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martes, 28 de octubre de 2008

Los Dioses ciegan a quienes quieren perder.


Después del optimismo demostrado por la Presidente Michelle Bachelet en La Moneda la noche del Domingo, donde habló de la importancia del nuevo respaldo que la ciudadanía había dado a los Gobiernos de la Concertación y de la necesidad de unión entre las fuerzas que apoyan a su Gobierno, el “choclo” pareciera comenzar a desgranarse rápidamente.

Las gestiones presidenciales por incluir al Partido Comunista en la coalición oficialista con miras a una alianza para las elecciones Parlamentarias, e incluso con la posibilidad de incluirlos en el gabinete, nos parece una arrastrada de poncho a una debilitada democracia cristiana, que por declaración de principios y valores nada tiene que hacer en una alianza con los rojos.

Los anuncios del Senador Socialista Alejandro Navarro en el sentido de que presentará listas propias a las elecciones Parlamentarias e incluso el lanzamiento de su personal candidatura a la Presidencia de la Nación, llamando a los “rebeldes” de su partido a decidirse si permanecen en él o lo abandonan, demuestra que las cosas se están poniendo color de hormiga para el oficialismo.

Si agregamos el descontento que existe en la democracia cristiana, que ha sufrido un fracaso electoral de proporciones, los ajustes de cuenta que se vienen entre las distintas facciones de la tienda falangista y la amenaza de que si no llevan candidato propio a las elecciones presidenciales simplemente desaparecerán del mapa electoral chileno, anuncia una noche de los cuchillos largos.

Las divergencias internas, entre los sectores ateos, materialistas históricos y cristianos se han exacerbado a niveles intolerables, manteniéndose unidos solo por las desmedidas ambiciones de poder político y económico, además de tratar de retener las prebendas, sean estas personales o partidarias, que se han asegurado durante estos casi 20 años de poder permanente y total.

Hoy como nunca las diferencias afloran por doquier, las directivas de las agrupaciones que conforman la concertación están siendo fuertemente cuestionadas por dirigentes de bases y también por la militancia que ve estupefacta como se ha traicionado todo aquello por lo que han luchado toda la vida y como la población, persistentemente engañada, les de vuelta la espalda.

Hoy la Concertación está herida de muerte, por eso hay que tener mucho cuidado con ella, pues es muy posible que en los estertores renazcan sus ambiciones totalitarias, que aunque nos les ha resultado mucho, han tratado de mantener ocultas durante estos largos años e intenten un golpe de mano que les acerque a su añorada y soñada dictadura del proletariado

No es el momento para descuidarse, hoy más que nunca hay que redoblar los esfuerzos por producir la alternancia en el poder, Chile necesita deshacer la maquina electoral corrupta que han montado en el país y llevar al poder a gente visionaria, con capacidades demostradas, que conduzcan a la Nación por un camino de progreso y justicia social.