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martes, 23 de septiembre de 2008

En Chile vemos la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio.


En Chile vemos la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio.
Finn R. Samsing A. (*)

En Chile ésta es la paja que estamos viendo de la economía norteamericana. No queremos ver la viga que se nos está cayendo encima con el otorgamiento indiscriminado de créditos de consumo por parte de los emisores de Tarjetas de Crédito no bancarias.
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Desarrollaron modelos de negocios en el sector hipotecario cuyo objetivo primario, no transparentado, era en primer lugar el beneficio personal de estos ejecutivos y no los intereses generales de los accionistas.

Invito a construir el modelo de negocios de las empresas de “retail” chilenas tomando como antecedente el modelo de negocios de las empresas financieras norteamericanas que desarrollaron los créditos sub-prme.

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La economía norteamericana sufre una de las crisis económicas más severas de su historia. Esta crisis se origina por las debilidades de las informaciones que se muestran los Estados Financieros de las empresas. Estas debilidades se hacen presente por la incapacidad de medir los riesgos involucrados para determinar el valor adecuada de los Activos financieros de una empresa.

Frente a estas debilidades hacen su aparición en el mercado las empresas evaluadoras de riesgos como Moody’s y Standard & Poor las cuales en esta crisis económica demostraron que sus metodologías no eran las adecuadas, lo que perjudicó finalmente a miles de inversionistas.

No escapan a esta responsabilidad las empresas de auditorias externas como Price Waterhouse, Delloite y Ernst & Young que han certificado Estados Financieros de empresas cuyos Activos y Pasivos no correspondían a la realidad, terminando algunas de estas empresas quebradas financieramente como fueron los casos emblemáticos de Enron en USA y CRAV en Chile.

Ejecutivos de empresas financieras norteamericanas, aprovechando estas debilidades de los informes financieros, desarrollaron modelos de negocios en el sector hipotecario cuyo objetivo primario, no transparentado, era en primer lugar el beneficio personal de estos ejecutivos y no los intereses generales de los accionistas.

Así es como estos ejecutivos generaron los créditos hipotecarios de alto riesgo, que luego denominaron créditos “subprime”, los que implícitamente involucraban mayores tasas de interés y por ende un acrecentamiento de los resultados contables de las empresas de crédito hipotecario. Esto a su vez se convertía en suculentos “bonos” para estos ejecutivos. Estos “bonos” se pagan en efectivo y se calculan sobre resultados contables en los cuales no se consideraban los factores de mayores riesgos involucrados en las operaciones de las empresas..

El efecto de la implantación de este modelo de negocios significó a su vez un aumento de la demanda por bienes raíces en USA lo que llevó a un aumento de los precios de estos bienes. Los compradores de casas y departamentos percibían que el valor de sus bienes subían significativamente año tras año.

Este fenómeno no fue ajeno a estos ejecutivos, los que vieron otra oportunidad para otorgar créditos adicionales a los compradores de estos bienes, créditos los que serían respaldados por el mayor valor que habían adquirido dichos bienes raíces. Las altas tasas de interés involucradas en estos nuevos préstamos aumentaron significativamente los resultados contables de las financieras y por su puesto los respectivos “bonos” de los ejecutivos que se enriquecían como “leche hervida”.

La crisis de la economía norteamericana comienza cuando estos deudores hipotecarios, a su vez sobre endeudados, no son capaces de pagar los compromisos derivados de este endeudamiento. Esto conlleva a las instituciones hipotecarias al remate o reposesionamiento de los bienes raíces entregados en garantía.

En la medida que aumentaban los morosos hipotecarios, aumentaba lo oferta de bienes raíces reposesionados y es así como los precios de estos caían violentamente. Se paraliza la industria de la construcción por el exceso de oferta y se da comienzo a la crisis económica. Esta crisis se reflejo en significativas caídas de los precios de las acciones y luego en la quiebra de renombradas instituciones financieras, con un gran daño patrimonial para los respectivos accionistas. Los inescrupulosos ejecutivos que desarrollaron este modelo de negocios recibieron en efectivo sus “bonos” y ahora serán acreedores a suculentas indemnizaciones por ser despedidos de sus trabajos. Son los ganadores en esta crisis.

En estos momentos se esta escribiendo el epílogo de esta crisis cuando el gobierno norteamericano ha salido al auxilio de algunas instituciones financieras aportando billones de dólares que saldrán finalmente del bolsillo de todos los ciudadanos norteamericanos.

En Chile esta es la paja que estamos viendo de la economía norteamericana. No queremos ver la viga que se nos está cayendo encima con el modelo de negocios de la industria de créditos de consumo personificada por los emisores de Tarjetas de Crédito no bancarias. Estas tarjetas no bancarias son emitidas por el sector “retail” constituido por tres grandes grupos económicos que son el grupo Falabella (Tiendas Falabella, Sodimac, Banco Falabella, Tarjeta CMR, Tottus y San Francisco), grupo Cencosud (Jumbo, Easy , Santa Isabel, Paris, Tarjeta Paris y Banco Paris) y finalmente el grupo D.y S (Lider, Ekono, Tarjeta Presto y ex - Almac).

Invito a construir el modelo de negocios de las empresas de “retail” chilenas tomando como antecedente el modelo de negocios de las empresas financieras norteamericanas que desarrollaron los créditos sub-prme. Al hacer este ejercicio veremos la “viga” que tenemos.

Chile con 2,400.000 personas morosas sobre 6.500.000 habitantes de población activa, tiene altas probabilidades para generar su propia crisis económica, la que se originaría y potenciaría con la crisis de Estados Unidos.

Lamentablemente todos los chilenos pagaremos por esta crisis, responsabilizando a los empresarios chilenos que han preferido un modelo de “libertinaje” de mercado, sin regulaciones. A esto se agrega la incapacidad de nuestras autoridades financieras para actuar proactivamente y esperar pasivamente para que esta crisis caiga sobre nuestra economía.

(*) MBA Universidad de Stanford
Ingeniero Comercial U. de Chile.

Nota de la Redacción:
Por considerar que el tema es extremadamente sensible, del que hemos hablado durante mucho tiempo, hemos decidido reemplazar el comentario de nuestro Director, Mario Montes, por la palabra autorizada en este tema de don Finn R. Samsing A., que desde hace largo tiempo viene advirtiendo sobre la crisis que están fabricando para Chile.