Canallas
por Luis Larraín.
Patricio Tombolini, ex subsecretario de Previsión de Frei y de Transportes de Lagos, entrevista a Mónica Madariaga, ex ministra de Justicia de Pinochet, y ella revela que supuestamente el año 1982 intercedió ante el juez Luis Correa Bulo a favor de Sebastián Piñera en el caso del Banco de Talca. Ello a instancias de José Piñera, también ministro del general Pinochet. Correa Bulo, a través de entrevista en el diario La Nación, confirma los dichos de Madariaga.
Pero después nos enteramos de que José Piñera no era ministro el año 1982 y que niega terminantemente haber hablado con Mónica Madariaga para interceder por su hermano. El candidato, por su parte, recuerda que la Corte Suprema, por cinco votos contra cero, lo absolvió de toda responsabilidad en ese caso. Después de las intervenciones del trío Tombolini - Madariaga - Correa Bulo, empiezan una serie de declaraciones emanadas del comando de Frei pidiendo que "se aclare el caso". Las afirmaciones más delirantes llegan a insinuar que esto tendría algo que ver con el origen de la fortuna de Sebastián Piñera. Guerra sucia entonces; una afirmación falsa a 27 años de los hechos con el calculado efecto de perjudicar a Sebastián Piñera, que puntea la carrera presidencial. La entrevista, realizada el 18 de junio, se publicita un mes después, justo cuando comienza el trabajo de terreno de la próxima encuesta CEP. También coincidentemente luego de que nuevos sondeos confirman la fortaleza de la candidatura de Marco Enríquez-Ominami, quien se acerca peligrosamente a Frei. La renovada estrategia del comando de este último sería dejar de atacar a Marco Enríquez- Ominami y centrarse en Piñera.
Aparecen de pronto en manos de políticos de la Concertación informes de la Policía de Investigaciones de la época. Algunos analistas y otros altos personeros afirman que los candidatos deben estar sometidos al escrutinio público. Hasta que aparece Aylwin, otra estatura moral, que dice que Piñera fue absuelto y no hay más que agregar.
Canallesco, ese es el término preciso. Pero el calificativo, a mi juicio, no se aplica a quienes sirvieron de instrumento para este montaje, sino a quienes lo concibieron. Porque, ¿quiénes son Tombolini, Madariaga y Correa Bulo? Patricio Tombolini era subsecretario de Transportes cuando se destapó una red de corrupción y coimas en ese ministerio para autorizar plantas de revisión técnica. Pese a que finalmente fue absuelto por la Justicia, se convirtió en el niño-símbolo de la corrupción en Chile durante mucho tiempo y su imagen quedó por los suelos.
Mónica Madariaga, una mujer inteligente, brillante a decir de muchos, de gran cercanía con el general Pinochet y luego rectora de una prestigiosa universidad, se ve envuelta en varias polémicas. Se enfrenta primero políticamente con los partidarios del gobierno militar, sufre duros problemas de salud y se ve enredada finalmente en incidentes domésticos de poca cuantía.
Luis Correa Bulo llega a ser ministro de la Corte Suprema y es destituido por sus pares acusado de corrupción. Único caso en la historia de Chile. Un miembro del máximo órgano de la Justicia a quien se expulsa del Tribunal por conductas corruptas; la justicia traicionada.
¿Qué los une entonces? Son hombres y mujeres caídos, degradados de los altos cargos que ocuparon en el pasado, quebrados por el dolor humano en algunos casos. Todos ellos alcanzaron posiciones de poder y prestigio social; tenían un promisorio futuro por delante y terminaron derrotados. Por imprudencia, por ambición, de manera injusta, no lo sabemos; sólo sabemos que las debilidades humanas, las propias o las de otros, los arrastraron contra su voluntad por ese camino.
Y de ellos se valieron los canallas para su canallada. No respetaron su dolor, sólo vieron su fragilidad y los utilizaron para sus aviesos fines. Los hicieron caer un peldaño más en su ya degradada trayectoria pública; sin miramientos, sin compasión, sólo con cálculo, con ruindad, con bajeza.
(Tomado de Diario El Mercurio)
