que dan vuelta al mundo mostrando
los estragos del terremoto.
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Reflexiones sobre el desastre…..
Sobrecogedoras son las imágenes que hemos visto, ciudades desbastadas, servicios indispensables de salud colapsados, infraestructura pública arrasada, viviendas destruidas, servicios públicos suspendidos, la población exasperada.
Chile es un país símico, instalado el pleno circulo de fuego del Pacifico, pero por lo mismo se supone que las normativas de construcción, sean estas en obras publicas o viviendas, consideran estos factores que dan algo de seguridad a la ciudadanía.
Pero, los daños no se han circunscrito a viviendas de adobes o a las construcciones antiguas, han colapsado construcciones nuevas y obras de infraestructura casi recién estrenadas, lo que nos lleva a preguntarnos que ha sucedido.
Desde el Gobierno de Lagos hemos sostenido que la corruptela se ha enseñoreado en el país, lo que nos hacía dudar sobre la fortaleza de las obras que se estaban construyendo sean estas en el sector público o privado, lo que se ha confirmado en esta emergencia.
Puentes caídos, carreteras inutilizadas, aeropuertos destruidos, edificios en ruinas, casas destrozadas, deben hacernos meditar, pues sin duda las fiscalizaciones y las especificaciones técnicas han sido burladas y las normas simplemente no han sido cumplidas.
Creemos que es indispensable llegar a fondo en las responsabilidades de estas situaciones, caiga quien caiga, y que las sanciones sean ejemplarizadoras para quienes tengan responsabilidad en esta verdadera estafa social cometida.
No solo se ha jugado con la credibilidad pública, en el caso de las construcciones privadas, pues, además, se ha jugado, y probablemente robado, una parte importante de los presupuestos fiscales destinados a las obras públicas.
Empresas constructoras, entidades elaboradoras de las bases técnicas, entidades encargadas de la recepción de las obras, profesionales de la actividad, se encuentran, sin duda alguna, entre los culpables a los que se debe exigir sus responsabilidades.
Muchos de los centenares de victimas fatales de este desastre natural pudieron haber sido evitados si se hubiese hecho un trabajo serio y bien realizado o si los fiscalizadores hubiesen realizado conscientemente las funciones que les encomienda la Ley.