¿Traición?
Rodrigo Lema González
Cada vez que pensamos que la izquierda ya no puede sorprendernos con nada más, sale otro de sus especímenes a derrumbar de plano esa visión. Esta vez, haremos una visita a la tierra de la paranoia.
Ahora se trata del mandatario boliviano, Evo Morales, que, siguiendo los dictados que le llegan desde Caracas, volvió a despotricar contra Álvaro Uribe por su acuerdo con EE.UU. para que efectivos de dicho país ocupen siete bases militares en territorio colombiano. Y las palabras fueron gruesas: traidor, ya que considera que la presencia norteamericana en la zona atenta contra la "liberación de los pueblos".
Ante la gravedad de estas acusaciones, permítanme hacer dos aclaraciones:
En primer lugar, no hay traición de ningún tipo, ya que, hasta donde sé, Uribe no ha jurado lealtad a nadie, excepto a su propia población, y no tiene porqué rendirle cuentas a nadie más sobre su administración.
En segundo lugar, estas famosas "liberaciones de los pueblos", al menos llevadas a cabo por el cauce de la izquierda, han terminado siendo todo lo contrario. Basta recordar a la ex Unión Soviética, la mayoría de los países de Europa Oriental, la tristemente célebre "Revolución Cultural" y, en casos más recientes, a Cuba y Venezuela.
Y en tercer lugar, el momento de estas declaraciones coincide con unas FARC cada vez más debilitadas, y en el ojo del huracán por las armas incautadas hace pocas semanas, que fueron vendidas a Venezuela desde Suecia y posteriormente robadas desde un depósito del ejército venezolano.
Entonces, tras lo anterior sólo cabe preguntarse una cosa: ¿cuál es el verdadero fondo de estas palabras? En mi opinión, creo que es impotencia, mezclada con rabia y desesperación, al ver que Colombia no cae en su jueguito de ruptura de los modelos establecidos. No sorprende, entonces, que los países del ALBA y otros de la UNASUR hayan exhibido evidentes muestras de anticolombianismo durante los últimos meses, que ya se han traducido en una acción concreta: una petición para revertir el acuerdo entre la Casa Blanca y el Palacio de Nariño, que de seguro será un tema prioritario en la reunión que se llevará a cabo el 28 de agosto en Bariloche.