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domingo, 21 de marzo de 2010

Subir o no subir: that is the question, por Mario Montes.

Subir o no subir: that is the question,

por Mario Montes.


Se ha instalado una fuerte discusión sobre la posibilidad de subir los impuestos como una manera de financiar los gastos extraordinarios que tendrá el Estado por los inmensos daños que provocó el terremoto del 27 de febrero.

Los estatistas han irrumpido violentamente con la necesidad de subir, hasta de más que triplicar han planteado, el impuesto especial que se aplica a las empresas explotadoras de minerales, más conocido como royalty, que en la actualidad es de 3%.

Los libremercadistas sostienen que acceder a esta pretensión del estatismo es matar la inversión extranjera porque implica un cambio de las reglas del juego que desincentivará la iniciación de nuevos proyectos en este campo.

Nosotros, que no somos ni estatistas ni libremercadistas creemos que hay una posición intermedia que puede satisfacer la necesidad de generar mayores recursos la país, pero sin el aspecto negativo que implica el alza de este tributo especial.

Cuándo las mineras realizaron sus proyectos existía un valor promedio anual del mineral determinado, entonces hasta ese coste, creemos que debe estar exento de esta regalía y por cada 10% de de alza en el valor de venta, creemos debe aplicarse una carga de 0,6%.

Obviamente, los nuevos proyectos, que se hagan, desde la iniciación de este sistema, deberán tener reglas tributarias claras, con impuestos idénticos a los que paga el común de los empresarios, modificando las clausulas que permiten la depreciación acelerada.

La venta de los proyectos que en la actualidad se encuentran en explotación, deberán considerarse como inversiones corrientes y quedar sujetas a las reglas impositivas corrientes, es decir las que se aplica a todo el resto de las empresas.

Creemos, que si bien es cierto implica un cambio de reglas, esta modificación evitaría que por medio de subterfugios financieros las grandes empresas de la minería del cobre casi no paguen tributos en beneficio de nuestro pueblo.

La única exención, que consideramos legitima de este tributo progresivo, debe ser la que se conceda a quienes refinen e industrialice el cobre, con lo que dejaríamos de ser un país exportador de materia prima.

Nos parece absurdo ser el país con mayor producción de cobre y tener escasa elaboración, lo que implica que el mineral vendido a precio vil lo importamos como producto terminado pagando por ellos un alto coste.

Consideramos que, si queremos llegar algún día a ser un país desarrollado, de verdad, tenemos que transformar nuestras exportaciones básica, agregándoles valor, en beneficio del pueblo, verdadero dueño de estas materias primas.

Por ser este un tema vital, consideramos que se debe publicitar intensivamente el significado de este tributo y su forma de aplicación para evitar que un asunto crucial sea contaminado con la demagogia o manoseado con afanes politiqueros.