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miércoles, 7 de mayo de 2008

Corrupción, una realidad riesgosa….

Corrupción, una realidad riesgosa….

Uno de los actos más peligrosos que tiene relación a la corrupción es tratar de esconder la situación o tratar de ponerle tierra encima, pero sin duda el más dañino es aquel de intentar minimizar la situación o relativizarla, pues además de dar una señal equivoca crea la sensación de normalidad en los actos anormales.

Los procedimientos “preocupantes” en la materia son intentar comparar actos de rapiña pequeña, como el uso de automóviles o robarse una caja de clips, que sin duda son delitos graves, con los actos de sujetos que por ineptitud, falta de idoneidad o de honestidad provocan inmensos daños a la Nación.

Para nosotros las dos situaciones, la del robo hormiga o la de los daños gigantescos corren por los mismos carriles de la corrupción, solos diferenciados por el volumen de los perjuicios producidos y ambas deben ser perseguidas con el mismo celo y castigadas con una semejante dureza.

Concientes de que corrupción hay en todas las actividades de la vida humana, pensamos que cuando se produce a costa de los dineros de todos es más grave, pues, cuando el daño es provocado a actividades privadas, estas sin duda lo castigan, despidiendo al culpable y enviándolo a la Justicia.

Lo que vemos con seria preocupación es que ante los “escándalos” que se declaran permanentemente en la administración existen reacciones de tipo “cínicas” que pretenden demostrar que no pasa nada raro ó aquellas corporativas en las que se defiende al infractor por ser “amigo”.

Es imprescindible que tomemos conciencia de que la corrupción es una enfermedad social degenerativa, la que una vez que se instala en el “organismo” nacional es sumamente difícil de eliminar, es un verdadero carcinoma que inevitablemente consume a la institucionalidad.

Estamos a tiempo, aunque extendido, el fenómeno todavía es manejable, en otras etapas la delincuencia, merced a los fondos conseguidos con sus fechorías se encargan de exacerbarla, para así, lentamente in “comprándose” a todos los que puedan oponerse a su creciente poderío.

Unos de los motivos fundamentales para producir la alternancia en el poder es la corrupción que provoca la cercanía con la caja Fiscal y las tentaciones de “confundirla” con la billetera personal o con el financiamiento de las colectividades de las que dependen los nombramientos.

Por lo anterior resulta altamente recomendable producir “bandazos” electorales, impidiendo así, que aquellos que llegan al poder puedan poner a funcionar de manera expedita la “maquinaria” de rapaz que les lleva a dilapidar el dinero, generalmente en beneficio propio o de amigos, o simplemente a llevárselo a casa.

Una aclaración importante, nuestra Administración Publica, la profesional, no nos referimos a la componente política del régimen de turno, es sumamente honesta y productiva. Ninguna de nuestras expresiones puede ser considerada un menoscabo para un estamento tan respetable y respetado
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