Una bofetada a la faz de los rojos
La noticia del rescate de 15 secuestrados por las guerrillas narco-terroristas de las FARC, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, entre los que se incluye la ex candidato Presidencial Ingrid Betancourt, es sin dudas una buena nueva para los amantes de la libertad.
La operación que llevó a cabo un grupo de Comandos del Ejercito Colombiano, de manera impecable, se realizó sigilosamente, tomando todo tipo de precauciones, y logró la liberación de los rehenes sin necesitar un solo tiro, logrando de paso la captura de uno de los comandantes mafiosos.
Los rescatados creyeron, al principio, que se trataba de un traslado a otro punto de reclusión y al darse cuenta de que estaban libres, no pudieron contener su alegría que incluso puso en riego la estabilidad del helicóptero que los transportaba a la tan soñada liberación.
Los familiares, que después de tantos años de espera pudieron abrazar a sus seres queridos, demostraron todas sus emociones, la ciudadanía colombiana respiró con alivio, aunque queda una dura brega por recuperar a otros rehenes, y se lanzaron a las calles a festejar.
Las familias de Betancourt, de 3 norteamericanos y de 11 uniformados, policía y Ejército, recibieron con felicidad la noticia y abrazaron con amor a los suyos. Las instituciones Militares y Policiales recibieron con manifestaciones de júbilo a los suyos, los que fueron reincorporados de inmediato al servicio.
Esperamos que este sea el inicio de la recuperación de la paz para el noble pueblo colombiano y un presagio venturoso para todos aquellos que tratan de liberarse de las oprobiosas dictaduras, aunque estén disfrazadas de democráticas, que se extienden por el Continente.
En todo el mundo se sintió una sensación de alivio por el fin de la torturante, oprobiosa y cobarde retención de este grupo de personas, a la vez que se encendieron las esperanzas de que termine esta inhumana manera de hacer política, que en nombre del “pueblo” arrasa con sus derechos y libertades.
No podemos dejar de felicitar al Gobierno de Alvaro Uribe, que sin estridencias, de manera cautelosa, le dio un durísimo golpe al grupo insurgente que aliado con los traficantes de cocaína ha mantenido al país en ascuas durante más de cuarenta años de brutalidad y terrorismo.
Esta ha sido una jornada de éxito para Uribe, que seguramente le significará la reelección, que esperamos logre ayudarlo a “congraciarse” con los países vecinos, y aprovechar este momento en que las FARC están debilitadas, han perdido su herramienta de negociación, darles el golpe de gracia.
Otros damnificados de esta maniobra militar han sido sin duda aquellos grupos y Gobiernos que han mantenido un constante apoyo al terrorismo o los que han callado cobardemente ante estos crímenes que ofenden a la humanidad. Deben haber recibido la información como una bofetada en la cara.
Y ahora lo único que queda por esperar es que la FARC, en franco proceso de descomposición, liberen a los más de 700 rehenes que quedan en su poder y termine este drama que ha hecho agonizar durante tanto tiempo a la democracia colombiana.