El futuro nacional es "rehén" de Punta Peuco
"El hombre que conserva la fe en el pasado no se asusta del porvenir, porque está seguro de encontrar en aquélla táctica, la vía, el método para sostenerse en el problemático mañana."
J. Ortega y Gasset
Las manipulaciones de nuestra historia pasada y la falsificación de la reciente, han tenido los resultados esperados por el izquierdismo, por un lado se ha desprestigiado a nuestros héroes, inclusive con financiamiento Estatal y por el otro sencillamente se ha engañado a nuestra gente con una visión mentirosa de los sucesos de los años 70 del siglo pasado.
Ni Arturo Prat es el espantajo que pretendieron representar en una obra “teatral”, ni Carrera es homologable con Víctor Jara, no por desmerecer a Jara, sino que porque es necesario rescatar la verdadera memoria de los titanes de Iquique y de aquellos que con su visión y valor nos legaron una Patria libre y Soberana.
En nuestra historia reciente la cosa resulta evidente, pues se pretende juzgar a quienes nos salvaron de una tiranía roja, evitaron una guerra civil y reconstruyeron el país, al mismo tiempo en que exculpan e incluso indemnizan mañosamente a todos los que nos llevaron a un quiebre social, político y económico de inmensas proporciones.
Fuera des “descariño” para con la Patria que provocan estas irresponsables acciones y la falta de respeto que involucran para con aquellos que inclusive dieron sus vidas para garantizarnos la libertad, tienen el efecto colateral de debilitar nuestras defensas, dejándonos a merced de las aventuras que se le puedan ocurrir a los Gobiernos de nuestros vecinos.
La falsificación de los sucesos recientes, fuera del daño feroz que se hace a las familias de quienes pagan injustamente en las prisiones estatales, nos pone en peligro de volver a repetir las experiencias que se han olvidado, reedición en la que seguramente volveremos a pagar los inmensos costos de estas “locuras”.
Es imprescindible devolver a nuestros antepasados gloriosos al Olimpo de los grandes, que es el lugar del que nunca debieron ser sacados, a la vez que es indispensable enseñar a los jóvenes de hoy los riegos de la predica de odiosidades, los inmensos daños que provoca y los sufrimientos inmensos que esta desaprensiva forma de actuar produce.
Reivindicamos a los héroes de la Independencia, a los patriotas de la Guerra del 1879, a la vez que requerimos respeto y trato justo para aquellos que arriesgando su vida, además de su tranquilidad familiar, se entregaron por entero a combatir contra el infamante destino que nos preparaban los rojas, entregándonos aherrojados a manos de “su hermano mayor”.
De no actuar de esta manera, día a día, se aleja, hasta tornarse en inalcanzable, la inexcusable reconciliación nacional, primer paso ineludible para recuperar la senda del desarrollo, el progreso y la verdadera justicia social, sumiéndonos, de lleno, en la miseria moral y material.
J. Ortega y Gasset
Las manipulaciones de nuestra historia pasada y la falsificación de la reciente, han tenido los resultados esperados por el izquierdismo, por un lado se ha desprestigiado a nuestros héroes, inclusive con financiamiento Estatal y por el otro sencillamente se ha engañado a nuestra gente con una visión mentirosa de los sucesos de los años 70 del siglo pasado.
Ni Arturo Prat es el espantajo que pretendieron representar en una obra “teatral”, ni Carrera es homologable con Víctor Jara, no por desmerecer a Jara, sino que porque es necesario rescatar la verdadera memoria de los titanes de Iquique y de aquellos que con su visión y valor nos legaron una Patria libre y Soberana.
En nuestra historia reciente la cosa resulta evidente, pues se pretende juzgar a quienes nos salvaron de una tiranía roja, evitaron una guerra civil y reconstruyeron el país, al mismo tiempo en que exculpan e incluso indemnizan mañosamente a todos los que nos llevaron a un quiebre social, político y económico de inmensas proporciones.
Fuera des “descariño” para con la Patria que provocan estas irresponsables acciones y la falta de respeto que involucran para con aquellos que inclusive dieron sus vidas para garantizarnos la libertad, tienen el efecto colateral de debilitar nuestras defensas, dejándonos a merced de las aventuras que se le puedan ocurrir a los Gobiernos de nuestros vecinos.
La falsificación de los sucesos recientes, fuera del daño feroz que se hace a las familias de quienes pagan injustamente en las prisiones estatales, nos pone en peligro de volver a repetir las experiencias que se han olvidado, reedición en la que seguramente volveremos a pagar los inmensos costos de estas “locuras”.
Es imprescindible devolver a nuestros antepasados gloriosos al Olimpo de los grandes, que es el lugar del que nunca debieron ser sacados, a la vez que es indispensable enseñar a los jóvenes de hoy los riegos de la predica de odiosidades, los inmensos daños que provoca y los sufrimientos inmensos que esta desaprensiva forma de actuar produce.
Reivindicamos a los héroes de la Independencia, a los patriotas de la Guerra del 1879, a la vez que requerimos respeto y trato justo para aquellos que arriesgando su vida, además de su tranquilidad familiar, se entregaron por entero a combatir contra el infamante destino que nos preparaban los rojas, entregándonos aherrojados a manos de “su hermano mayor”.
De no actuar de esta manera, día a día, se aleja, hasta tornarse en inalcanzable, la inexcusable reconciliación nacional, primer paso ineludible para recuperar la senda del desarrollo, el progreso y la verdadera justicia social, sumiéndonos, de lleno, en la miseria moral y material.