Nosotros esperamos que la fecha del feriado Evangélico y protestante, 31 de Octubre, sea solo una desgraciada coincidencia, pues, como buenos importadores de las malas costumbres extranjeras es la fecha en que nuestros esnobs países conmemoran la fiesta de Halloween.
Esta aparentemente inocente festividad sajona es la conmemoración del día de las brujas, brutal antitesis con los valores cristianos que celebran las Iglesias que siguen el mensaje de Paz y Amor que nos dejara nuestro Señor Jesucristo, que entregó su vida por la redención de nuestros pecados.
Esta “casualidad”, no lo dudamos, ha sido el resultado de una acelerada legislación, producida en tiempo record, con claras connotaciones políticas y un intento grotesco del oficialismo por captar las simpatías de los tres millones de seguidores de estas denominaciones religiosas que también son votantes.
Estamos ciertos que los Evangélicos como los Protestantes tienen derecho a tener un día propio de sus religiones, aunque comparten con los Católicos la Navidad y el Año Nuevo, así como consideraríamos justo que lo tuvieran los Mormones, los Judíos y los Musulmanes.
Nosotros esperamos que los seguidores de estas Iglesias comprendan que la aprobación de esta festividad fue un acto transversal, que involucró a todos los sectores políticos que estuvieron de acuerdo con asignar una fecha conmemorativa para este importante sector de nuestra sociedad.
Esta fecha, como es evidente no es una concesión de un Gobierno ateo como el que tenemos, es el resultado de la inmensa obra evangelizadora de los seguidores de estas confesiones, de sus importantes aportes al desarrollo nacional y de una labor social gigantesca en beneficio de los más humildes.
Lo anterior es importante porque nos encontramos frente a una administración que ha pulverizado la familia, pilar fundamental de la sociedad, que ha pervertido los valores esenciales y que ha promovido intensivamente la relajación de las costumbres, quitándonos los frenos que nos llevaban por el camino del bien.
Ver a la Presidente, acompañada por sus equipos de Gobierno, en los actos litúrgicos, sean estos de las Iglesias Protestantes, Evangélicas o Católicas, con cara contrita e intentando demostrar con cantos sagrados posturas que no tienen, no deja de darnos vergüenza ni deja de mostrarnos un intento por usar nuestras confesiones.
Para terminar estas breves palabras solo recordaremos que el padre espiritual, en lo ideológico de quienes nos Gobiernan advertía que las religiones son el opio de los pueblos y que desató violentísimas persecuciones religiosas que victimizaron a millones de nuestros hermanos.