Des-manipulando nuestra historia reciente....

Des-manipulando nuestra historia reciente....

Hasta el momento, un poco por desidia, comodidad o cobardía de los nuestros, hemos aceptado que se manipule asquerosamente nuestra realidad cercanamente pretérita, pero, siendo tan evidentes las falsedades y tan monstruosas las persecuciones solo han logrado que el chileno, ese orgulloso y valiente tan mentado en la araucana, comience a protestar por el engaño.

Agosto de 1973 transcurría lleno de actos de violencia, los estudiantes, los sindicatos, los gremios, todas las fuerzas "vivas" de la Nación protestaban contra un estado de cosas intolerable. Unos, los nuestros, luchaban por mantener y recuperar los espacios de libertad, mientras los "otros" procedían a apretar el dogal con que asfixiaban a nuestro país.

Pero, no vaya a creer que las motivaciones eran solo político doctrinarias, como ya quedaba un solo patrón, o se estaba con el o no había trabajo, como la distribución estaba en manos del Gobierno, o se afiliaba a las JAP o se moría de hambre, como nuestros hijos habían sido adoctrinados en la odiosidad, o se cedía a ella o simplemente la unidad familiar se quebraba.

La Ley y los Tribunales pasaron a ser una tragicómica comedia, porque el Ejecutivo les negaba la fuerza pública, debido a lo cual los fallos de la Justicia se amontonaban como papeles sin ningún valor. A tanto llegó la situación que la gente decidió formar grupos de defensa barrial para protegerse mutuamente y no depender de que hubiera voluntad para sancionar a los criminales.

La educación, además de mala, se la intentó utilizar para "concientizar" a los jóvenes, obviamente distorsionando las realidades, para ser el foco de la anti-familia y de un internacionalismo insano, que por un lado repudiaba los excesos del imperialismo yanqui, pero que por el otro sencillamente callaba sobre las atrocidades que cometía el "Hermano Mayor", la ex URSS.

La vida transcurría entre manifestaciones, a favor, con inmensas cantidades de gente llevada desde las industrias "estatizadas" o desde los campos "colectivizados", desfilaba gente de manera "militarizada" y según como se le mire, amenazadoramente armados, claro, dispuestos a agredir a cualesquiera que tuviese la osadía de tener ideas divergentes a las del "partido".

Por el otro lado la cosa no era fácil tampoco, se perdían días completos en las "colas", filas, para tratar de conseguir algún alimento, eran permanentemente amenazados y agredidos, por este ambiente de hambre e inseguridad, centenares de miles de mujeres, cacerola en "ristre" notificaron a Allende que ellas no estaban dispuestas a seguir aceptando este estado de cosas.

Esta apoteósica manifestación, que básicamente pedía a Allende que rectificara sus planteamientos, que no tratara de coartarnos más libertades, y de intentar asegurar la alimentación de sus vástagos, además cautelar la educación de nuestros hijos, recibió una dura respuesta del extremismo oficial, que desde construcciones estatales y desde el Cerro Santa Lucía agredieron a nuestras mujeres con papas con hojas de afeitar.

El extremismo, ese que ahora quieren minimizar, operaba desde bandas armadas que funcionaban protegidos por quienes gobernaban y contaban con varios miles de efectivos "autóctonos" armados y una inmensa brigada internacional que había reunido a los 16 mil revolucionarios de máxima criminalidad para ponerlos bajo las órdenes de un General cubano.

Los chilenos dormíamos inquietos, las noches eran demasiado largas y el despertar nos sometía a mayores inquietudes, sabíamos solo que salíamos, a las colas, marchas o los privilegiados a trabajar, pero todos estábamos llenos de temores sobre si volveríamos o lo harían nuestros hijos o nuestras señoras. La seguridad no pasaba de ser una burla bastante dolorosa.

Chile simplemente se disolvía, la familia estaba irremisiblemente fracturada, la legislación y la Constitución ampliamente sobrepasadas, los derechos de las personas pisoteados, la producción industrial destruida, los campos arrasados, la educación y la prensa eran factores de odiosidades irreconciliables, los hospitales no tenían remedios ni gasas.

Estas situaciones sumadas a las aberraciones que se veían en la prensa, que esparcía estiércol sobre todo lo que no apoyara a sus particulares posturas, fueran estas revolucionarias u opositoras, junto a una inflación desatada y una agresividad en permanente aumento, además de la presión ciudadana, fueron los argumentos que llevaron al Golpe de Estado.