Nuestra política oficialista “banaliza” los problemas del pueblo, se ríe de las necesidades de las mayorías, pasan por encima de los derechos de la ciudadanía, atropellan el más elemental sentido de la Justicia, llevando a la práctica un “democraticidio”, pues están asesinando la credibilidad Nacional.
Parece insólito que quienes se auto erigen como los recuperadores de la democracia, esa que los chilenos definimos al aprobar el plebiscito del 80, en tan poco tiempo hayan mostrado sus garras totalitarias, pretendiendo imponer al país si modelo de amoralidad y descalificando a quienes se les opongan.
Analizándolo con frialdad se llega a la conclusión de que no podía ser de otra manera, están marcados por su afiliación, en principio, y posterior defensa de las criminales dictaduras rojas en el mundo, que todos, menos ellos, sabemos que han causado mas de 100 millones de victimas.
Ideológicamente no es raro, pues los seguidores del marxismo, mas si también admiraron a Lenín, solo han aspirado a establecer la “dictadura del proletariado”, de la que, por cierto, ellos serían la nueva clase, porque componen la vanguardia organizada de pueblos desorganizados.
Lo único que nos puede extrañar es el verdadero contubernio que se conforma entre la derecha económica, siempre cercana al poder que le brinda tantos beneficios, la Democracia Cristiana y el izquierdismos socialista, que conforman una “bizarra” alianza unida solo por las ambiciones.
La mentira, el engaño, el eslogan, la promesa fácil han sido algunos de los argumentos con que han adormecido nuestras conciencias y atontado nuestra capacidad de reacción, pero, ya hasta el más tonto de nuestros conciudadanos tiene que haber notado la completa incapacidad y mala intención de esta maligna coalición.
No lograran sus aviesas intenciones, el chileno defiende sus libertades cuando se da cuenta de que están amagadas, a la vez, que siempre pasa la cuenta a aquellos que se han aprovechado de su ingenuidad y buena voluntad, para eso, la dictadura nos devolvió el voto, usémoslo para sancionarlos.
La coalición gobernante tiene culpabilidades atroces, pues ha derrochado una oportunidad magnifica de llegar al desarrollo, ha jugado con las necesidades de los mas humildes, se ha reído de nuestros viejos, y como si fuera poco, ha expropiado, tronchándoles el futuro, los sueños de los jóvenes.
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