La razón de la sin razón, manda la oposición,
por Mario Montes.
Cuesta entender que despues de 20 años luchando denodadamente por llegar al poder la derecha, una vez conseguido el apoyo popular, acepte ser pauteada por los mismos que utilizaron rodos los recursos del Estado para impedir que se prodijese un cambio de Administración.
Fueron 20 largos años para el pueblo chileno en los que la soberbia, la falsedad y la corruptela fueron la forma de Gobernar el país, de manera falsaria y aplicando todo tipo de sofismas desfiguraron nuestra historia hasta convertirse en victimas y beneficiarios de ella.
El saqueo al que sometieron la Estado no tiene parangón en la bicentenaria historia de nuestro país, los abusos contra el pueblo fueron la constante de estos dos decenios, en los que junto con la rapiña se hicieron indemnizar por los sufrimientos provocados por ellos mismos.
Una incapacidad sorprendente logró detener una economía que se dirigía directamente al desarrollo, la ineptitud consiguió que a pesar de destinarse ingentes recursos las salud y la educación le robaran los sueños a parte importante de la población chilena.
En lo único en que demostraron una maestría, un poco siniestra por cierto, fue en la propaganda y en el escamoteo de la obra del Gobierno Militar para vestirse con ropaje ajeno y así disimilar la inmensa ineptitud con que manejaron el país.
Hoy derrotados manejan con excepcional habilidad las herramientas de la extorsión, el chantaje y la mentira para lograr eso que ellos tanto criticaban en el pasado, mantener en hibernación y absolutamente marginados a quienes tienen la osadía de discrepar de ellos.
Los seguidores de los malos Gobiernos de Allende y de los de Lagos y Bachelet, dos de las 4 malas administraciones de la concertación, se han dado maña para pautear al Gobierno de Piñera, obligándole a dar pie atrás cuándo sus determinaciones no son del gusto de la oposición.
La imagen que queda al chileno de apie es que el Gobierno de don Sebastián Piñera Echenique no sabe lo que quiere, no tiene capacidad para tener ideas claras sobre lo que realmente sucede en el país y que en su debilidad solo atina a mendigar algún apoyo a sus adversarios.
Triste sino el de esta derecha, que llegó al poder aupándose sobre las ansias de cambio de una ciudadanía hastiada y cansada del mesianismo fracasado de la concertación, para a casi 90 días de haber asumido transformarse en prisionero de sus propios temores.