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viernes, 27 de mayo de 2011

Parlamentarios que empuercan su propia casa, por Sergio Melnick.


Parlamentarios que empuercan su propia casa,

por Sergio Melnick.





¡Qué impotencia ver a algunos personeros de la Concertación tratando de arrastrar a nuestro país a las cloacas, por segunda vez! Cobardes los parlamentarios que coordinaron el intento de distraer y violentar el acto del 21 de mayo, al usar sus invitaciones para traer activistas programados a interrumpir en siete oportunidades el discurso del Presidente. Personas que fueron claramente violentas al gritar, literalmente como animales, no en un estadio, sino en un evento republicano solemne. De esa manera, tales parlamentarios emporcaron su propia casa, pero nada les importa. ¡Cobardes! ¿Por qué ellos mismos no dieron la cara, en vez de usar a terceros? Es la mano tradicional de la izquierda, que cuando no tiene razones que esgrimir o pierde la batalla de las ideas, simplemente recurre a la fuerza, a la violencia, a la descalificación. La institucionalidad les acomoda siempre y cuando se incline a sus ideas; si no, la destruyen. Así ocurre hoy con HidroAysén, una institucionalidad creada en tiempos de sus propios gobiernos, con su propia lógica.



Los parlamentarios que levantaron un lienzo son también violentos, aunque de otra forma, al forzar la situación, al generar una tensión innecesaria y al alterar un evento nacional. Es como la violencia psicológica comparada a la física. Estos parlamentarios, curiosamente, tienen todo el acceso que deseen a los medios de comunicación que quieran, pero igual trataron de captar la atención de una ceremonia en que no eran los protagonistas. Fue una muestra de inmadurez y también de irresponsabilidad institucional. Con las chapitas era más que suficiente. Pero no, había que manchar la ocasión y la institución. Había que emporcar.



¡Qué caradura y descalificadora la actitud del rugbista de la política chilena, el DC Jorge Pizarro! Un odioso como él no representa el espíritu moderado de su partido. Y para qué hablamos de Camilo Escalona, que hasta por los pelos y poros destila odio y resentimiento.



Más violentos aún fueron aquellos izquierdistas que se enfrentaron de manera inusitada a carabineros, levantando un llamativo lienzo por la revolución, y las banderas rojas de siempre flameando. Banderas teñidas de sangre en la historia del socialismo y comunismo internacional. Me pregunto quiénes serán los oscuros líderes de izquierda que los mueven y no dan la cara en democracia. Así empezó la saga que terminó destrozando Chile. No compro la teoría fácil del lumpen.



Volviendo a los parlamentarios de la vergüenza, salen luego del evento descalificando al Presidente como violento. Paradójico, el ladrón detrás del juez. Y uno de sus reclamos era por qué la TV oficial no había mostrado a los violentos, y seguía enfocando al Presidente durante el discurso. De no creerlo.



Piñera habló con sabiduría, llamó a la unidad nacional, habló de las oportunidades, de las responsabilidades y de los derechos, reconoció sus méritos a la Concertación, así como mostró algunas de sus fallas evidentes. Pero si hubiese querido destacar más desaciertos de ésta, podría haber llenado todo el discurso.



El desempeño en logros del Gobierno en un año es simplemente espectacular. Casi medio millón de empleos hablan por sí solos. Más aún de lo que se hubiese pensado, considerando el brutal terremoto. Aun así, la crítica de la oposición es realmente mezquina, sólo ideológica y ciertamente odiosa.



Pero tengo esperanza de que en la Concertación haya más cuerdos que violentos e irresponsables. Tengo confianza en que la DC será equilibradora y centrada. Tengo esperanza en que los líderes viejos finalmente dejen espacio a los más jóvenes de ideas. Porque hay jóvenes de ideas viejas, como Tohá, que había partido tan bien hace algunos años, pero que está cada día más oscura, de gesto amargo y confrontacional. Debe ser un complejo de culpa de cuando abandonó a sus electores y se fue al gobierno y al comando que perdió.



Un país centrado políticamente es más sano que uno de polaridades. Los 20 años de estabilidad los dio en gran medida el sistema binominal, sin el cual la Concertación hubiese desaparecido. Necesitamos una buena Concertación, que sea inteligente, renovada, propositiva, que haga una oposición constructiva y que dispute bien el poder para que haya alternancias en el tiempo.



Estoy orgulloso del discurso del Presidente y de lo que ha hecho el Gobierno, y estoy decepcionado por el comportamiento violento y descalificador de algunos parlamentarios de izquierda que emporcaron su propia casa.


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