Un ser humano puede aceptar que le “arrastren” el poncho en infinidad de veces, pero hay temas en los que nunca estará dispuesto a aceptar ningún tipo de groserías, como en lo referente a su mujer, sus hijas o su familia, sus capacidades varoniles o que pretendan arrastrar por el fango a su Patria.La defensa de las nuestras y los nuestros es evidente, pues a la primera de cambios advertimos al ofensor que no siga por ese camino, para si insiste, darle el correctivo necesario para evitar que pueda pasar del agravio verbal a situaciones que pudiesen terminar en actos de violencia.
Cuando a un hombre le ponen en duda sus cualidades varoniles le sale todo ese machismo con que lo criaron las mujeres e igual que un toro enceguecido sale a defender su amagada hombría, lo que aunque no creamos deja permanentemente gran cantidad de victimas.
Tratándose de la Patria nos hemos puesto más remolones, sea porque hemos imitado malas costumbres del exterior o porque se ha transformado en una “rareza” defender valores tan del pasado y que generalmente se utilizan para conmemorar alguna derrota en el campo de Batalla.
Nuestra Historia es riquísima en hechos de valor inusitado, como la inmolación de Prat, la Toma del Morro de Arica o la altiva defensa de la Concepción. Nuestra historia es motivo de orgullo, por fuerzas siempre vencedoras, y por un pueblo de un valor reconocido por el mundo.
Para aquellos que quieren desprestigiar nuestra Historia diremos que en la Escuela Naval Japonesa hay un busto de homenaje a Arturo Prat Chacón y que en las academias de guerra del mundo se estudia con admiración como corvo en mano los chilenos tomaron el Morro de Arica
La Batalla de la Concepción, efectivamente fue una derrota, pues 77 muchachos chilenos enfrentaron a miles de enemigos, pero, por mucho que les moleste nuestra historia, no podrán dejar de reconocer el heroísmo de estos niños que dieron su vida en la defensa de su posición.
Hoy más que nunca hay que reforzar las clases de historia, básicamente para corregir los horrores que les están enseñando a nuestros hijos en los colegios y proporcionarles conocimientos básicos de educación cívica, que no se enseña en la escuela, para que sean ciudadanos responsables.
Chile tiene miles de Prat, de Condell, de Carrera, de O´higgins, solo por nombrar a algunos de nuestros héroes, solo falta que todos asumamos nuestro rol y no permitamos que sigan sucediendo las barbaridades de comete la pandilla de facinerosos que se ha apoderado del poder.
