Entre la prosperidad y la incertidumbre de los vecinos,
por Hernán Felipe Errázuriz.
Las economías de Argentina, Bolivia y Perú están más saludables que nunca: en conjunto exhiben tasas de crecimiento promedio superiores al siete por ciento anual, y millones han salido de la extrema pobreza. Sus presupuestos fiscales son más equilibrados que los de naciones desarrolladas y cuentan con respetables reservas internacionales (bordean 100 mil millones de dólares). En cambio, la política interna de los vecinos sigue siendo imprevisible.
La reelección de Cristina Fernández se daba como un hecho, sin segunda vuelta. La Presidenta sigue encabezando las preferencias, ahora con alguna vulnerabilidad. Así lo muestran las derrotas del oficialismo en la capital federal y en Santa Fe. De repetirse la adversidad en Córdoba, el ex Presidente Duhalde podría tener una opción, impensable hace un mes, si logra el apoyo de Mauricio Macri. El personalismo de los Kirchner, sus abusos de poder y otros desaciertos han provocado divisiones en el peronismo y una oposición creciente.
Evo Morales, también debilitado internamente, es otro factor de incertidumbre. Rupturista con Estados Unidos y el mundo por su rechazo de la Convención sobre Estupefacientes, anunció su disposición al diálogo internacional en esta materia. Al día siguiente, en medio de negociaciones para restablecer embajadores con Washington, denunció los peligros de viajar a ese país por el riesgo de que el gobierno estadounidense le introduzca drogas a su avión presidencial y lo tome preso.
Ollanta Humala es la nueva promesa puesta a prueba en el vecindario. Ganó su electorado distanciándose de Chávez y con una agenda más moderada que en su campaña anterior. Como Presidente electo observó la virtud de la prudencia en sus declaraciones, en la conformación de su gabinete y en sus giras al exterior. Podría restablecer la confianza que lograron sus predecesores en las comunidades de negocios e internacional dando pruebas concretas de pragmatismo en su gestión y manteniéndose alejado del temido populismo.
En las relaciones con Chile, el ahora Presidente Humala ha sido más optimista que su futuro canciller y su locuaz ministro de defensa. Notable es la invitación presidencial a un destacamento de la Escuela Militar Bernardo O'Higgins para que, junto a otros de Latinoamérica, desfilaran en Lima, al día siguiente de su instalación, algo inédito desde la guerra del Pacífico. Con Morales, siempre errático y, por sobre todo, empeñado en reivindicar territorios chilenos, difícilmente mejorarán los lazos bilaterales. Sea con Cristina o con quien la suceda en la Presidencia argentina, las relaciones transandinas deberían seguir mejorando: resuelta la contingencia electoral, se harán más visibles las amplias oportunidades de cooperación, sin problemas históricos que superar.
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