La pequeña y mediana empresa agrícola esta totalmente quebrada, pues a la situación económica nacional se debe agregar la inclemente presión de los grandes poderes de compra que les exprimen pagándoles finalmente los precios que a ellos se les ocurre.
Conversando con un agricultor nos contaba que ya ni siquiera espera ganar dinero con las cosechas de este año, que se dá por contento con que las pérdidas nos sean inmensas, rogando por poder conseguir créditos para poder sembrar para el próximo año.
Que lejos han quedado en el pasado los anuncios Presidenciales de transformar a Chile en una potencia alimentaria, que irónicas parecen las noticias que hablan del fomento a la actividad y que absurdo suena el sueño de estos empresarios.
El valor del dólar, que no ha seguido a la baja por la intervención del Banco Central, no es capaz de sustentar estas actividades, pues aunque bajen al mínimo sus costos resulta mucho más económico importar que producir.
El agro se encuentra siempre con la problemática del clima, pero ahora, además debe lidiar con políticas gubernamentales que han olvidado las necesidades de auto-abastecimiento que nos dejan a merced de los precios internacionales.
Una política sana, que se preocupe de este sector, además de asegurar el sustento para el pueblo chileno permite exportar excedentes, a la vez que estratégicamente nos proporciona una independencia indispensable para la defensa.
Muchas veces hemos planteado que la agenda Presidencial es errónea, pues privilegia los temas políticos, que a tan pocos interesan, por sobre las necesidades del pueblo, que ve con desesperación que ya no puede comer, que tampoco considera las necesidades país.
La agricultura, así como la producción manufacturera se encuentra al borde de la extinción y con ello vemos como desaparecen las fuentes de trabajo digno, además aleja las posibilidades de lograr un desarrollo sustentable.
Las preocupaciones que demuestra en “ejecutivo” en el discurso no se ven plasmadas en acciones reales dirigidas a fomentar actividades intensivas en mano de obra, ni se ve voluntad de asegurar el futuro de nuestro pueblo.