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sábado, 31 de diciembre de 2011

Havel y nosotros, por Gonzalo Rojas Sánchez.



Havel y nosotros, 
por Gonzalo Rojas Sánchez.



Intolerancia, violencia, descalificación: tres conceptos que varias personalidades han usado en sus balances referidos al Chile que vivió peligrosamente el 2011. Paralelamente, cientos de miles de checos agradecían a Václav Havel todos los esfuerzos que hizo, todos los logros que obtuvo en favor de su amada patria.



¿Cuál fue la clave vital de este dramaturgo-Presidente? ¿Le sirve a un Chile en que nos acostumbramos a demonizar estructuras, a castigar procesos y, en el peor de los casos, a descalificar a los demás, exculpándonos fácilmente a nosotros mismos de toda responsabilidad?



La clave de Havel fue su autoexigencia declarada y no sólo implícita: "Al igual que en cualquier otra situación, debo empezar conmigo mismo; esto es: en toda circunstancia, esforzarme por ser una persona decente, justa, tolerante y comprensiva, al mismo tiempo que intento resistirme a la corrupción y al engaño; en otras palabras: debo esforzarme al máximo por actuar en armonía con mi conciencia y con lo mejor de mí mismo". Y lo escribía siendo ya Presidente.



Desde esa premisa, pueden desprenderse actitudes concretas, que se transformen en compromisos para 2012. Ante todo, nosotros, los profesores. Muchos, desanimados o cansados; otros, temerosos ante la agitación continua; los más, quizás apáticos, desinteresados. Para nosotros, este planteamiento de Havel: "Sigo creyendo que tiene sentido luchar con perseverancia; la batalla se ha estado librando durante siglos y continuará -esto lo esperamos- durante los siglos venideros; hay que hacerlo por principio, porque es lo correcto (...); la lucha sucede en el interior de todos; es lo que hace que una persona sea persona, y la vida, vida". Educar, cueste lo que cueste.



Y de la mano de la tarea educativa, aparece el papel imprescindible de las familias: fomentar y proteger las vocaciones de servicio público de sus hijos, tal como Havel animaba a los jóvenes, diciéndoles que "si tu corazón está en el lugar apropiado y tienes buen gusto, no sólo serás una persona aceptable para la política: tendrás vocación para ella; si eres modesto y no tienes ansias de poder, no sólo eres apto para la política, perteneces absolutamente a ese ámbito".



Por cierto, esos jóvenes querrán comprometerse si ven a los políticos mayores como personas de servicio. En esto, Havel era rotundo: "La política genuina -la política que merece llamarse así, y la única clase de política a cuya práctica estoy dispuesto a dedicarme- es simplemente una cuestión de servir a los que nos rodean, de servir a la comunidad y de servir a los que vendrán después de nosotros".



¿Y qué pedirles a los hombres y mujeres de cultura y a los comunicadores? Nada menos que "nos preocupemos de la cultura, no sólo como una actividad humana más entre muchas, sino en el sentido más amplio de la palabra, vale decir: la 'cultura del todo', el nivel general de los modales públicos; con esto quiero decir la clase de relaciones que existen entre la gente, entre los poderosos y los débiles, los sanos y los enfermos, los jóvenes y los ancianos, los adultos y los niños, la gente de negocios y los clientes, hombres y mujeres, profesores y estudiantes, oficiales y soldados, policías y ciudadanos, y así sucesivamente". Otra cultura tendríamos...



Finalmente, para todos los emprendedores, para quienes desde la propiedad o la gestión generan riqueza, esta exigencia: "Sin la presencia de valores morales y obligaciones comúnmente compartidos y ampliamente enraizados dentro de una sociedad (...), ni siquiera la economía del mercado funcionará adecuadamente".



Todo esto no sólo es posible, sino más bien imprescindible para Chile, para un 2012 mucho mejor.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Alzheimer, enemigo al acecho, por Roberto Ampuero.



Alzheimer, enemigo al acecho,
por Roberto Ampuero.



