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domingo, 17 de enero de 2010

La oportunidad del cambio, por Hernán Felipe Errázuriz.


La oportunidad del cambio,
por Hernán Felipe Errázuriz.


A la Concertación, 20 años en el gobierno le parecen insuficientes. Quisiera gobernar indefinidamente, como Evo Morales, Chávez, Ortega, Correa y los Kirchner. No es bueno que nos asocien con ellos. Que su candidato sea un ex Presidente es más que una señal de agotamiento y falta de imaginación; apunta a más de lo mismo y a los mismos en el poder.

Veremos qué piensan los chilenos mañana. Probablemente dirán que ha sido suficiente. Lo proyectan las encuestas, lo temen quienes ejercen el Gobierno y lo desean muchos que lo respaldaron.

La Concertación no debería asumir la derrota como una tragedia: algunos se sumarán al nuevo gobierno y otros serán tratados no con la misma, sino con mayor gentileza y consideración con que trataron a los opositores y, en todo caso, tendrán la oportunidad de divertirse criticando desde fuera del poder.

Algunos continuistas parecen desesperados: abusan de sus cargos públicos para intervenir en la elección y, junto a columnistas y periodistas sesgados, descalifican odiosamente a los opositores y anuncian fatalidades si son derrotados. Se creen portadores de la verdad y de la moral. Esa prepotencia y dogmatismo han impedido capitalizar la popularidad de la Presidenta. A la vez, el aprovechamiento del aparato estatal para fines personales y partidistas, la corrupción e ineptitud en áreas claves como educación, delincuencia, salud, así como para favorecer sus emprendimientos y empleos privados, obscurecen logros atribuidos a la Concertación.

El cambio es necesario, y Sebastián Piñera tiene sobradas capacidades, ideas, respaldo y entusiasmo para liderarlo. Sus méritos son personales, no provienen de partidos ni herencias. Ha demostrado condiciones para formar equipos pluralistas y propuestas novedosas. Su formación académica y profesional es sobresaliente. Su experiencia política también es destacable. Para descalificarlo, sólo ha quedado reprocharle su éxito empresarial, por lo demás notable. Tendrá que pagar como nadie por participar en los asuntos públicos: se desprenderá de LAN, una de las empresas más rentables del país y orgullo nacional, y transferirá la administración de sus bienes productivos.

Los dos candidatos prestigian al país. Si Frei llega a ganar, no cabe esperar extremos. En política exterior experimentará presiones de los comunistas y de sus socios para entregar soberanía a Evo Morales y para estrechar relaciones con Cuba, Chávez y compañía. En el pasado, no resistió a esas influencias y restableció plenas relaciones con Cuba, lo que no hicieron su padre ni el Presidente Aylwin.

Con Piñera habría más coherencia en el campo internacional, y en el interno, renovación. Es de esperar su triunfo, para aumentar las oportunidades de progreso para todos y mayor convergencia sobre los intereses nacionales.