Calamidades en Chile,
por Mario Montes.
No puede menos que ocasionarnos vergüenza ajena el actuar de los actuales opositores, que se han dedicado a la crítica barata sabiendo, como saben el estado en que entregaron el país, con informaciones truncas, los computadores borrados y el presupuesto del año 2010 casi completamente gastado.
Creemos que actúan de mala fe, buscando beneficiarse, una vez más, de las desgracias que han caído sobre los más humildes, explotando miserablemente la tragedia de un pueblo que con valor y empuje trata de salir adelante después de las peores catástrofes que ha sufrido nuestro país en su historia.
Es cierto que el terremoto de Valdivia tuvo una gran intensidad, pero con un daño circunscrito, este dejó una estela de destrucción desde la Quinta a la Novena Región, dejando perdidas de vidas humanas y daños materiales invaluables en infraestructura pública, a las personas y a las empresas.
La otra calamidad que ha sufrido Chile han sido estos 20 años de concertación, en los que se inoculó en la Administración la gangrena de la corruptela, la ineficiencia en las obras públicas, un vergonzante cuoteo de partidos que llegaron a saquear el país y un permanente engaño publicitario.
El presunto interés por los menos favorecidos de la sociedad queda absolutamente negado al ver las casas que le han entregado al pueblo, los sobresueldos que se fijaron para sus sacrificadas labores o la falta de respeto a los más humildes que implicó el diseño e implementación de un monstruoso Transantiago.
Ferrocarriles, Codelco, Enap, La Nación, el diario del Gobierno, Chiledeportes, los desvíos de fondos de los planes de empleo a los partidos políticos nos dan claramente la talla de timadores de quienes hoy, a solo cuatro días hábiles de asumido un nuevo Gobierno, pretenden convertirse en censores de él.
Creemos que la concertación, al menos en estos momentos de crisis, debe darle a Piñera un respiro, para que constate la realidad del estado en que recibió el Gobierno y planifique la fórmula para la reconstrucción del país, que sin duda es una tarea titánica por las inmensas necesidades y la escasez de recursos.