Un destacado cineasta español describió en sus memorias del siglo pasado la enfermedad mental que afectaba a su madre ya anciana. Decía que a partir de cierta edad, ella no leyó más que un solo libro. Era una novela. Y no es que la releyera por amor al arte. No. La señora jamás pasaba a la segunda página del libro por una sola razón: en cuanto se aproximaba a la última línea de la primera página, olvidaba el contenido del primer párrafo. Regresaba entonces en forma incesante al inicio de una lectura que se le tornó vitalicia.


Hoy lo sabemos. La mujer sufría el mal de Alzheimer o demencia senil de tipo Alzheimer (DSTA), enfermedad neurovegetativa que se expresa en las personas como deterioro cognitivo y trastorno conductual. Es un mal que afecta en el mundo a un elevado porcentaje de mayores de 60 años. Pareciera que en Chile aún no adquirimos plena conciencia del drama silencioso que toca a un número creciente de personas, algo inquietante desde el punto de vista humano y económico, pues somos una sociedad que envejece rápidamente.


Tal vez algunos recuerdan que en noviembre de 1994, Ronald Reagan envió una dramática carta a sus compatriotas. Consciente de que sufría el mal y pronto perdería su conciencia, el ex Mandatario se despidió de la nación. "Me han dicho que estoy entre los millones de personas afligidas de Alzheimer -dijo Reagan en su misiva-. Continuaré compartiendo el viaje de la vida con mi amada mujer, Nancy, y mis familiares. Desafortunadamente, a medida que la enfermedad avanza, la familia a menudo soporta una carga muy pesada. Sólo desearía que hubiese alguna forma que me permitiera ahorrar a Nancy esta dolorosa experiencia".


En 2001, el cineasta argentino Juan José Campanella estrenó un film que muestra la enfermedad y su impacto en familiares de los afectados: "El hijo de la novia". En Chile deberíamos volver a ver esa película. Habría que exhibirla en escuelas y sindicatos, universidades y clubes deportivos, porque se trata de una enfermedad que afecta a millones y requiere nuestra atención como sociedad. En el país, 11,2 por ciento de la población tiene más de 60 años, lo que permite suponer que hay más de 200 mil personas con demencia, y cerca de dos millones que sufren el impacto de las demencias, incluyendo aquí tanto a pacientes como familiares. Poco se habla también de estos últimos, pese a que sufren depresión y a menudo abandonan su trabajo para dedicarse sin capacitación alguna a cuidar parientes enfermos.


Muchos somos testigos de la enfermedad en familiares, amigos o conocidos, muchos vemos cómo se resiente la calidad de vida de individuos y familias. Pero como sociedad seguimos actuando como si la situación no ameritase una acción social concertada. El Alzheimer se pierde entre demandas sociales acumuladas por decenios que exigen hoy solución inmediata. Sin embargo, no debe ser ignorado: La Encuesta Nacional de Discapacidad de 2009 reportó una prevalencia de demencia de 8,5 por ciento en las personas mayores de 60 años (9,1 por ciento en mujeres, 7,4 en hombres), algo que empeora a partir de los 75 años, cuando 10,1 por ciento de las personas entre 75 y 79 años sufre la enfermedad. La encuesta indica que 10,4 por ciento de los adultos mayores del país presenta deterioro cognitivo, y 4,5 deterioro cognitivo asociado a cierta discapacidad. No olvidar: hoy constituye la cuarta causa específica de muerte en Chile. Se estima que el costo anual por paciente asciende en la región a siete millones de pesos, una agobiante carga económica, social y psicológica para sectores bajos y medios.


El mal de Alzheimer, del cual nadie está libre, merece mayor atención de toda la sociedad, pues irá en aumento con la prosperidad y la longevidad de nuestra población.


Nadie está libre. Merece mayor atención de toda la sociedad, pues irá en aumento con la prosperidad y longevidad de nuestra población.

martes, 27 de diciembre de 2011

Divagaciones sobre el pésame comunista a Corea del Norte.


Divagaciones sobre el pésame comunista a Corea del Norte.


Seguramente, de no haber sido por las explicaciones que ha intentado la dirigencia roja, la carta de condolencias del partido comunista chileno a Corea del norte, por el fallecimiento del dictador Kim Jong-Il, solamente hubiese sido considerada como un documento surrealista y nadie le hubiese otorgado una mayor importancia.


