Increíble resulta la deslealtad de Ricardo Lagos Escobar con la actual Presidente Michelle Bachelet a la que ha acusado directamente de haber implementado mal “su” bien estudiado plan para cambiar el transporte público de los santiaguinos.
Esta actitud que ha contrastado con el silencio con que la Mandatario ha recibido estas criticas, que como es obvio la tienen que haber herido muy profundamente, sin duda, enaltece a Bachelet y empequeñece al ex Gobernante.
Transantiago, desde sus orígenes, fue uno de los proyectos estrella de Lagos para que la concertación se mantuviera en el poder, al igual que el ferrocarril al sur, los que una vez fracasados quieren cargar a quien tengan al alcance de la mano.
La actitud de Lagos, que nos parece inconcebible, no nos puede extrañar en un sujeto que se ha caracterizado por una singular prepotencia y una propensión incontrolable al engaño público con oscuros fines de poder.
La mudez de la actual Gobernante, que se ve como estoica y digna, muchos la consideramos como una palmaria demostración de la ausencia permanente que demuestra la Presidente en los temas nacionales álgidos.
Consideramos que los dos últimos Gobiernos de la Concertación, sin que por ello exculpemos a los dos anteriores, han sido sencillamente desastrosos, en ellos se han dilapidado los recursos públicos o simplemente se han “extraviado”.
Los resultados están a la vista, con las mejores condiciones de nuestra historia, han logrado un crecimiento sostenido del desempleo, magras cifras de crecimiento y el retorno de una inflación que daña a los más humildes.
Muy bonitos discurso, explicaciones varias, o eslóganes magníficamente logrados no deben desenfocarnos de realidades indesmentibles, el país ha abandonado la senda que le podía conducir al desarrollo, hipotecando el porvenir del pueblo.
La pregunta de cajón es ¿Cómo han logrado esto, sobre todo considerando que han tenido una caja fiscal abundante y escasa oposición?. Muy simple, con una incapacidad aterradora y una improvisación cuasi criminal.
Sin duda, como todas las malas decisiones, esto es reversible, pero, para que se produzca el necesario cambio es imprescindible constatar que estos ineptos han jugado con las ilusiones y sueños de la ciudadanía.
Una vez realizado el diagnóstico es importante publicitar los resultados, para que por medio del conocimiento y la verdad sean el catalizador que permita a los ciudadanos votar verdaderamente informados y analizar cuidadosamente las posibilidades.
Programas claros, serios y realizables son el camino para sacar al enfermo, el país, de la verdadera unidad de terapia intensiva a la que le han conducido estas malas administraciones y llevarlo por la vía de la rehabilitación.
Chile somos todos y mientras siga la permanente predica de odiosidades, que proviene del Ejecutivo, nunca lograremos salir del pozo en que nos han metido, la reconciliación es un imperativo insoslayable.
La Justicia social, la Justicia Nacional, la seguridad ciudadana, la Educación, la Salud, Salarios Dignos, previsión decente, vivienda para todos, son solo algunos de los debitos de la coalición oficialista.
La honestidad y la capacidad administrativa, la visión de Estado, la correcta inversión de los dineros públicos, son, a no dudarlo, un saldo insoluto que debemos sancionar, al igual que los debitos, con nuestros votos en los próximos procesos electorales.