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viernes, 7 de agosto de 2009

Armas y armaduras, por Sergio Melnick.




Armas y armaduras,
por Sergio Melnick.

Un nuevo tema de corrupción sacude a los medios. Se presumen comisiones irregulares a oficiales del Ejército. Una tremenda vergüenza, si es así. Si efectivamente hubo las coimas señaladas, es más o menos evidente que el total involucrado debe haber sido por montos bastante mayores a las dos presuntas, que corresponden, al parecer, a los “peces más chicos”. Es imperativo seguir la pista hasta el final. ¿Terminará ésta alguna vez en la política, o se habrán quemado los documentos otra vez? Lo realmente interesante es que este fenómeno ocurre de manera reiterada en los gobiernos de la Concertación, y es indispensable que se identifiquen todas las responsabilidades superiores que corresponden.

En el incidente de las armas a Croacia, el presidente de Famae era nada menos que el subsecretario de Defensa. ¿Estaría pintado ahí? ¿Acaso todo ese fenómeno ocurrió a espaldas de éste? ¿Y las armas de Ecuador? El ministro de la época (Rojas) es el mismo que procesó, de manera sorprendentemente rápida, la compra de los aviones Mirage. De la oferta a la compra pasó menos que un suspiro.

Se señala que hay quince millones de dólares en comisiones irregulares, y sólo se han identificado unos tres de éstos. ¿Quién entonces se quedó con los otros doce millones? Jamás lo sabremos, hay personajes claramente blindados. Los tanques y los aviones que se compraron son casos de armamentos usados, en que los precios son más difusos, donde hay terceros que rehabilitan el equipo y donde hay muchas conexiones políticas e ideológicas de los gobiernos involucrados. Curiosamente, con las mismas autoridades que se repiten. Más sorprendente, en el caso de los aviones, los papeles fueron literalmente quemados. Huele a política de alto nivel, ¿o no?

Más curioso aún, desapareció de la discusión pública el tema de los helicópteros rusos, a todas luces demasiado caros por la información disponible, y que son para uso del Ministerio del Interior; nuevamente el mismo ministro asociado a los temas anteriores. No estoy acusando al ministro, por quien siento absoluto respeto y reconozco que hasta un poco de admiración. Sólo presento los datos. Y los datos generan grandes interrogantes que se debieran esclarecer. Tenemos que saber adónde fueron los US$ 15 millones de los aviones, y el total de las comisiones de los tanques. Tenemos que entender bien el tema de los helicópteros.

Si las autoridades del gobierno de la época no están involucradas en los pagos irregulares, entonces son seriamente responsables de una pésima gestión y total falta de sistemas de control. Si eso es así, podemos asumir que la corrupción es más amplia, y sólo es cosa de empezar a abrir los clósets y las gavetas.

Por eso es tan importante la alternancia en el poder en cualquier democracia moderna. Veinte años en el poder por parte de una coalición es demasiado. Va transformando el gobernar en una forma de vida a la que es difícil renunciar. Ya parece que son adictos al poder, a los autos con vidrios oscuros, con escoltas que veo todos los días, en la Costanera Norte, a exceso de velocidad. Se molestan cuando los detienen en la carretera sobrepasando la ley. Pareciera que el gobierno les perteneciera, que fuese de ellos.

Pareciera que los programas sociales los entregan ellos, no el Estado. Por eso la intervención electoral les parece natural. Los ministros y los altos funcionarios públicos no tienen en realidad un “horario” de trabajo. No es una “pega” en que se marca la tarjeta. Por ello molesta el eufemismo de que pueden hacer campaña después de las horas de trabajo. Es una falta de respeto al trabajo público.

El reciente mail, francamente vergonzoso, de una dirigente política de la Sexta Región, que por cierto “trabaja” para el gobierno, da la tónica del problema. Es increíble que el presidente de la DC la respalde, aunque es más o menos evidente, porque él mismo debe haber dado la instrucción, ya que, curiosamente, es uno de los beneficiados directos de la truchería. Es tan grosera esta situación, que esta “funcionaria pública” pide, en el punto seis de su mail, la “nómina de funcionarios públicos DC… que nos permita armar prontamente los núcleos en cada repartición pública”. También pide nombre de funcionarios de confianza que puedan servir de puente de información y/o gestión interna.

¡Por favor! Se ha perdido todo decoro y decencia en la gestión pública. Ya es tiempo de cambio.