La Concertación marcha atrás,
por Sergio Melnick.
El ajedrez de las fuerzas políticas aún se mantiene más o menos igual. Los partidos están en proceso de recambio, pero es como el gatopardo: siguen mandando los mismos de siempre. Dejo a un lado los partidos de gobierno, ya que sus dirigentes ganaron la elección y es justo que se les premie continuando sus mandatos: RN ya ratificó a su entrenador, y la UDI hará lo mismo con Coloma. ChilePrimero, sin embargo, es un desaparecido en acción. De Flores y Schaulsohn casi no se escucha, y el presidente del partido es anónimo. Flores, de hecho, tomó una importante posición pública en el tema de la innovación, pero no se ha sabido de él. Es urgente, diría yo, que se pongan las pilas, para fortalecer la idea de la Coalición por el Cambio.
Lo realmente notable es lo que ocurre en el lado de los perdedores. La principal artífice de la derrota fue Bachelet y la quieren proponer para 2014. Se ve que aún no entienden el problema, como no lo entendieron con Frei candidato. Este último trata afanosamente de ganar protagonismo, pero es como si el “Titanic” tratara de volver a navegar. Bachelet tuvo popularidad, pero los datos de su mala gestión empiezan a emerger a borbotones incontenibles.
En el PPD, otra artífice de la derrota y de las malas tradiciones políticas será su nueva presidenta, en un extraño acuerdo con Auth y el girardismo. Es decir, siguen exactamente los mismos por los que se perdieron figuras emblemáticas como Schaulsohn y Flores. La única diferencia es que ahora no tienen el poder ni la maquinaria de favores disponibles. La cosa va a estar difícil para ellos.
En el PS, yo creo que será Andrade el vencedor. Es decir, sigue Escalona en gloria y majestad. Tampoco se han repuesto de la pérdida de figuras tan emblemáticas como ME-O, Arrate, Navarro: el PS seguirá tal cual, e igual de confundido, con un volcán interno que puede emerger en cualquier momento.
En el PRSD hay muy re poco dónde elegir. El aparato estatal les era muy fecundo en las áreas que controlaban, como Justicia y Gendarmería. Ahora hasta quizás les reformen las notarías y eso sí que duele. Con todo, aunque Gómez llevaba 20 años en el aparato estatal, es un personaje valioso e interesante, si bien sus ideas acotan más o menos con el año 50. La pugna histórica con el PDC se va a notar. No se quieren mucho que digamos.
En el PDC, Walker, creo yo, asumirá la testera, pero no es expresión alguna de renovación. Mientras tanto, Latorre vive sus últimos días de gloria, y fustiga al Gobierno como sea, tratando de ganar un protagonismo que ya no tiene. La DC lleva la procesión por dentro. Sus facciones internas son quizás irreconciliables. Perdió un millón de votos aliada con el socialismo. A veces parece que se hubiese olvidado de su apellido “cristiana”, probablemente su mejor activo: si algo le falta a nuestra sociedad es la espiritualidad.
El PRI ha ganado y perdido. El nombramiento de Zaldívar es una distinción, pero los descabeza del líder. No pasará nada por esos lares, salvo que, estimulados por una política regional verdadera y ambiciosa, den un paso formal al gobierno.
Por último, el PC, vivito y coleando. Feliz como lombriz con sus tres diputados. Tan malo no sería el binominal. El partido sigue manejado por Teillier y sus rígidas estructuras ideológicas. La democracia no es un tema que se maneje mucho allí. A todo evento, es un partido anacrónico, absolutamente pegado en el pasado, incluso anterior a los radicales. Debe ser el único del mundo que sigue defendiendo la dictadura cubana. No se les conoce una sola idea novedosa desde el año 1917. Por ende, no hay renovación posible en esa geografía.
Finalmente nos queda ME-O, lo único nuevo en liderazgos políticos. En el discurso, no parece darse cuenta de que fue derrotado, que ni siquiera pasó a la segunda vuelta, como garantizó. Entre sus padrinos, su principal mentor, Carlos Ominami, es la antítesis de la renovación, y los que eran transversales, como Fontaine y González, ya no están. Le quedan Trivelli y la Carola, pero no son muy renovados que digamos. La gran pregunta es si logrará las firmas para ser partido. Mi impresión actual es que no. Pero es el único personaje nuevo e interesante. De Navarro no vale la pena hablar.
Raya para la suma, como dice mi amigo Paulsen, todo sigue igual, con el agravante de que ahora son perdedores, y eso mella la credibilidad y la capacidad de acción. Sólo los mantiene unidos un frágil poder de veto en el Congreso, que no durará mucho.