Vía chilena al socialismo y Holocausto,
por Roberto Ampuero.
En estos días en que se compara en Chile al ex Presidente Salvador Allende con Adolf Hitler, recorro en Berlín el sitio donde hasta 1945 se encontraban las centrales de la Gestapo, las SS y el Reichssicherheitshauptamt (Cuartel General de Seguridad del Reich). Las sedes de la represión nazi, ubicadas cerca de la cancillería hitleriana, fueron bombardeadas al final de la Segunda Guerra Mundial y demolidas al término de ella. Durante la Guerra Fría los terrenos quedaron prácticamente en tierra de nadie, entre el sector soviético y el occidental. Desde esas instituciones se dirigió la eliminación de 17,5 millones de personas; entre ellas, seis millones de judíos. Hoy están allí la exposición y el centro de documentación “Topografía del Terror”.
Conmueve recorrer la amplia nave de acero y cristal que alberga tanto la exposición que documenta el origen, auge y caída del nacional-socialismo como una biblioteca especializada. Estremece pasar ante las fotos del Holocausto y lo que resta de las celdas para presos políticos, ubicadas en las ruinas del subterráneo de la Gestapo, ex calle Prinz Albrecht 8. A pocos metros de allí se alza, además, uno de los tramos más largos que quedan del Muro, derribado pacíficamente por la población germano-oriental en la revolución del 9 de noviembre de 1989.
Obnubilados por su ideología racista, los nazis documentaron minuciosamente su barbarie mediante informes y fotografías. Muchos de esos documentos se exhiben desde mayo en Berlín. Nada queda fuera de la historia. Ni el surgimiento del partido nazi, ni la toma del poder por Hitler en 1933, ni la eliminación de judíos, ni la planificación de la Segunda Guerra Mundial, ni los campos de concentración, ni la derrota de Hitler. Entre las escalofriantes fotos que uno ve —de repudio y escarnio público, de traslado a campos de exterminio, de ejecuciones en plazas—, hay una que emociona. Muestra a centenares de obreros alemanes haciendo enfervorizados el saludo nazi y entre ellos a un hombre, uno solo, que se cruza de brazos. Es August Landmesser. Está en los astilleros de Blohm und Voss, Hamburgo, corre el año 1936, etapa del auge nazi. Desconocemos el destino de ese héroe que nos enseña el coraje civil y nos devuelve la fe en el ser humano en medio de cualquier dictadura.
Entre los 17,5 millones de víctimas civiles de la represión nazi figuran judíos, gitanos, eslavos, minusválidos, homosexuales, comunistas, socialdemócratas, masones y todo tipo de opositores a Hitler. La Alemania de hoy se levanta sobre el reconocimiento de la tétrica noche que Hitler impuso al mundo y sobre el cultivo de la memoria del Holocausto, pero también sobre la reivindicación de personas como Landmesser, Harro y Libertas Schulze-Boysen o el coronel Claus von Stauffenberg, quienes arriesgaron la vida por frenar el nazismo. La Segunda Guerra Mundial, que terminó hace 65 años, causó la muerte de casi 70 millones de personas, 26 millones de las cuales eran soviéticos; 5,8 millones, polacos y 5,3 millones, alemanes. Comparar a un socialista democrático con Hitler no sólo es una aberración histórica, sino que ofende la memoria de las víctimas del Führer. Y que una comparación semejante no cause repulsa nacional sugiere que en los planes de educación nacional se ha desperfilado quizás la enseñanza del Holocausto.
Nota de la Redacción:
Somos admiradores de don Roberto Ampuero al que consideramos un historiador de fuste, por eso nos extraña, que al igual que nuestros políticos no haya entendido lo que dijo José Piñera al respecto y que solo se refirió a que hay políticos que llegan al poder por vía democrática y en el devenir de su gestión degeneran en tiranías, y puso un ejemplo: “El caso más famoso de la historia fue el de Adolf Hitler en 1933: fue elegido democráticamente y devino en tirano”.
No vemos, en esta entrevista que nunca existió, sino que es una composición evidentemente manipulada de los Twitteos del ex Ministro del Trabajo, sin que exista ningún intento por comparar el régimen del ex Presidente Salvador Allende con Adolf Hitler, sino que una explicación de cómo un Gobierno que accede al poder democráticamente, puede, por sus propias acciones, puede devenir en una tiranía. Nuestros políticos pueden ser analfabetos funcionales u oportunistas, el resto no.
Se está transformando en una mala costumbre nacional el “comentar de oídas” e inclusive el comentar sin haber leído ni analizado lo que el contradictor dice, lo que nos parece muy propio de la clase política mediocre con que contamos, pero, esta insana práctica es simplemente inaceptable en un docente de la categoría de don Roberto Ampuero, que además de ha caracterizado por el análisis profundo de los temas históricos.
Para aquellas personas que no hayan leído la supuesta entrevista al hermano mayor del Presidente Piñera, incluimos a continuación el link de la publicación original, en la que se puede advertir un soterrado revanchismo de la añeja izquierda y el montaje del que fue objeto José Piñera con el objetivo de desestabilizar a su hermano Gobernante, pero, para no caer en más disquisiciones léala usted mismo(a) pinchando >>>AQUI<<<