Falsamente el Gobierno, y los cipayos que lo rodean, pretenden que el impuesto especifico a los combustibles solo afecta a los más ricos de la población, mentira que queda demostrado por el simple ejercicio de analizar que a las grandes rentas no les incide mayormente, que cargan los valores de estos consumos a las empresas o que simplemente las actividades más lucrativas están exentas de ellos.
El impuesto específico a los combustibles, que decir del que afecta al pan que simplemente azota a los más débiles que deben destinar casi el total de sus ingresos a mal comer, golpea devastadoramente a la clase media, a las pequeñas y medianas empresas, y sube los precios de los productos de primera necesidad a los más pobres de nuestra sociedad a los que deshumaniza cada día sus condiciones de vida.
Se aduce que este tipo de impuestos es muy eficiente y que deben ser reemplazados por otros para asegurar el funcionamiento del Estado, lo que es totalmente falso, pues de ser así no veríamos estallar a diario las escandaleras de que somos testigos de los desvíos de fondos fiscales a actividades políticas, la cada día mas común rapiña y la dilapidación monstruosa que se hace de los recursos del pueblo.
Como agregado a lo anterior es necesario puntualizar el contrasentido de que el Chile los combustibles suben cuándo en el mercado internacional bajan y siguen manteniendo su tendencia alcista cuándo en el mundo se derrumba su precio. Este mercado, monopólico, es manejado por ENAP con escasa transparencia y sin ninguna ligazón con los costos reales de producción que tiene la empresa Fiscal.
Los impuestos indirectos, esos que se tratan de disfrazar para que la gente los pague sin darse cuenta son una burla para el pueblo, creemos que más lógico sería que existiesen tributos directos que graben las utilidades de las grandes empresas o los inmensos recursos que están saliendo del país por la vía de las mineras, pero es imprescindible aliviar la carga que afecta a las personas.
La justicia tributaria no existe en Chile, los Gobiernos de la Concertación han pauperizado a las personas en beneficio de grandes corporaciones, lo que aparece como un contrasentido del socialismo que pregonan, pero, que parece tener justificación en los ascendentes beneficios que recibe la clase dorada de los políticos que han asaltado la caja pública y se arrellanan en sus sillones sin escuchar a los ciudadanos.
Sin duda alguna con la mantención de estas injustas situaciones están subiendo a niveles peligrosos la carga de la caldera social, jugando un poco con la proverbial paciencia de nuestro pueblo, pero olvidando que una vez que constata que sus problemas no serán solucionados tiene reventones de imprevisibles consecuencias, que serán responsabilidad exclusiva de quienes han abusado de nuestra paciencia.
En el pasado, los mismos que ahora están en La Moneda, al tratar de dominarnos por el criminal expediente de intentar manejarnos por el hambre, provocaron un Golpe de estado de duras consecuencias para reconstruir el país que habían destruido, ahora, pareciera que quieren provocar situaciones similares que sin duda no movilizarán a los uniformados, pero crean las condiciones para que el pueblo se desquite.
El impuesto específico a los combustibles, que decir del que afecta al pan que simplemente azota a los más débiles que deben destinar casi el total de sus ingresos a mal comer, golpea devastadoramente a la clase media, a las pequeñas y medianas empresas, y sube los precios de los productos de primera necesidad a los más pobres de nuestra sociedad a los que deshumaniza cada día sus condiciones de vida.
Se aduce que este tipo de impuestos es muy eficiente y que deben ser reemplazados por otros para asegurar el funcionamiento del Estado, lo que es totalmente falso, pues de ser así no veríamos estallar a diario las escandaleras de que somos testigos de los desvíos de fondos fiscales a actividades políticas, la cada día mas común rapiña y la dilapidación monstruosa que se hace de los recursos del pueblo.
Como agregado a lo anterior es necesario puntualizar el contrasentido de que el Chile los combustibles suben cuándo en el mercado internacional bajan y siguen manteniendo su tendencia alcista cuándo en el mundo se derrumba su precio. Este mercado, monopólico, es manejado por ENAP con escasa transparencia y sin ninguna ligazón con los costos reales de producción que tiene la empresa Fiscal.
Los impuestos indirectos, esos que se tratan de disfrazar para que la gente los pague sin darse cuenta son una burla para el pueblo, creemos que más lógico sería que existiesen tributos directos que graben las utilidades de las grandes empresas o los inmensos recursos que están saliendo del país por la vía de las mineras, pero es imprescindible aliviar la carga que afecta a las personas.
La justicia tributaria no existe en Chile, los Gobiernos de la Concertación han pauperizado a las personas en beneficio de grandes corporaciones, lo que aparece como un contrasentido del socialismo que pregonan, pero, que parece tener justificación en los ascendentes beneficios que recibe la clase dorada de los políticos que han asaltado la caja pública y se arrellanan en sus sillones sin escuchar a los ciudadanos.
Sin duda alguna con la mantención de estas injustas situaciones están subiendo a niveles peligrosos la carga de la caldera social, jugando un poco con la proverbial paciencia de nuestro pueblo, pero olvidando que una vez que constata que sus problemas no serán solucionados tiene reventones de imprevisibles consecuencias, que serán responsabilidad exclusiva de quienes han abusado de nuestra paciencia.
En el pasado, los mismos que ahora están en La Moneda, al tratar de dominarnos por el criminal expediente de intentar manejarnos por el hambre, provocaron un Golpe de estado de duras consecuencias para reconstruir el país que habían destruido, ahora, pareciera que quieren provocar situaciones similares que sin duda no movilizarán a los uniformados, pero crean las condiciones para que el pueblo se desquite.