La redacción de la misiva, que sin duda demuestra admiración por el régimen de Pionyang, nos parece una clara demostración de la falsía de la presenta renovación de los cuadros del comunismo criollo y nos deja en evidencia que siguen siendo los totalitarios de siempre y los admiradores contumaces del más puro estalinismo.


Los intentos de Teillier, Presidente del partido de la bandera roja y Diputado designado por la DC, de Carmona, y la intentona de la ex Presidente de la FECH, Camila Vallejo, por zafarse de la responsabilidad de este “saludo”, nos parecen por un lado extemporáneos y por el otro una demostración del extremo cinismo de los comunistas criollos.


El PC chileno, para cualesquiera que conozca su organización, es totalmente horizontal en sus mandos, lo que hace inverosímil que algún subalterno, como sería en este caso el encargado de relaciones internacionales, Carlos Insunza, pueda correr con colores propios y sin la autorización de la nomenclatura superior haya decido subir el documento a Internet.


Consideramos que el documento en comento es una muestra más de la hipocresía de los representantes de la colectividad de la hoz y el martillo, los que por un lado rasgan vestiduras por sus propios derechos, pero por el otro no tienen reparo alguno en apoyar a sus “camaradas” que pisotean los de todos los habitantes de sus países.


La doble moral de los comunistas chilenos es asombrosa, por un lado defienden los derechos de su militancia a las libertades civiles y políticas, mientras por el otro avala a las tiranías más execrables existentes en el mundo, seguramente porque su proyecto político es más similar a estas que a una verdadera democracia.


Para entender este saludo es necesario establecer que la República Popular Democrática de Corea, que no tiene nada de republicana ni de democrática ni mucho menos de popular, es una tiranía comunista, con más de 60 años en el poder y en la que se ha establecido un sistema semi monárquico de sucesión que acaba de llevar al poder a Kim Jong-un.


El culto a la personalidad del fallecido Kim Jong-Il está llegando a límites que bordean el absurdo y lo ridículo, pues al “Respetado camarada” o “nacido del cielo”, como le llama el oficialismo coreano, se le están atribuyendo características sobrenaturales, en las que se miente sobre su nacimiento y se le cuelga haber escrito 1.500 libros en tres años.


Si no fuese trágico, resultaría hasta divertido constatar que el eslogan del escudo del país reza “Poderosa y próspera gran nación”, lo que seguramente es cierto, en base al hambre, que provocó al menos un millón de muertos, se constituyó en el poseedor de un fuerte poderío nuclear y en el 4° ejército del mundo, pero de prosperidad nada.


El sistema de Gobierno ha establecido la tiranía de los Kim, que por tres generaciones y 68 años, has subyugado al pueblo coreano, dejando un saldo de unos dos millones de víctimas, un millón por hambre, en el que el ingreso promedio de sus ciudadanos de de unos miserables 83,33 dólares mensuales y que subsisten de la limosna internacional.


En Corea del Norte han sido abrogados todos los derechos humanos, en ese país el Gobierno controla todos los aspectos de la vida de las personas, haciendo que sus ciudadanos sean los que tienen menos libertades básicas que cualesquier otro pueblo del mundo y en el que la única preocupación Gubernamental es la militarización de esa nación.


Con Kim Jong-un llega al Gobierno la tercera generación de la familia gobernante, que ha Gobernado desde la existencia de ese país provocada por la división del país asiático, en el año 1948, se afianza una tiranía desvergonzada, que sobre los cadáveres de su pueblo ha construido un país pobre, pero militarmente muy fuerte.





Para formarse una idea de quienes gobiernan ese pobre país, es necesario advertir que su ejército tiene más de 1.100.000 soldados activos, con una reserva con instrucción permanente que supera los 4 y medio millones de almas, es decir, tiene una dotación de 45 milicianos por cada mil habitantes, casi el doble de Israel.
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viernes, 23 de diciembre de 2011

Navidad, paz y consuelo, por Luis Eugenio Silva.




Navidad, paz y consuelo, 
por Luis Eugenio Silva.




En el ambiente navideño, escribo mi columna mensual percibiendo una extraña sensación de paz y desconsuelo. ¿Contradicción espiritual? Los pecados públicos de la Iglesia y los presumibles delitos que acarrean justifican mi estado de ánimo. Pero, por sobre el desconsuelo, la paz se abre camino, ya que el que cree “sabe” que una fuerza superior anima a la Iglesia, conservándola y renovándola en su deambular por la única historia del hombre, con sus períodos de triunfo y gozo, como también en sus decadencias y caídas. Así han transcurrido estos veintiún siglos.



