Bachelet prometió trabajo, estabilidad, justicia social, equidad, salud y educación de excelencia, liderazgo, mano dura con la delincuencia, después de asumir nos habló de Gobierno ciudadano, de paridad de genero, en cada discurso nos reitera los ofrecimientos de prosperidad y minimiza los sufrimientos de parte importante de la población.
Sin ser estas las únicas ofertas realizadas por la Mandatario, hay que recordar su eslogan de campaña que aseguraba que “estaba con nosotros, o su publicitado programa de Gobierno, para detectar, de manera indudable, que hemos sido sometidos a un burdo engaño que a pesar de la inmensa campaña publicitaria de Gobierno no han logrado tapar.
La actual Gobernante no tenía las capacidades con que se vendió, no tenía los conocimientos que se ofrecieron, no poseía los dotes de liderazgo que se le ponderaban, no tiene capacidad para la formación y dirección de equipos, es incapaz de escuchar los angustiantes llamados de auxilio de una ciudadanía ahogada con la falta de respeto y agobiada por la situación creada.
Las pequeñas y medianas empresas, verdadero pilar del desarrollo y proveedora de gran parte de los puestos de trabajo de nuestra sociedad están asfixiadas por una política económica mal diseñada y pésimamente manejada, que tiene a gran parte de la actividad, sean de servicios, agrícolas, comerciales o industriales, al borde de la quiebra, con millones de compatriotas dependiendo de su existencia.
Los últimos 10 años de la coalición oficialista, curiosamente los años socialistas, han desequilibrado aún más la distribución de los ingresos, provocando una aguda concentración de capitales en muy pocas manos y creando, de paso, una nueva clase social privilegiada, la de los militantes de sus partidos, que tienen excelentes rentas con cargo al pueblo y acceso privilegiado a los negocios fiscales.
La clase media, al borde de la desaparición, ha soportado estoicamente los malos manejos de la Administración y ha debido bajar su estándar de vida de una manera drástica, debiéndose mantener, en muchos casos, a niveles de mera subsistencia, endeudándose cada día más para poder afrontar las necesidades imperiosas y la educación de sus hijos.
Los más humildes, grandes pagadores de la cuenta de la farra que se están pegando, debe cancelar con cesantía, falta de oportunidades, salud deficiente los errores de la Administración, manteniéndose en una situación económica paupérrima, recibiendo de vez en cuando una limosna Estatal y sin mayores esperanzas de que su situación pueda mejor en un futuro próximo.
Los chilenos hemos sido estafados, nos vendieron una mercancía de tercera con un valor de un producto de calidad extra y, como si fuera poco, han jugado con las necesidades populares, utilizándolas en pos de sus ilimitados afanes de poder, expropiándonos de paso todos los sueños e ilusiones a las que legítimamente tenemos derecho como ciudadanos.
Nos llega a dar lástima nuestra Gobernante, es como una marioneta manejada por una coalición corrupta, ansiosa de mantener los privilegios, granjerías y prebendas del poder, y de un equipo político maniqueo que trata de mantener siempre engañados a todos.