En Democracia el voto es un arma terrible. Si no estás inscrito hazlo
con tu sufragio puedes cambiar los destinos del país.
No somos partidarios de la inscripción automática, porque la consideramos obligatoria y por lo tanto contraviniendo los derechos ciudadanos que nos conceden las Leyes y la propia Constitución. Creemos que la autoridad, que en otras situaciones a manifestado respetar la “conciencia” de los ciudadanos y que quiere reforzar la base, cuantitativamente, de electores en el sistema, a nuestro criterio esta equivocando el camino.
Los jóvenes no tienen interés en la política partidista, pero si participan en la actividades educacionales o en los sindicatos que los afilian, porque consideran que no se toman en cuenta los problemas reales que les afectan, porque les consideran una manga de sinvergüenzas, porque le encuentran mentirosos y casi alérgicos a la verdad, porque sienten que sus prioridades están demasiado alejadas de los temas que afectan a la población.
Se ha esbozado algunas “leyes” con el objeto de dar transparencia al sistema, pero a lo que se ha dado prioridad es al intento, grotesco, de aumentar la cantidad de Parlamentarios en el Congreso, con costos multimillonarios, o ayer, enviando un proyecto que financie las operaciones corrientes de las colectividades políticas, pagar actividades de formación “cívica” de sus militantes y pagar asesoría de los partidos a su parlamentarios.
Esta nueva forma de hacer llegar las platas del fisco a los partidos no implica que la anterior se acabe, ahora se plantea que tengamos esta que financie con $500 al año por voto obtenido en las elecciones a concejales anterior, para financiar los “costos fijos” de las colectividades, dejando plenamente vigente el la devolución de fondos que hace el Estado a los candidatos y partidos de acuerdo a los votos obtenidos en cada elección.
A estos proyectos, entre pintoresco y absurdo, hay que sumar la tentativa de establecer el derecho a voto para quienes viven fuera del país, que obviamente recibirán el cohecho o la influencia de las Embajadas y Consulados, pero, que elijan a quien elijan, no serán ellos los que paguen el costo de su equivocación. Nosotros creemos que los que sufrirán los resultados deben ser los únicos que elijan a sus autoridades, a las que además debemos aprender a exigir.
Nos parece evidente que la Concertación se esta construyendo un traje a la medida, pues además de apoderarse legalmente de los fondos del Estado, fuera de aquellos que usará subrepticiamente, no cabe duda de que este proyectos “es una barrera” de entrada que impide que nuevas colectividades puedan tener posibilidades de competir con las mismas posibilidades con que se han blindado las dos grandes coaliciones existente.
Nosotros insistimos que la agenda de nuestra mandatario muestra serios trastornos que hacen dudar de sus capacidades para gobernar, pero también nos hace pensar que los resultados del aneurisma que la afectó le dejó secuelas preocupantes, porque en caso contrario, la única explicación posible sería pensar que Doña Michelle no tiene interés en los problemas que afectan al pueblo y que esta obsesionada por establecer una partidocracia total.
Hasta el momento los 4 Gobiernos de la Concertación nos han estafado, con un set impresionante de promesas que nunca estuvo entre sus intereses el cumplimiento, hemos sido engañados por malas administraciones que se han “vestido” con los resultados de la inercia que dejó el Gobierno de Pinochet, y ahora que el Gobierno es rico, la plata se destina a ellos mismos, como reparaciones por la dictadura, o como financiamiento a sus actividades.
Las encuestas nunca han demostrado buena imagen de la clase gobernante ni de quienes ejercen las actividades políticas, pero esta mala imagen, hasta cierto punto despectivo, se ha mantenido en guarismos paupérrimos. Lo grave es que cada muestreo nos señala que la situación se deteriora, llegándose en esta última a que arrastran a la democracia, en la que cada vez menos chilenos tienen confianza como sistema de Gobierno.
Hay mucho que hacer para prestigiar a la política, lo primero, sancionar drásticamente a los involucrados en casos de corrupción, exigiendo a los compañeros o camaradas ser ejemplos de laboriosidad y trabajo, terminando con las absurdas confrontaciones en que desaparecen los argumentos para utilizar las descalificaciones, rebajar las remuneraciones de los Parlamentarios, como una manera de acortar las brechas brutales que dividen al país.
A lo mejor, la medida más importante para sanear la actividad, sea la de establecer las responsabilidades, civiles y criminales, de las ofertas electorales no cumplidas, que sin duda sacaría de la actividad a los demagogos, populistas, sinvergüenzas y a una serie de sujetos, que sin aportar nada, se han transformado en “payasos” de los medios de comunicación, pero claro estupendamente pagados por la caja fiscal.
No dudamos que así atraeremos a la actividad a los mejores y a los más preparados, que los jóvenes se inscribirán felices en los registros electorales, pues, le estaremos sacando a la política el intolerable lastre de la mediocridad intelectual, la nulidad moral, una increíble inmoralidad y una sorprendente falta de seriedad. No les quepa duda, habrá buenos candidatos, la gente se inscribirá, y lo más sorprendente, en las elecciones votará.