La fe, en Navidad, se centra en un Niño cuya obra y acción salvadora son celebradas en alegría y gozo. Es el abajamiento de Dios en la humana naturaleza lo que trae la paz y su fruto, la alegría, al corazón creyente, y por consecuencia lleva al ser humano a salir de su soledad para compartir el regalo divino, regalando a su vez a los suyos su amor.



La fe traspasa los umbrales de la poderosa razón y penetra en el misterio del más allá, que sorpresivamente se hace más acá.



En medio de un mundo que naturaliza la Navidad y la hace una carrera de compras y agitación, el milagro de la fe permite vivir en la esperanza de una vida mejor, donde el amor reine, y en la certeza de que esta forma de vida, al unirla Dios en la humanidad de Cristo, no se acabará.



La paz cubre entonces al creyente y lo hace consciente de que debe entregarse a la acción por el bien, el amor y la justicia, pues así se lo pide el Niño de Belén. En este clima, sin embargo se desliza también el mal en las diversas formas del egoísmo, pues, como afirmó Pablo, hacemos el mal que no queremos, misteriosa inconsecuencia humana, que debe ser combatida.



Durante el período navideño, la paz que se nos regala debe encontrar en el corazón un amplio espacio, para que, al difundirla, la comunidad toda de creyentes o no, pueda experimentarla en medio de los avatares del momento.



En esta Navidad, miremos una vez más a la Iglesia, que pasa, como sabemos, momentos críticos, con una renovada fe en Cristo, su Pastor, pues en esta noble institución es donde nace Jesús, quien derrama sus dones.



Chile tiene el testimonio de dos santos y dos beatos, pero en la historia la Iglesia en Chile ha sido, a pesar de sus fallas, un testimonio, como lo afirma en su última obra fray Gabriel Guarda O.S.B.



Bastaría recordar al cardenal Silva para ver la altura y generosidad de la Iglesia. Con él, han sido centenares los laicos, hombres y mujeres, así como sacerdotes y religiosos que han creído en el Niño de Belén y han dado su vida y energía en diversos modos de evangelización.



Pidamos a Dios en esta Navidad que cesen las desconfianzas, que se afirme la responsabilidad y la honradez en todos, que se perdonen los pecados y que todos nos dispongamos a vivir en la alegría y serenidad que trae la Navidad.

jueves, 22 de diciembre de 2011

¿Por qué a Jaime Guzmán?, por Gonzalo Rojas Sánchez.



¿Por qué a Jaime Guzmán?, 
por Gonzalo Rojas Sánchez.





En los incidentes del Campus Oriente hay claramente dos dimensiones. La primera, ciertamente, es moral. Ya el mismo día en que enterrábamos a Jaime, al pasar frente a la Universidad de la República, oímos ese grito: "¡Asesinos!", nos dijeron, a pesar de que acompañábamos a su última morada a un hombre pacífico como pocos.



En estos 20 años, múltiples reportajes, entrevistas, columnas, posteos y panfletos han reproducido esa actitud de duro rechazo a la persona de Jaime. Por eso mismo, su tumba ha sido maltratada; el memorial que custodia algunos de sus recuerdos, atacado por una bomba; sus amigos y discípulos, insultados en diversas circunstancias, muy particularmente, en esta última. Dilo primero de palabra, otros ya lo harán de obra.



Poco más de un año antes de caer abatido, el propio Guzmán, consultado por la posibilidad de ser un hombre odiado, respondió con dramática sinceridad: "Los sectores que se califican de izquierda me odian de una manera muy virulenta y especial; me atrevería a decir que estoy entre las personas más odiadas por los sectores marxistas de Chile".



¿Por qué? Es probable -qué difícil es asegurarlo, por lo insondable del alma humana- que el modo en que tratan a su persona y a su obra sea justamente una consecuencia de la manera en que el propio Guzmán reaccionaba frente a ese odio: enseñó siempre que a la violencia se responde con la prudencia y con el derecho; que no hay enemigos, sino sólo rivales o adversarios. Y es justamente esa noble enseñanza la que saca muchas ronchas; genera más y más animadversión en quienes no están dispuestos a dialogar ni a perdonar. Nada hace pensar que esa actitud cesará durante las próximas décadas y, por eso, habrá que aprender a convivir con ella, respondiendo siempre pacíficamente.



