La educación es un tema recurrente, sin duda porque la escasa calidad del sistema público inhibe las posibilidades de los más débiles de la sociedad, cerrándoles las posibilidades de tener una igualdad de oportunidades en sus vidas.
Tenemos buenos profesores, que se preparan y están al día, son gente de una inmensa vocación, pero también tenemos elementos atrasados en sus conocimientos y que nada hacen por mejorar la calidad de su trabajo.
Creemos que la protección que otorga la actual legislación, sin evaluaciones y sin autoridad que permita sacar del sistema a los elementos que no cumplen las necesidades educacionales de la época, evita las soluciones.
Pero la permisividad Ministerial, la mala regulación de las actividades educacionales y la abdicación de los deberes de establecer contenidos mínimos acordes a los tiempos que vivimos son una traba fundamental.
El escaso reconocimiento social que tiene la carrera docente, y la extrema politización de sus entidades gremiales, impiden que lleguen a la profesión los mejores elementos, debiendo llenarse los cupos con gente sin la necesaria disposición.
La formación de los Maestros tiene serias deficiencias y los contenidos, además de las metodologías están caducas y desfasadas con relación a la época que vivimos, y carentes de la necesaria visión de futuro.
Las soluciones pasan por modernizar los curriculums formadores, convocar a los mejores a esta importante tarea, una permanente actualización de conocimientos, perfeccionamiento, subvenciones diferenciadas y rentas dignas.
Ha llegado la hora de dejar la palabrería y la utilización de este sensible tema con afanes electoralistas, convocar a los especialistas y poner manos a esta titánica obra imprescindible para que el país tenga futuro.
Es imprescindible también emplazar a la familia en la labor educativa de sus hijos, pues el colegio solo es capaz de entregar conocimientos, pero, el estudio y la educación son una tarea irrenunciable del núcleo más cercano.
Junto a lo anterior es imprescindible dotar al sistema de una infraestructura decente, con más construcciones y urgentes reparaciones, fijando número máximo de alumnos por sala y dotándolos de los laboratorios necesarios.
Es un imperativo moral trabajar rápido y bien en estas materias, con conocimientos y voluntad política de producir el necesario cambio, que sin duda, será el inicio de una etapa de crecimiento y desarrollo.
Tenemos buenos profesores, que se preparan y están al día, son gente de una inmensa vocación, pero también tenemos elementos atrasados en sus conocimientos y que nada hacen por mejorar la calidad de su trabajo.
Creemos que la protección que otorga la actual legislación, sin evaluaciones y sin autoridad que permita sacar del sistema a los elementos que no cumplen las necesidades educacionales de la época, evita las soluciones.
Pero la permisividad Ministerial, la mala regulación de las actividades educacionales y la abdicación de los deberes de establecer contenidos mínimos acordes a los tiempos que vivimos son una traba fundamental.
El escaso reconocimiento social que tiene la carrera docente, y la extrema politización de sus entidades gremiales, impiden que lleguen a la profesión los mejores elementos, debiendo llenarse los cupos con gente sin la necesaria disposición.
La formación de los Maestros tiene serias deficiencias y los contenidos, además de las metodologías están caducas y desfasadas con relación a la época que vivimos, y carentes de la necesaria visión de futuro.
Las soluciones pasan por modernizar los curriculums formadores, convocar a los mejores a esta importante tarea, una permanente actualización de conocimientos, perfeccionamiento, subvenciones diferenciadas y rentas dignas.
Ha llegado la hora de dejar la palabrería y la utilización de este sensible tema con afanes electoralistas, convocar a los especialistas y poner manos a esta titánica obra imprescindible para que el país tenga futuro.
Es imprescindible también emplazar a la familia en la labor educativa de sus hijos, pues el colegio solo es capaz de entregar conocimientos, pero, el estudio y la educación son una tarea irrenunciable del núcleo más cercano.
Junto a lo anterior es imprescindible dotar al sistema de una infraestructura decente, con más construcciones y urgentes reparaciones, fijando número máximo de alumnos por sala y dotándolos de los laboratorios necesarios.
Es un imperativo moral trabajar rápido y bien en estas materias, con conocimientos y voluntad política de producir el necesario cambio, que sin duda, será el inicio de una etapa de crecimiento y desarrollo.