Emplazamientos y respuestas.
Mario Montes
Mario Montes
Las reacciones de La Moneda al emplazamiento de Sebastian Piñera, sobre los problemas de seguridad, solo demuestran la intolerancia e insensibilidad de los Gobernantes sobre los problemas reales que afectan a la ciudadanía.
Calificar la posición del abanderado de RN como un “aprovechamiento” es la típica formula para descalificar a que nos tiene acostumbrados la concertación, que prefiere la palabrería rimbombante a las realidades acuciantes.
Pareciera que los únicos personajes que no se dan cuenta de que la delincuencia nos ha convertido en “rehenes” son la Presidente, sus Ministros y una parte importante de los dirigentes del oficialismo.
Nosotros no hemos sido particularmente partidarios de el Señor Piñera, le hemos criticado permanentemente, pero consideramos que está vez sus planteamientos interpretan plenamente al pueblo sin voz.
La Administración de Bachelet se ha caracterizado por tener una extraña “sordera” a los requerimientos de la población, por una rara insensibilidad a los problemas populares y una ceguera impactante a la problemática social.
El Gobierno se ha transformado en “autista”, solo vive en un mundo especial, que es refractario a los sucesos exógenos y sigue repitiendo sus consignas como si los asuntos que afectan a la ciudadanía fuesen solo los políticos.
Sabemos, como la gran mayoría de los chilenos, que este ha sido uno de los peores Gobiernos de nuestra historia, que ha mantenido una alta cesantía, bajo crecimiento y no ha frenado la incipiente inflación que aflige a los más modestos.
A pesar de la inmensa cantidad de recursos que tiene el Fisco, la educación y la salud han involucionado, es decir han pasado de ser malas a pésimas, sin que sean perceptibles las mejoras que anuncian los Gobernantes.
Lo peor es que las expectativas de la población se siguen ensombreciendo, posiblemente al ver como se ha sepultado a las PYMES, la forma en que desaparecen las clases medias y la pauperización de los más humildes.
Creemos del caso insistir a Bachelet en la necesidad imperiosa de un ajuste de su agenda, reemplazando los temas políticos sin importancia por la solución de una inmensa cantidad de “pendientes” de su gestión.
En Democracia, si con mayúscula, es necesario que la Autoridad esté atenta a lo que piensa el pueblo y que, aunque solo sea a veces, escuche la angustiada voz de aquellos que cada vez tienen menos que perder.
La gente, parafraseando al Papa Juan Pablo Segundo, no puede seguir esperando. Las soluciones son acuciantes, pues los riegos de estallidos sociales incontrolados son evidentes y extremadamente peligrosos.
Chile siente que ya ha pasado la hora de las promesas, llevamos demasiado tiempo recibiéndolas, este es el momento de las realidades, nuestras autoridades, una vez más, nos han fallado.