sábado, 17 de mayo de 2008
Están absolutamente equivocados.
La democracia se revitaliza con autoridades que cumplen sus promesas, con políticos consecuentes, con una administración honesta, con políticas serias y con transparencia, seguramente la gente se sentirá atraída no solo a ejercer el voto, sino que a participar en la política.
No nos cabe duda de que la gente se siente hastiada con una política anodina, con una aguda escasez de valores, con un ambiente de permanentes dudas sobre la honradez de los operadores políticos y lo más grave, manejados por verdaderas oligarquías que conducen las máquinas electorales.
Nosotros, y lo hemos planteado de manera permanente, creemos, no se va a sanear esta actividad mientras esté en manos de gente sumamente mediocre y totalmente irresponsable de las promesas que hacen, lo que ha terminado produciendo desde decepción a rabia en la ciudadanía.
Sin duda el desafío es inmenso, llevar a los mejores a la actividad, a los más capacitados, a los que realmente tengan alma de servidores públicos, gente con ideas, con valores, sería una manera de devolver el prestigio al “Arte de Gobernar” y así lograr interesar a los millones de no participantes.
Para que esto sea posible es imprescindible establecer una barrera infranqueable para aquellos corruptos que mienten al pueblo, que le engañan, convirtiendo las promesas en exigibles, estableciendo fuertes sanciones a los infractores, y así dar al voto la categoría que le han “expropiado”.
A los jóvenes sí les interesa la vida pública, sea por convicciones o por que esta les afecta directamente, lo que no les interesa es una “parodia” de democracia en la que los partidos luchan como fieras por asegurar su parte del botín, mientras los intereses ciudadanos quedan en un segundo plano.
Con relación al voto de los chilenos que viven en el extranjero, lo consideramos un intento por manipular los resultados, pues por un lado cuentan con la herramienta incontrarrestable de las representaciones diplomáticas “comprometidas” y votantes que no viven las consecuencias de sus decisiones.
La democracia es perfectible, eso no lo dudamos, pero nunca se mejorará intentando manipulaciones maniqueas ni intentando sacar beneficios pequeños, ambas actividades en la que la coalición oficialista ha demostrado capacidades indiscutibles.
No es solo por suspicacias, han demostrado no tener honestidad en el manejo de los recursos públicos, los que incluso se han traspasado a campañas políticas destinadas a torcer la nariz de la voluntad popular, la intervención que han realizado ha sido asquerosa, manejando el “sistema” quien sabe a donde podemos llegar.