El Respeto debe ganarse……
Desde todos los ámbitos se ha escuchado criticas contra la estudiante que vació un jarro de agua sobre la faz de la Ministro de Educación e incluso se ha llegado a extremos de culparla de pretender “incendiar” el país, y desde algunas esferas se pide la expulsión del colegio de la “pingüino”.
Los chilenos, que hemos sido testigos de la intensa siembra de odiosidades que se ha realizado desde el oficialismo, inclusive utilizando los millonarios fondos estatales, debemos entender que estas actitudes son los resultados inevitables de las desenfrenadas actividades divisorias concertacionistas.
Gran alharaca hemos visto realizar a la Presidente, Ministros, Alcaldes, Presidentes de Partidos, por un hecho provocado por la misma Secretaria de Estado, que se ha caracterizado por no escuchar y por ironizar con relación a los planteamientos de los sectores involucrados en el tema educacional.
Han minado la familia, se ha restado autoridad a los maestros, se ha desprestigiado a las Iglesias, se ha desvalorizado el amor, el respeto lo han disuelto, pero, cuándo les toca a ellos saltan como fieras a defender sus fueros, olvidando que el respeto como la virginidad, se pierden una sola vez.
No escuchamos a ninguno de los próceres “ofendidos” dar explicaciones al pueblo de Santiago por la inmensa falta de respeto que ha implicado la deficiente implementación del Transantiago o a nuestras Autoridades explicar a los más pobres la pérdida de miles de millones de pesos mal administrados o simplemente robados.
Con la falsificación de nuestra historia, que implica la mayor falta de respeto, se permitió que un descerebrado fuese a escupir la urna que contenía el cuerpo del fallecido General Augusto Pinochet, lo que no llamó a escándalo, llegándose inclusive al despropósito de felicitarlo y proporcionarle un nuevo trabajo.
Las Autoridades para ser respetadas, como resulta obvio, deben ser respetables y para tener esta última característica deben realizar bien las funciones que les asignan la Ley y la Constitución, deben cumplir con las promesas que les llevaron al poder, deben ser un crisol de honestidad y por sobre todo respetar al pueblo.
Pedir el respeto que no se merece es una insensatez gigantesca, pues así como se plantea que los pueblos tienen los gobernantes que se merecen, las Autoridades reciben de la ciudadanía el trato que se han ganado con sus hechos o con su falta de realizaciones concretas.
Desde la llegada de los socialistas a La Moneda hemos sido testigos de un ambiente de confrontación permanente, excepto esos momentos de bipolaridad que tiene en algunos momentos la Presidente y que agradece a los opositores, en la que no han faltado nunca las descalificaciones e incluso los insultos peyorativos.