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lunes, 26 de abril de 2010

Argentina versus Uruguay, por Hernán Felipe Errázuriz.


Argentina versus Uruguay,

por Hernán Felipe Errázuriz


La Corte de La Haya zanjó, luego de cuatro años, la demanda de Argentina en contra de Uruguay por incumplimiento de sus obligaciones de informar sobre la construcción de dos manufactureras de celulosa en el río Uruguay, en particular por sus efectos en las aguas y en otras áreas de ese río. Sólo una de las plantas funciona a plena capacidad (Botnia). La otra, asociada a una empresa chilena, es un proyecto.

El mismo tribunal, con más de la mitad de sus actuales integrantes, conocerá de la demanda sobre delimitación marítima presentada por Perú en contra de Chile. El fallo reciente, en una materia muy distinta del contencioso peruano, merece un análisis profundo de nuestros abogados y diplomáticos, pues es el testimonio más reciente del discernimiento de la Corte de La Haya.

La Corte sentenció un triunfo para Uruguay, por no haberse comprobado los daños alegados en las aguas, y rechazó las pretensiones argentinas de paralizar y erradicar la planta. A la vez, condenó el incumplimiento informativo uruguayo sólo con el reproche.

La sentencia es interesantísima. Con solidez, claridad y elegancia se pronuncia en forma precisa sobre los temas de fondo, reafirma la aplicación del derecho de los tratados y aborda los aspectos de su jurisdicción, adoptando un criterio más bien restrictivo. Notables son la demostración de la independencia y solvencia del tribunal, y el número y calidad de los abogados y expertos de las partes.

La disputa mantiene tensas las relaciones entre ambos países, incapaces de resolver sus diferencias directamente o mediante los anacrónicos organismos regionales. El Presidente Kirchner había declarado causa nacional la erradicación de Botnia; ambientalistas y vecinos de la ciudad argentina próxima a la planta mantienen interrumpido el tránsito de un puente que conecta a los dos países, en tanto Uruguay ha vetado la candidatura del ex Presidente argentino para dirigir Unasur.

Los actuales mandatarios han reaccionado con serenidad ante la sentencia, que es inapelable. La respuesta de Cristina Kirchner ha sido de un respeto por el orden internacional que no había tenido antes —tampoco su cónyuge ex Presidente ni algunos de sus predecesores—. Su apego al derecho se demostrará finalmente por su capacidad para contener las protestas alentadas por los dichos de Néstor Kirchner. Los violentistas insisten y amenazan interrumpir los demás puentes, lo que podría afectar, además, el comercio internacional terrestre de Uruguay, Chile y Brasil.

Alentador para el imperio del derecho será que la decisión de la Corte contribuya a superar este desencuentro y que se abra una nueva etapa en las relaciones entre Argentina y Uruguay. Sus mandatarios se reunirán el miércoles próximo, para intentarlo.