Partitocracia vergonzosa.
La ciudadanía ha sido excluida de las decisiones, los partidos políticos han suplantado la voluntad popular por determinaciones copulares, cerrando las puertas a carras nuevas, impidiendo la llegada de ideas nuevas que “aireen” una política que se ha envejecido y quedado en el pasado.
Por eso vemos la rebelión de las bases partidarias que han levantado opciones extra partidarias en la búsqueda de una real Representación en el Gobierno y en el Parlamento, las agrupaciones políticas está traicionando las bases del sistema democrático practicando una partitocracia vergonzante.
Vemos en todos los sectores, sean del oficialismo o de la oposición, la aparición de “díscolos” que no aceptan las imposiciones de Directivas enceguecidas por las ambiciones grupales o personales, y que dejando de lado la problemática popular intentan apropiarse de la soberanía popular.
Solo con este análisis de la realidad se puede comprender la irrupción de candidaturas presidenciales alternativas o la aparición de centenares de postulaciones por “fuera” de los grandes pactos de gente que quiere cambiar este estado de cosas que desprestigia a la actividad pública.
Se les cierran las puertas a amplios sectores ciudadanos, esos que han quedado sin voz durante estos 20 años de democracia, se intenta “sacar” de la escena a personajes que por no pertenecer a los grupos de poder, aunque tengan capacidades y buenas ideas, no les son funcionales.
Los partidos políticos se han transformado en “clubes cerrados” en los que pequeñas máquinas electorales quieren imponer, demostrando claras tendencias totalitarias, sus visiones de los que sucede en el país y soluciones que han demostrado ser un fracaso.
Las agrupaciones políticas han reemplazado el espíritu de servicio público por las ganas de servirse ellos, han sustituido el análisis de los problemas nacionales por la satisfacción de ambiciones bastardas, han relegado al arcón de los recuerdos esos principios que les han dado preeminencia.
Por los motivos expuestos, y como una manera de tener al menos una voz independiente en el Parlamento creemos que debemos darle una oportunidad a Rodrigo García Pinochet, que representa al sector más excluido de nuestra sociedad, para que llegue al Congreso, es un joven capacitado e inteligente.
Pero, no solo por eso, es un hombre de ideas clarísimas, liberal en los asuntos económicos, conservador en los temas valóricos, que por las diversas vicisitudes de su vida ha logrado tener una amplia visión de los factores que retardan nuestro desarrollo y claridad absoluta de la necesidad de justicia social.