Cada cierto tiempo escuchamos una cínica expresión referente a que “los pueblos tienen los Gobiernos que se merecen”, que además de ser falsa pretende cargar sobre los hombros de la gente el haber elegido a ineptos, incapaces, opacas y poco honestas autoridades.
Parecen olvidar, quienes repiten desaprensivamente esa frase, que las elecciones de los últimos 20 años han sido ganadas por el corrupto expediente de prometer lo que no están dispuestos a cumplir y después de un incesante bombardeo de precisos eslóganes que nos ofrecían tiempos mejores.
Definitivamente, pensamos, los chilenos no nos merecemos a este hato de incompetentes que han jugado con las esperanzas y sueños del pueblo con viles fines electoralistas, engañando de manera miserable a una ciudadanía que tiene derecho a anhelar un futuro digno.
Para los desmemoriados recordaremos, que entre otras cosas, nos ofrecieron una supuesta alegría que llegaría con ellos, un salto de crecimiento con igualdad ó nos presentaron a una líder que estaba interiorizada de los problemas que nos afectaban, capacitada para solucionarlos y que estaba con nosotros.
Sin duda todos estos liet motiv con que nos han manipulado no se han cumplido, en reemplazo de la alegría nos han transformado en un pueblo triste y resentido, en el Gobierno del crecimiento con igualdad, el país se detuvo y crecieron las infamantes diferencias sociales.
La Dra. Bachelet ha sido un caso especial de traición a la confianza ciudadano, pues se presento ofreciendo cualidades de las que, ahora, es evidente carecía, una cercanía que solo ha manifestado en los discursos, para en la realidad demostrar una indiferencia impactante, y que después de casi tres años, todavía no capta la problemática del país.
Nunca antes, en nuestra historia republicana de una extensión cercana a los 200 años, una Administración había contado con tantos recursos para la solución de las dramáticas condiciones de vida de las mayorías, pero se han dedicado a temas destinados a satisfacer las ambiciones de los políticos.
Pocas veces en esa mismo periodo de tiempo, casi dos siglos, un Gobierno había tenido las mayorías necesarias para hacer lo que prometió, pero simplemente por incapacidad y sectarismo las perdieron, a la vez, que con una ceguera espantosa se han farreado a una oposición dócil y colaborativa.
Lo que no se han robado, lo han dilapidado, dejando a la ciudadanía abandonada al embate de una delincuencia, que han fomentado con su ejemplo y la falta de sanciones, sometido por la indignante falta de trabajo que han producido, paralizando el país, y una galopante inflación que cada día nos empobrece más.