriquecidos a la vera de la “teta” Fiscal, de los negociados con valores inflados, de las propuestas brujas o del uso abusivo de informaciones privilegiadas que maneja la Administración de turno y que tantos y tan buenos dividendos produce a los “amigos” del régimen imperante.
Nos amenazan con las penas del infierno si tenemos la osadía de elegir a otros para la conducción del país, parece que ya han olvidado que hemos pagado la cuenta de la destrucción que provocaron con el Gobierno de Allende, la de la reconstrucción que debieron realizar los Militares y que llevamos 18 años y medio pagando la de la farra que ellos se han pegado.
Chile ya ha pagado demasiadas cuentas por haber elegido mal, los costos han sido elevadísimos en la falta de desarrollo, en el cierre de las oportunidades para los más jóvenes, en la vida miserable que damos a nuestros viejos, en el derroche, cuándo no robo, de los medios producidos por impuestos con que abusivamente exprimen al contribuyente.
Estamos ciertos de que no hay nuevas cuentas que pagar, lo que hay que hacer es un relevo en las posiciones de poder, sacando a quienes han demostrado soberbia, incapacidad, ineptitud y falta de honestidad, para reemplazarlos por otros que posean las cualidades, y calificaciones necesarias, para comandar un buque que por tanto tiempo ha ido a la deriva.