La explosiva situación en Bolivia, donde la descalificación y el enfrentamiento han reemplazado a los entendimientos debiera complicar a todos los países latinoamericanos, pues sin duda se puede transformar en un peligroso germen de anarquismo político.
El centralismo que pretende imponer el Presidente Evo Morales, que ciertamente ha demostrado su fracaso en todo el mundo, pone a la Republica en una situación de choque que parece inevitable, pues las provincias quieren autonomía para no ser ahogadas por la administración.
Las posturas del oficialismo, que desprestigia a todos los opositores, sin duda no convocan a dialogar, sobre todo en un país acostumbrado a la violencia política y a los enfrentamientos entre las distintas facciones. Se agrava esto por la desafección los trabajadores al Gobierno.
El Presidente de los cocaleros, entidad ilegal, plantea ser atacado por agentes “de las dictaduras”, en circunstancias que resultan claros sus afanes totalitarios que pretenden dejar todo el poder en sus manos, lo que en castellano implica derrocar a la democracia para asumir la dictadura.
Bolivia es un país lleno de riquezas, que se lo ha farreado un Gobierno que ha repartido el dinero con claros afanes políticos, clientelismo acusa la oposición, sin usar los recursos para la creación de riqueza para los tiempos en que los precios de los combustibles vuelvan a la normalidad.
Creemos que la ceguera autoinducida por un gobierno poco capacitado produce, generalmente, estallidos de violencia, que ya están teniendo un alto costo en vidas humanas y erosionan de manera importante la imagen de la democracia tan recientemente instalada en el altiplano.
Ya las cosas han llegado a un límite difícil de comprender, Morales debió hacer su discurso del Aniversario Patrio en Palacio Quemado, pues el la Capital legal del país, Sucre, no es bienvenido por la ciudadanía, ha habido protestas y una fuertísima represión policial.
Para el proceso revocatorio del mandato Presidencial de este fin de semana se augura un crecimiento de la violencia, con una Administración empecinada en llevarlo adelante y una oposición que lo descalifica por considerarlo fraudulento, que amenaza con destruir la endeble institucionalidad boliviana.
Esperamos que el pueblo boliviano tenga la sabiduría de terminar con un experimento socialista que nada ha aportado al desarrollo del país y a la vez tenga la visión de elegir autoridades aperturistas que permitan la integración del país, que en caso contrario puede llegar a la secesión de las provincias ricas.
El centralismo que pretende imponer el Presidente Evo Morales, que ciertamente ha demostrado su fracaso en todo el mundo, pone a la Republica en una situación de choque que parece inevitable, pues las provincias quieren autonomía para no ser ahogadas por la administración.
Las posturas del oficialismo, que desprestigia a todos los opositores, sin duda no convocan a dialogar, sobre todo en un país acostumbrado a la violencia política y a los enfrentamientos entre las distintas facciones. Se agrava esto por la desafección los trabajadores al Gobierno.
El Presidente de los cocaleros, entidad ilegal, plantea ser atacado por agentes “de las dictaduras”, en circunstancias que resultan claros sus afanes totalitarios que pretenden dejar todo el poder en sus manos, lo que en castellano implica derrocar a la democracia para asumir la dictadura.
Bolivia es un país lleno de riquezas, que se lo ha farreado un Gobierno que ha repartido el dinero con claros afanes políticos, clientelismo acusa la oposición, sin usar los recursos para la creación de riqueza para los tiempos en que los precios de los combustibles vuelvan a la normalidad.
Creemos que la ceguera autoinducida por un gobierno poco capacitado produce, generalmente, estallidos de violencia, que ya están teniendo un alto costo en vidas humanas y erosionan de manera importante la imagen de la democracia tan recientemente instalada en el altiplano.
Ya las cosas han llegado a un límite difícil de comprender, Morales debió hacer su discurso del Aniversario Patrio en Palacio Quemado, pues el la Capital legal del país, Sucre, no es bienvenido por la ciudadanía, ha habido protestas y una fuertísima represión policial.
Para el proceso revocatorio del mandato Presidencial de este fin de semana se augura un crecimiento de la violencia, con una Administración empecinada en llevarlo adelante y una oposición que lo descalifica por considerarlo fraudulento, que amenaza con destruir la endeble institucionalidad boliviana.
Esperamos que el pueblo boliviano tenga la sabiduría de terminar con un experimento socialista que nada ha aportado al desarrollo del país y a la vez tenga la visión de elegir autoridades aperturistas que permitan la integración del país, que en caso contrario puede llegar a la secesión de las provincias ricas.