Desde hace más de 10 años los expertos vienen advirtiendo los enormes aumentos en los costos de las minas chilenas que explota la Corporación del Cobre, que, aun que ante un eventual retorno a los precios históricos transformarán al gigante estatal en una empresa deficitaria.
Los motivos son variados, aunque el más importante, de acuerdo a nuestro punto de vista, es que dejó de ser el “sueldo de Chile”, para transformarse en una mina de oro para los administradores y un una jugosa proveedora de pagos por favores políticos concedidos en las elecciones.
Sin duda Arellano y compañía harán escuchar todo tipo de explicaciones, como el paro de los subcontratados, la baja de la Ley de los minerales, el aumento de precio de los insumos o los daños producidos por la falta de mantención en las faenas de Andina y El Teniente.
Si bien es cierto estas explicaciones cubren una parte del “desaguisado”, también es verdad que los costos comenzaron a subir mucho antes de que se produjeran estos “problemas” provocados por falta de visión de los administradores, irresponsabilidad en el funcionamiento y una clara incapacidad.
El conflicto de los trabajadores subcontratados es de absoluta responsabilidad de la dirección de la cuprífera que creyó posible pasarse por encima de los dictámenes de las instancias del trabajo, sin demostrar ninguna intención de negociación y aferrándose a una absurda inflexibilidad.
El señor Arellano, creemos a como broma, dijo que los “accionistas” de la empresa recibiríamos los dividendos por la vía de la inversión social del Gobierno, mientras los jerarcas de la empresa se llevan suculentas remuneraciones e inmerecidos premios por valores multimillonarios.
Los dueños del cobre, los chilenos, recibimos de la bonanza solo las migajas que deja una pésima Administración Estatal que bota los recursos del pueblo de manera absolutamente inconciente y siempre anda buscando algún culpable al que endosarle sus propios fracasos.
A nosotros nos gustaría escuchar al señor Arellano explicar el por qué la minería privada, que es afectada por los mismos problemas de la Estatal, no tiene el grosero aumento de costos que evidencia CODELCO, en todas sus divisiones, ni tampoco requiere la inmensa estructura de la nuestra.
Nos encantaría que se transparentaran las rentas que reciben todos los ejecutivos, sus gastos de representación, las asignaciones con que cuentan y los bonos que obtienen, casi siempre, por el exclusivo merito de pertenecer a alguno de los partidos que conforman la coalición oficialista.