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miércoles, 24 de marzo de 2010

Reivindicando el lucro, por Mario Montes.




Reivindicando el lucro,
por Mario Montes.


El creciente rechazo, desprestigio y hasta la demonización que se hace al lucro puede hacer pensar que este es algo punible o maligno, cuándo solo se puede definir como la ganancia obtenida por alguna actividad lícita.


Este rechazo está íntimamente ligado con fuertes campañas de fomento al estatismo con el que se pretende traspasar el poder de decisión de los ciudadanos al gran patrón en que se transformaría ese Estado omnipotente que pretenden instaurar algunos sectores.


El lucro es legítimo, por cierto cuando se consigue con respeto a las personas, a la legalidad y se cumple a cabalidad, con altos grados de excelencia, la actividad que permite que una persona o una sociedad obtengan ganancias de un trabajo bien hecho.


Se plantea como un retroceso que la educación sea considerada como un negocio, con lo que no estamos de acuerdo, lo que es ilícito es que este sistema educacional obtenga dividendos de la entrega insuficiente de conocimientos a los educandos.


En Chile tenemos una mala educación en todos los niveles, desde la preescolar a la secundaria, y como rebote un sistema educacional que es abastecido de alumnos con una preparación insuficiente y en muchos casos deficiente.


Este no es un problema producido porque exista lucro en el sistema educacional, es el resultado de un Ministerio de Educación que ha abdicado de sus funciones fiscalizadoras y de su obligación de establecer los contenidos curriculares mínimos.


El lucro concebido y convenientemente fiscalizado es sumamente positivo, podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que es el motor que mueve y promueve los emprendimientos, transformándose en la fuente del progreso.


La inexistencia de las ganancias, como quedó claramente demostrado en la caída del imperio comunista, solo genera producciones de escasa calidad, serios problemas de abastecimiento y un conformismo que hace replegarse a las sociedades.