Como los camaleones.
La democracia cristiana ha resultado ser el perfecto símil político de las habilidades para camuflarse de los camaleones, que como es sabido cambian de colores para mimetizarse y así huir de sus adversarios.
La DC se mimetiza por motivos distintos, como los afanes de poder, sea este político o económico, pero los cierto es que siempre se ha ubicado en el lado en que el sol calienta de manera más agradable.
Cuando el Gobierno de Allende hacía agua por todos lados, el país se encontraba paralizado y se corría en riesgo de una guerra civil, no tuvieron empacho el olvidarse se su pacto de garantía constitucionales.
Cuándo se vislumbró que los Militares no seguirían tolerando el estado de ilegalidad e inconstitucionalidad, formaron con los Nacionales la CODE y comenzaron a exigir que las Fuerzas Armadas se pronunciaran.
Cuándo estas pusieron fin al experimento allendista, corrieron a ponerse a disposición de los uniformados, excepto un pequeño grupo de 17 dirigentes, y fueron los defensores en el exterior de la Junta Militar.
Cuándo vislumbraron que los Militares y las Fuerzas de Orden no les entregarían a ellos el poder, después de una limpieza impulsada por la misma DC, los abandonaron y se acordaron que eran democráticos.
Cuándo vieron que el Gobierno de Pinochet se acababa, cumpliendo la norma Constitucional, se aliaron con aquellos a los que había derrocado para hacerse nuevamente del poder.
Hoy, después de haber combatido al comunismo durante toda su vida, son los que como bisagras le abren al totalitarismo rojo las puertas del poder Parlamentario y les ruegan que voten por ellos.
Los valores familiares, patrióticos y morales que han manifestado defender desde su creación, simplemente los han abandonado, vendiendo sus posiciones por un modesto plato de lentejas.
No hay que se adivinos para saber que tarde o temprano le darán a sus actuales compañeros de ruta una puñalada por la espalda con la finalidad de obtener beneficios de su traición.
Han traicionado al corporativismo fascista de su fundación, al frente popular con el que Gobernaron, a la derecha que les llevo al poder, a los militares que les dejaron enriquecerse.
Por eso el pueblo chileno, que es menos tonto de los que ellos quisieran, les ha ido dando vuelta la espalda, para dejarlos convertidos en un grupúsculo lego de ser la primera fuerza política del país.
Votar hoy nuevamente por Eduardo Frei Ruiz Tagle, es provocarse gratuitamente una nueva frustración para los chilenos, además, que su ofertón como siempre no lo cumplirán.
(Para mejor entender a esta gente , les invitamos a revisar la carta que don Eduardo Frei Montalva envió a Mariano Rumor, Presidente de la Unión Mundial Demócrata Cristiana, el 8 de noviembre de 1973.) Para leer documento, pinche AQUÍ.
