Nuestra posición sobre impuestos.
Si no fuese por la emergencia que vive el país no estaríamos de acuerdo con el alza de los tributos, básicamente, por la conciencia que siempre termina pagándolos el consumidor y por la seguridad que las tasas más altas ponen un incentivo a la evasión.
Aunque concordamos con el impuesto a los tabacos, a pesar de ser fumadores empedernidos, nos parece insólita la diferencia impositiva existente entre las drogas legales, el licor para un impuesto especifico infinitamente inferior al de las tabacaleras.
Creemos que hay impuestos que no tienen sentido, como el especifico a los combustibles, que encarecen artificialmente el valor de los productos nacionales y el costo de la movilización, trabando innecesariamente las posibilidades de un desarrollo acelerado.
Consideramos absurdo que los licores tengan el mismo canon impositivo que las bebidas de fantasía o que el agua mineral, a la vez que nos parece monstruoso que la principal fuente de alimentación del pueblo chileno, el pan, esté sobre gravado con el específico que afecta a la harina.
En nuestras meditaciones nos encontramos con una inmensa cantidad de propiedades que se encuentran exentas de contribuciones, como las de las Iglesias, estableciendo privilegios que nos cuesta llegar a considerar razonables y vemos como injusto.
Hemos llegado al absurdo, con un estado gran Empresario, de instaurar un Estado archi-millonario, en tiempo normales, y de mantener a una mayoría, un altísimo porcentaje de la población, escasamente subsistiendo con un miserable salario mínimo.