¿Orgullosos de qué?,
por Gonzalo Müller.
A quince meses de dejar el poder, las principales figuras de los gobiernos de la Concertación se pliegan con más o menos entusiasmo al paro convocado por la CUT. Lo que no se termina de entender es cómo adhieren al pliego de peticiones del paro, el que implica en gran medida desconocer lo realizado en sus administraciones.
En los hechos, la Concertación está efectuando en público, consciente o inconscientemente, una de las mayores autocríticas políticas de las que se tenga precedente. Sus reformas laborales, previsionales, la Constitución política firmada por el ex presidente Lagos, el plan AUGE en salud y tantos otros programas, son hoy considerados derechamente como errores o al menos insuficientes. Junto a ello, se protesta por una tan larga lista de problemas en los más variados ámbitos —desde el medioambiental hasta el indígena, pasando por los derechos humanos-—, que difícil será para algunos firmar este documento y seguir sosteniendo que la Concertación fue la más exitosa coalición política de nuestro país.
Renegar de lo que hasta ayer era motivo de orgullo es sin duda un trago amargo. Y, en ese contexto, escuchar a un ex presidente concertacionista justificar por qué no se hicieron antes esos cambios, argumentando que «se hizo lo que se pudo» o «lo que los empresarios y la derecha nos dejaron hacer», nos entrega una aún más pobre mirada de lo realizado, y desluce sin duda su herencia.
Chile hoy está, a ojos del mundo, en una posición expectante de alcanzar el desarrollo, no sólo por su elevada tasa de crecimiento y la creación de empleo, sino por ir avanzando hacia una sociedad de mayores oportunidades, donde en menos de una generación se ha cambiado profundamente la calidad de vida y expectativas de la inmensa mayoría del país. Todavía queda un trecho largo por recorrer en materias de pobreza, medio ambiente, educación y tantas otras, pero es preocupante que, para avanzar en ellas, se pretenda desconocer no sólo lo logrado, sino también el camino para lograrlo.
La Concertación fue protagonista en la creación del Chile actual, con sus avances y sus problemas, y su reciente conducta, entendida como táctica para evitar la crítica, sólo agrava el problema de confianza que nuestros ciudadanos tienen con la política. Son ex ministros los que lideran los cuatro partidos de la coalición de oposición; son los mismos que hace menos de un año y medio se declaraban orgullosos de sus gobiernos. Bien valdría preguntarles hoy: ¿orgullosos de qué?
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