Pero, además, Jaime Guzmán fue un hombre de la Universidad Católica. Por eso mismo, es probable que su actual rector haya querido reaccionar con un estilo análogo al que el propio Jaime usaba: con la prudencia y con el derecho, que es lo característico de la vida universitaria, segunda dimensión implicada en los incidentes. Porque lo más fácil habría sido responder a la violencia con la fuerza, dejando a los de Guzmán y a la universidad como victimarios de unos jóvenes supuestamente idealistas.



Por el contrario, ahora se va a responder a la violencia con el derecho, después de haberse usado la prudencia. La universidad procederá del modo éticamente correcto, usando aquel método del que sus asesinos privaron a Jaime, aquel rito del que los alumnos vociferantes se sintieron dispensados: un diálogo racional.



Procede un sumario, para saber si los jóvenes justifican su comportamiento como una acción de arte o lo explican políticamente; procede un sumario, para conocer cuáles son los liderazgos violentos que superaron a quienes pretenden conducir gracias a la legitimidad del voto; procede un sumario que les permita después a las autoridades replantearse si una Universidad Católica está obligada a enseñar las artes y las humanidades de cualquier modo, o legítimamente puede pedirles a quienes las cohonestan como fórmulas revolucionarias que se busquen otro ámbito donde hacerlo, que de esos hay varios en Chile dispuestos a darles acogida.



Si todo se hace bien, si el respaldo unánime del Consejo Superior al rector para que se investigue a fondo y se encuentre y castigue a los responsables llega a concretarse, Jaime Guzmán habrá vuelto a enseñar, ya que sólo de ese modo, con la prudencia y el derecho -unidos a una imprescindible fortaleza-, se puede gobernar una institución y educar a la juventud.



Y se habrá hecho, de paso, un buen ensayo general para todo lo que nos espera el año próximo.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

2011, el año del cambio, por Gonzalo Müller.



2011, el año del cambio,
por Gonzalo Müller.



Cuando Sebastián Piñera llevó su promesa del cambio hasta La Moneda, no imaginó las reales dimensiones y lo expansivo que resultaría su mensaje. La necesidad de cambio se había aculado ya por demasiado tiempo.


Hoy vemos a una ciudadanía empoderada, dispuesta a denunciar, articular, movilizarse, exigir sus derechos, enfrentar a la autoridad y desconfiada de los intermediarios en su relación con el poder. ¡Qué lejos queda la imagen del chileno que soportaba en silencio, que no levantaba la voz nunca, que asumía con resignación su realidad! Este cambio social y cultural se expresa transversalmente, pero con mayor fuerza en las nuevas generaciones, en los hijos de la abundancia, aquellos que han tenido acceso a una mejor educación y calidad de vida que nunca antes en nuestra historia.


Se trata de un ciudadano exigente con sus autoridades, que demanda mayor participación y transparencia en cada espacio de lo público y también de lo privado. Las marcas y las empresas se han comenzado a adaptar rápidamente a estos cambios, y la política hace sus mejores esfuerzos por estar a la altura, avanzando en la inscripción automática y el voto voluntario, en primarias para seleccionar a los candidatos, en revisar la ley de partidos políticos: la agenda del Gobierno en esta materia se ha ido fortaleciendo y puede provocar cambios profundos en la cultura política de nuestro país.


La sola voluntariedad del voto implica un cambio sustancial en la lógica que hasta ahora habían tenido nuestras elecciones, ya que como en nuestro viejo padrón electoral el voto era obligatorio para quienes decidían inscribirse, los candidatos sabían que, más que adhesión, lo determinante era mantener un bajo nivel de rechazo, porque finalmente los electores se verían obligados a votar, aunque fuera por el mal menor. Esto provocó que el discurso se homogeneizara en extremo, que la preocupación de los políticos fuera más la simpatía que la claridad de proyectos, que se instalara un discurso de lo políticamente correcto más allá de la necesaria coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.


