Con nuestra gris Presidente Chile se ve acéfálo
Nuestros Gobernantes y la Concertación hacen gárgaras con su presunta preocupación por los inmensos problemas que está viviendo la ciudadanía, pero en los hechos no hacen nada por aliviar los extremos sufrimientos que está soportando la fracción más humilde de la población y mucho menos aún por calmar las angustias que está pasando la clase media.
Pareciera que desde La Moneda y su coalición oficialista creyeran que los problemas se solucionan con solo enunciarlos o con el permanente ir y venir de la presidente con la billetera del Fisco en la mano, tratando de tapar la ineficiencia e incapacidad con el chorro de plata que botan a la calle.
El país se encuentra agobiado por la delincuencia, por la baja calidad de la educación, por una salud vergonzosa, por sueldos miserables, por una inflación desatada, por la pobreza que aqueja a parte importante del país, por la falta de empleo o el temor a perderlo, por el incontenible avance de las drogas.
Para todos estos problemas solo obtenemos nuevas promesas de preocuparse, a lo más se crean inútiles comisiones que estudien el problema, pero en la realidad ninguno de ellos encuentra alguna solución razonable, solo escuchamos palabras de buena crianza o de pesar.
La insistencia en culpar a sucesos exógenos de los problemas que vivimos en el país es solo una manera de intentar tapar los malos manejos macro-económicos y un fútil intento por ocultar los derroches inaceptables que se están haciendo con el dinero de todos los chilenos.
Vidal dijo que los países en crisis no crecen y nosotros aunque poco lo estamos haciendo, le recomendamos al profesor de historia que reste (desagregue”) los altos valores del cobre, la celulosa y el molibdeno y después nos cuente si realmente estamos creciendo o decreciendo.
Según nuestros análisis en los últimos diez años Chile ha involucionado, ha retrocedido, hasta llegar a una situación, que limpiada de los ingresos inesperados, nos sitúa en una muy mala situación comparativa con el resto del continente y en un lugar muy secundario en el mundo.
La desocupación, que se ha transformado en estructural, las remuneraciones miserables, la inflación que consume los sueldos de los más humildes, la delincuencia que ataca a la ciudadanía, una educación atrasada en siglos y una salud vergonzosa, son solo algunos de los signos de una crisis que ya esta desatada.
No bastan discursos ni palabras bonitas para disfrazar esta situación que es dramática, ahora lo que falta es que las autoridades demuestren esas capacidades que tanto han auto-ponderado y se pongan a solucionar los problemas que asfixian al pueblo y estrangulan a la clase media.
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Crisis habemus.
Nuestros Gobernantes y la Concertación hacen gárgaras con su presunta preocupación por los inmensos problemas que está viviendo la ciudadanía, pero en los hechos no hacen nada por aliviar los extremos sufrimientos que está soportando la fracción más humilde de la población y mucho menos aún por calmar las angustias que está pasando la clase media.
Pareciera que desde La Moneda y su coalición oficialista creyeran que los problemas se solucionan con solo enunciarlos o con el permanente ir y venir de la presidente con la billetera del Fisco en la mano, tratando de tapar la ineficiencia e incapacidad con el chorro de plata que botan a la calle.
El país se encuentra agobiado por la delincuencia, por la baja calidad de la educación, por una salud vergonzosa, por sueldos miserables, por una inflación desatada, por la pobreza que aqueja a parte importante del país, por la falta de empleo o el temor a perderlo, por el incontenible avance de las drogas.
Para todos estos problemas solo obtenemos nuevas promesas de preocuparse, a lo más se crean inútiles comisiones que estudien el problema, pero en la realidad ninguno de ellos encuentra alguna solución razonable, solo escuchamos palabras de buena crianza o de pesar.
La insistencia en culpar a sucesos exógenos de los problemas que vivimos en el país es solo una manera de intentar tapar los malos manejos macro-económicos y un fútil intento por ocultar los derroches inaceptables que se están haciendo con el dinero de todos los chilenos.
Vidal dijo que los países en crisis no crecen y nosotros aunque poco lo estamos haciendo, le recomendamos al profesor de historia que reste (desagregue”) los altos valores del cobre, la celulosa y el molibdeno y después nos cuente si realmente estamos creciendo o decreciendo.
Según nuestros análisis en los últimos diez años Chile ha involucionado, ha retrocedido, hasta llegar a una situación, que limpiada de los ingresos inesperados, nos sitúa en una muy mala situación comparativa con el resto del continente y en un lugar muy secundario en el mundo.
La desocupación, que se ha transformado en estructural, las remuneraciones miserables, la inflación que consume los sueldos de los más humildes, la delincuencia que ataca a la ciudadanía, una educación atrasada en siglos y una salud vergonzosa, son solo algunos de los signos de una crisis que ya esta desatada.
No bastan discursos ni palabras bonitas para disfrazar esta situación que es dramática, ahora lo que falta es que las autoridades demuestren esas capacidades que tanto han auto-ponderado y se pongan a solucionar los problemas que asfixian al pueblo y estrangulan a la clase media.
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