En forma insistente hemos llamado a la Presidente y a sus equipos asesores a preocuparse por los problemas que afectan a la ciudadanía, incluso cambiando sus agendas que privilegian los temas políticos, a administrar bien los recursos del país y a producir las circunstancias que permitan el desarrollo socio-económico de la Nación.
Les hemos instado, además, a dejar de lado la pirotecnia verbal, que incluye las permanentes ofertas de soluciones, pero sin realizaciones, y comiencen a trabajar con visión de Estado para aprovechar la bonanza del país produciendo polos de desarrollo que permitan terminar con las odiosas diferencias de nuestra sociedad,
Las organizaciones sociales, por medio de paralizaciones y huelgas, las personas cada vez mas “apretadas” económicamente y asustadas por el crecimiento desmedido de la delincuencia, que les mantiene “presos en sus casas, manifiestan su descontento cada vez que son consultadas, demuestran que estamos agobiados.
Las inmensas inversiones en educación y salud no han redundado en mejoría, más bien es notoria su involución, las escándalos de corrupción sacuden casi a diario a la opinión pública, el derroche Fiscal llega a ser ofensivo para un pueblo que se debate entre la miseria y el hambre.
El desempleo se encuentra en una impresionante curva ascendente, la inflación acorta el alcance económico de la familia chilena, las deudas estrangulan a los consumidores, el permanente llamado a “consumir” desestabiliza los cimientos de la familia, las drogas destruyen a nuestras juventudes, los viejos siguen abandonados.
De verdad, el Gobierno que ha tenido las mejores circunstancias de nuestra historia republicana se ha pegado una farra monumental, que solo es vista por la ciudadanía, a la que no les llegan siquiera las migajas del banquete que se están pegando los privilegiados del régimen.
Llega a dar pena que en un país riquísimo, gobernado por quienes ofrecieron crecimiento con igualdad y que eran capaces de “estar con nosotros”, se consolidan las diferencias, a la vez que la Autoridad da muestras permanentes de una total insensibilidad por los sufrimientos ciudadanos.
Los sueños de los jóvenes han sido truncados, por una educación deficiente, las esperanzas de los más humildes han sido defraudadas, por la ineptitud de los administradores, las expectativas de desarrollo han quedado en el camino por el irracional estatismo que quieren imponer.
Los chilenos no queremos que el Gobierno nos de nada, solo aspiramos a tener oportunidades de mejorar nuestras tristes condiciones de vida, de poder trabajar, de obtener salarios dignos que permitan al menos subsistir y una razonable seguridad que nos permita volver a ocupar los espacios públicos.
Ante tanta incapacidad, inoperancia y falta de honestidad, no nos queda más que volver a repetir nuestra petición a la Mandatario de que demuestre las capacidades que prometió en su campaña electoral, y si no se la puede, como ha quedado en evidencia, le haga al país el favor de irse para su casa.
No es justo, ni aceptable, que tengamos un Gobierno de caricatura que pretende que los sufrimientos de nuestros conciudadanos son un chiste.