Muchas veces los grandes cambios implican un cierto rechazo inicial, vencer una resistencia cultural, para posteriormente consolidarse por sus frutos. Esto es parte del inicio de nueva cultura política, que privilegie la honestidad y la trasparencia aunque no se esté de acuerdo, frente al disfraz permanente de las diferencias.


Ahora se espera que, con la inscripción automática, incorporando a los más de cuatro millones de no inscritos (aunque nominalmente la participación electoral baje), pero sobre todo con la voluntariedad del voto, se introduzca un cambio político mayor. No sólo por la más alta incertidumbre en los resultados, que de por sí vigoriza la democracia, sino por el cambio en la conducta que van a tener que experimentar los partidos y sus candidatos, donde al actual esfuerzo por convencer se le quitará la subvención de la obligatoriedad. Así, la decisión previa de ir a votar implicará un desafío mayor quizás que la de por quién hacerlo.


A una ciudadanía más empoderada y dispuesta a asumir los costos de la movilización no debiera preocuparle este cambio en las reglas del juego, sino valorarlo positivamente. El problema lo tendrán aquellos que, sin convencer demasiado y sin motivar a nadie, han usufructuado demasiado tiempo de la inercia.


El que deberá trabajar más ahora será el candidato, no el ciudadano. Ya no veremos más a electores preocupados a última hora de conocer el nombre de los candidatos por los cuales obligados deberán votar, sino a candidatos recorriendo y convocando, hasta el último momento, para hacer ver la importancia de ir a votar, y la diferencia que es capaz de hacer si llega a ganar. Así, serán los candidatos quienes comenzarán a transpirar con más fuerza por conseguir movilizar y activar a la ciudadanía.

martes, 20 de diciembre de 2011

Navidad, por Adolfo Ibañez.




Navidad, por Adolfo Ibañez.


Es una de las fiestas más significativas del calendario religioso. Para comprenderla cabalmente, es preciso ubicarla en el contexto del Hemisferio Norte: pleno invierno, tiempo oscuro y gélido. El nacimiento del Niño Dios en esas circunstancias constituye una afirmación de la vida que llena de alborozo. Confirma, de paso, el dicho popular de que amanece por donde está más oscuro.



Es la fiesta de los niños, pues ellos reafirman la vida y aseguran su continuidad. Al celebrarlos y festejarlos en esta fecha le rendimos culto a este fenómeno -o misterio- central que es la continuidad a través de las generaciones. Y la religión lo santificó, identificándolo con el nacimiento del Niño Dios, acontecimiento que inicia la vida terrenal del Mesías.



Actualmente esta celebración se ha desacralizado. Pero no se trata de que se haya vuelto a unos pretendidos y remotos orígenes, liberándola de lo religioso que se le habría agregado en algún momento de los tiempos (habría que dilucidar si las religiones son una incorporación cultural producto de la historia, o simplemente un fenómeno esencialmente ligado a la humanidad desde el comienzo de la vida).



La festividad ha perdido lo religioso en cuanto se la ha despojado de su sentido vital y espiritual, para transformarse en un motivo más de goce material desprovisto de todo contenido trascendente. Por este camino llegamos al formato actual, que la ha convertido en una temporada de mall (época sublime para "molear"), durante la cual las grandes tiendas cubren literalmente las ciudades con su publicidad, pretendiendo que identifiquemos esta última con una manifestación excelsa del arte, que contribuye a embellecer y dignificar la vida urbana.



El contexto de esta desacralización lo expresan las formas abiertas o encubiertas que atentan contra la vida, como el control de la natalidad, las tendencias abortivas y la magnificación de las homosexualidades. También es pagano el culto al presente, con completo olvido de que éste fue trabajosamente construido por infinitas generaciones anteriores, y de que ahora estamos abriendo el cauce por donde discurrirán los que nos sucedan.



Así como la religión nos re-liga con el pasado y el futuro, en un continuo que nos saca del tiempo hacia la eternidad, vinculándonos con lo divino, la paganización nos des-liga de los fenómenos esenciales, llevándonos hacia el vacío y la nada. El Niño Dios y la fiesta navideña expresan la trascendencia de la vida en su incesante recreación.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Joe White, des-concertacionado, por Sergio Melnick.



