lunes, 2 de junio de 2008
Leyes ¿Todos iguales?
Generalmente las leyes han sido consideradas un compendio de costumbres y usos, destinadas a normar la vida ciudadana, estableciendo los derechos que asisten a los habitantes de una zona y como contra partida sus deberes.
Para que estos Códigos tengan alguna validez, tienen que tener concordancia con la carta fundamental, llamada Constitución, que es el verdadero contrato por el que la ciudadanía crea y da fuerza al Estado.
Estos cuerpos legales, que incluso establecen sanciones para los trasgresores son la única formula que se ha descubierto para garantizar de manera eficiente la convivencia humana.
Existe una tendencia, en especial en las almas totalitarias a tratar de invertir valores, dando al Estado, en este caso al Ejecutivo, una fuerza mayor y constriñendo los derechos civiles del pueblo.
Todos los derechos que establece la Constitución, y que constan además en las Leyes, son “inexpropiables”, irrenunciables, puesto que son derechos adquiridos por la población mientras tenga vigencia el cuerpo legal.
Si la Constitución o las Leyes son cambiadas su vigencia solo tendrá validez desde la fecha de su promulgación en adelante, nunca puede considerarse una legislación con efecto retroactivo.
Esta disquisición sobre las Leyes, realizada por un lego que solo aplica el sentido común, nace de ver como a un importante grupo de chilenos se les ha quitado sus elementales derechos y se encuentran detenidos por delitos imaginarios.
La Ley de Amnistía, aunque a muchos les desagrade, se encuentra en plena vigencia, por lo tanto constituye un derecho que se está “sustrayendo” a los acusados con su no aplicación.
La doctrina de la “cosa Juzgada”, que es Universal, prohíbe procesar a una persona dos veces por la misma causa, derechos que también se les está confiscando de manera ilegal a nuestros uniformados.
Por motivos de lógica, que incluyen las dificultades y altos costos de la vida del prófugo, la legislación ha establecido un proceso de prescripción, que con el paso de cierto tiempo extingue las responsabilidades civiles o penales.
Los uniformados, sometidos a proceso por los resultados de la Guerra Civil soterrada que vivió Chile entre el 73 y el 90 han vistos negados todos sus derechos, incluso con la aplicación de leyes inexistentes o de tratados no vigentes.
Estamos siendo testigos de una feroz corrupción del Derecho, lo que además de resultar una monstruosidad, pone en riesgo los derechos de toda la ciudadanía, pues una vez que se pisotea a uno, el resto solo tiene que esperar su turno.
La lógica indica que los derechos que se niegan a unos tarde o temprano les son cercenados a los demás, sobre todo con los riesgos evidentes de gobiernos populistas y de mentalidad totalitaria.