Joe White, des-concertacionado,
por Sergio Melnick.





Joe White me llamó desde un país hermano, alarmado por las noticias que se escuchan de Chile. Los estudiantes, me dijo, reclamaban que se estaban violando los derechos humanos, y que los reprimían severamente, y no entendía cómo en esas horribles circunstancias aún hacían marchas y se tomaban los establecimientos por meses de meses y ni siquiera perdían el semestre. Me preguntó cuántas decenas de estudiantes y personas habían muerto, pensando en una situación como la de Siria o Libia. Le dije que uno, muy lamentablemente y por el error desafortunado de un carabinero, pero que sí había casi mil policías heridos. Joe no entendió nada. ¿Y qué pasó con Camila? No pasó nada, porque al final eran puras consignas sin contenido. El nuevo líder de la FECh, más inteligente, articulado y leído, nos dice ahora que quieren cambiar al país de raíz. Ya no es un tema sólo estudiantil. Dice que la Concertación es inútil, que el Gobierno es su adversario, que el Congreso no es representativo y que el PC está cooptado por el sistema. Es decir, el 95% de los chilenos están todos equivocados, menos ellos, y eso que aún son apenas estudiantes. ¿Pero cómo van a cambiar a la sociedad, si son tan pocos?, me preguntó Joe alarmado. Bueno, el nuevo líder dice que va a movilizar a los académicos, para que éstos den soluciones a los problemas del país. ¡Pero cómo!, gritó Joe. ¿Van acaso los estudiantes a dirigir a los académicos y rectores? Claro, eso es justo lo que proponen. Y si no les resulta, que es evidente, van a recurrir a la violencia, creo yo.



¿Y qué hace el Gobierno?, preguntó Joe White. Bueno, respondí, sigue gobernando, aprobó el 7% de los jubilados, terminó con las colas Auge, mejoró fuertemente las colas no Auge, aprobó el posnatal de 6 meses, aprobó el Presupuesto 2012, se prepara frente a una posible crisis exterior, sacó adelante el Sernac financiero, echó a andar el Ministerio de Desarrollo Social, está preocupado por fomentar la libre competencia, facilita la creación de empresas, estudia una reforma tributaria, prepara una reforma a la justicia civil, ha bajado las tasas de interés a los estudiantes en dos tercios, dará gratuidad al 60% de los universitarios, aumenta la cobertura preescolar, sigue avanzando con las 50 medidas para mejorar la productividad, impulsa la transparencia activa, se crean miles de empleos todos los meses, la inflación está controlada y todo el mundo está dispuesto a prestarnos plata. De paso, está arreglando los contratos del Transantiago que nos dejó la Concertación, increíbles de mal hechos. Parece que trabaja harto más de lo que parece o se dice por el exterior, comentó Joe.



También se ha escuchado por aquí que se largó la carrera presidencial, me dijo, porque parece que la mano derecha de Bachelet se lanzó por su cuenta. Le dije que no se preocupara, que era pura parafernalia para promover un libro, pero que de campaña real no tenía nada. Y el libro, curiosamente, dice todas las cosas que había que hacer, pero que él no hizo cuando pudo.



Joe estaba confundido. Eres un voluntarista, me dijo; no tienes autocrítica alguna. Bueno, contesté, yo no estoy en el Gobierno, nunca me han invitado y no tengo nada que defender. Sólo te hablo de los datos duros y comprobables. Pero la política es de emociones, me dijo. Por cierto, le contesté, y ése es el gran drama. Fíjate que Piñera tiene un 35% de apoyo, cuando en el mismo período Bachelet tenía 38%: más o menos lo mismo estadísticamente. Para la izquierda, sin embargo, Piñera es una vergüenza, y Bachelet un orgullo.



Joe salió por otro lado. ¿Y qué es esta vena de humorista que le ha bajado al Presidente? Es la herencia de Bachelet, le contesté. Claro que los chistes de ella eran mejores, aunque más desatinados. Se le ocurrió, estando en Estados Unidos, preguntar si sabían los americanos por qué en ese país no había golpes de Estado. No sabiendo nadie la respuesta, ella contestó: Es que aquí no hay embajada de EE.UU. La izquierda festejó el chiste y declaró estadista a su Presidenta. Joe casi se muere de vergüenza, pero me dijo: Estás usando la teoría del empate. Obviamente, porque a veces los partidos sí terminan en empate. Eso quiere decir que en Chile nadie tiene mucha autoridad moral en los temas que critica, y que por ende hay que partir de nuevo, con otras ideas y con más tolerancia. Necesitamos un cambio de actitud todos, y con más urgencia los estudiantes radicalizados, que podrían hacer demasiado mal a nuestra institucionalidad.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Tambores de guerra, por Gonzalo Rojas Sánchez.



Tambores de guerra,
por Gonzalo Rojas Sánchez.



Hubo una época en que nuestros vecinos corrían las estacas en el sur, lo que le costó un señalado mártir al Cuerpo de Carabineros. Y es frecuente hacer lo mismo en la Araucanía: liberar territorio -afirman los líderes de la CAM.



Correr los límites, hacer avanzar los hechos más allá del derecho es una vieja táctica de los audaces. A veces lo hacen directamente en contra de la ley, comprobando que sus acciones punibles quedan intactas por culpa de la pasividad de quienes deberían iniciar procedimientos y pedir sanciones.



Los estudiantes más radicales lo practicaron durante el año que termina: lograron correr los límites de lo inaceptable hacia lo permisible, y ahora quieren presentar todas sus acciones futuras como supuestamente legítimas. Saben que el lenguaje utilizado en estos últimos ocho meses ha producido nuevos hechos políticos y sociales. Así, primero con palabras, han gestado un clima en el que casi cualquier cosa que se les ocurra promover parte con un piso de significativa aceptación. En esas coordenadas se mueven algunos de sus últimos anuncios.



Nos previenen de que van a generar una movilización que apueste por cambiar la institucionalidad del país y por modificar el sistema político, porque su disputa hoy ya no es gremial. Nos dicen que están disponibles para impulsar tomas y paros siempre que eso sirva... para ganar. ¿Ganarle a quién? Bueno, a sus adversarios, a sus enemigos, que así han decidido calificar al Gobierno y al Congreso.



Y que nadie se tome esos términos como mera retórica o simples bravuconadas. Los concretarán desde la FECh, desde la Feusach, desde numerosas federaciones de regiones, incluyendo por cierto a la de la P. Universidad Católica de Valparaíso, en cuya primera vuelta las dos candidaturas más duras -los Autónomos y La Corriente- obtuvieron en conjunto más del 66 por ciento de los sufragios.



Así como en esa universidad de la Iglesia las fronteras están ya ahogando su viabilidad, los límites generales del conflicto han sido corridos muy mucho hacia el interior de todo el sistema político.



¿Qué harán -qué haremos- el año próximo los ciudadanos que preferimos los mecanismos democráticos si nos vemos rodeados más de cerca por una movilización programada, eficaz y violenta?



Ante todo reconocer el estrechamiento del margen de maniobra. En segundo lugar, exigir del Gobierno y del Congreso el cumplimiento estricto de sus papeles institucionales.



Pero eso no basta. Si muchas veces se dijo durante este año que el supuesto movimiento social era en buena medida una aceitada maquinita digitada por éstos y por aquéllos, si muchos ámbitos de la vida nacional se vieron directamente afectados por quienes usaron la educación como pretexto -y ahora lo reconocen claramente como tal-, entonces cabe que las organizaciones sociales intermedias asuman un papel de custodios de sus propias esferas de actuación.



¿No es hora de que los colegios profesionales clamen por la libertad de trabajo afectada por las marchas? ¿No llegó el momento de unas federaciones de padres y apoderados firmes en la defensa de la libertad de enseñanza? ¿No es acaso imprescindible que los gremios de comerciantes protejan más claramente a sus afiliados? ¿Se quedarán pasivas las juntas de vecinos ante la invasión de sus barrios?



Cuarenta años atrás, el Comité Universitario del MIR nos anunciaba "la aplicación de una línea estratégica que busque el enfrentamiento de clases en el marco de una guerra civil". Eran más directos, más abiertos; sabían menos de táctica. Hoy, los tambores de guerra se tocan con palabras algo más sutiles, pero anarquistas y trotskistas preparan de modo análogo un 2012 con más anuncios que sorpresas.